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July 27th, 2025

27/7/2025

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La alegría de la restauración

  • Las celebraciones dan alegría a la vida, ¿no es cierto? Celebramos los cumpleaños, los aniversarios y las graduaciones como hitos en la vida. Sin embargo, es importante celebrar sabiamente. Tenemos que saber por qué celebramos y cómo hacerlo.
  • Muchos equipos deportivos tienen la costumbre de bañar a su entrenador en Gatorade después de una victoria en la cancha. Un equipo de jugadoras de basquetbol quiso celebrar de esta manera, pero el entrenador era mucho más alto que todas las jugadoras. Sólo lograron bañarle las piernas.
  • El Gatorade hizo un charco en el piso de la cancha, y el entrenador se resbaló y se cayó, golpeándose la cabeza. Uno de los padres trató de ayudarlo, pero también se resbaló y cayó encima de él. En este caso, la celebración de victoria se convirtió en desastre.
  • En el mundo se celebran muchas cosas que no se deben de celebrar, o se celebran de la manera equivocada. Por ejemplo, algunos celebran las bodas con borracheras. Como pueblo de Dios, debemos celebrar las victorias de Dios a la manera de Dios. Esto es lo que vemos en el pueblo que regresó a la tierra después del exilio en Babilonia.
  • Aunque eran pocos, Dios estaba con ellos. Les habló por medio de sus profetas Hageo y Zacarías. Proveyó todo lo que necesitaban y más. Les dio favor ante las autoridades. Como resultado, el proyecto se terminó. Leamos acerca de esto en Esdras 6:13-15.
  • Entonces Tatenay, gobernador de la provincia al oeste del río Éufrates, y Setar Bosnay y sus compañeros cumplieron al pie de la letra lo que el rey Darío les había ordenado. 14 Así los líderes de los judíos pudieron continuar y terminar la obra de reconstrucción, conforme a la palabra de los profetas Hageo y Zacarías, hijo de Idó. Terminaron, pues, la obra de reconstrucción, como lo había ordenado el Dios de Israel y por decreto de Ciro, Darío y Artajerjes, reyes de Persia. 15 La reconstrucción del templo se terminó el día tres del mes de adar, en el año sexto del reinado de Darío.
  • Nosotros sólo tenemos algunas semanas de estar hablando acerca de estos eventos, pero ellos duraron años en terminar de reconstruir el templo. Parecía imposible, pero con Dios, todo es posible. ¿Qué nos ha llamado Dios a reconstruir? Nos llama a reconstruir nuestras vidas, nuestras familias y nuestra iglesia. ¿Lo podemos hacer?
  • Podremos ver la restauración si hacemos lo que hicieron ellos. Quizás seamos pocos, pero Dios está con nosotros. Dios también nos está hablando. ¿Escuchas la voz de Dios? ¿Le oyes cuando te habla en su Palabra, en la oración, en la voz de su Espíritu?
  • Sabemos que Dios siempre está obrando alrededor de nosotros. Quizás no lo veamos, pero él está trabajando. En el momento menos esperado, veremos lo que él ha estado preparando. Él tiene en sus manos a las personas más poderosas del mundo. Ninguna autoridad podrá detener al pueblo de Dios que camina por fe.
  • Por eso, pongamos manos a la obra. ¡Trabajemos para lograr lo que Dios quiere que hagamos! Que veamos más vidas renovadas por el evangelio. Que veamos más familias restauradas por el amor de Dios. Que veamos una iglesia avivada y activa, una iglesia que avanza con el poder de Dios.
  • ¿Qué hizo el pueblo después de terminar la obra? Veamos el siguiente paso en los versos 16 al 18.
  • Entonces los israelitas —es decir, los sacerdotes, los levitas y los demás que regresaron del cautiverio—, llenos de júbilo dedicaron el Templo de Dios. 17 Como ofrenda de dedicación, ofrecieron a Dios cien becerros, doscientos carneros, cuatrocientos corderos y doce chivos, conforme al número de las tribus de Israel, para obtener el perdón por el pecado del pueblo. 18 Luego, según lo que está escrito en el libro de Moisés, instalaron a los sacerdotes en sus turnos y a los levitas en sus funciones, para el culto que se ofrece a Dios en Jerusalén.
  • ¿Qué hicieron? ¡Celebraron! Dedicaron el templo a Dios, y lo hicieron con mucho gozo. Estaban llenos de júbilo. No habían desaparecido todos sus problemas. Seguían teniendo enemigos. Pero Dios estaba obrando, y con él habían logrado algo grande.
  • Lo que hicieron da eco a la dedicación del primer templo, construido por Salomón. Él había ofrecido enormes cantidades de animales a Dios. Sus sacrificios se contaban por miles. Las ofrendas de los pocos que regresaron a la tierra se contaban por cientos, porque sus posibilidades eran mucho menores. Sin embargo, no dejaron de celebrar.
  • No debemos dejar que los recuerdos o los sueños nos quiten el gozo de celebrar lo que Dios quiere que celebremos. Por ejemplo, he hablado con parejas que conviven y saben que deben casarse, porque están viviendo en pecado. Sin embargo, nunca llega la fecha de la boda porque quieren tener una celebración espectacular.
  • En lugar de hacer algo sencillo según sus posibilidades, sueñan con tener la boda del siglo. Dios nos llama a celebrar alegremente con lo que tenemos en lugar de amargarnos por lo que antes teníamos o lo que quisiéramos tener. El pueblo celebró con júbilo, a pesar de no tener lo que antes tenían. No dejemos que la comparación nos robe la alegría de hacer lo que Dios quiere que hagamos.
  • La celebración no terminó con la dedicación del templo. Tres semanas después se realizó una celebración más. Se describe en los versos 19 al 22.
  • Los que regresaron del cautiverio celebraron la Pascua el día catorce del mes primero. 20 Los sacerdotes y levitas se habían unido para purificarse y, ya estando ritualmente limpios, mataron el cordero pascual por todos los que habían regresado del cautiverio, por sus compañeros los sacerdotes y por ellos mismos. 21 Los israelitas que regresaron del cautiverio comieron la Pascua junto con los que se habían apartado de la impureza de sus vecinos para seguir al Señor, Dios de Israel. 22 Durante siete días celebraron con mucho gozo la fiesta de los Panes sin levadura, porque el Señor les había devuelto la alegría y había hecho que el rey de Asiria los ayudara y permitiera reconstruir el templo del Dios de Israel.
  • Celebraron la fiesta de la Pascua en la fecha que su calendario les mandaba hacerlo. La Pascua que ellos celebraban conmemoraba la liberación de la esclavitud en Egipto. Dios había enviado diez plagas para mostrar su poder sobre los dioses egipcios. La última plaga fue la muerte de los primeros en nacer de cada familia.
  • Dios protegió a su pueblo diciéndoles que sacrificaran un cordero y pintaran su sangre sobre la entrada de la casa. Esa sangre los protegería para que pudieran salir en libertad. Celebraron la Pascua con mucha alegría, porque sabían que Dios estaba con ellos. Se habían dedicado a él separándose de lo malo.
  • ¿Qué nos enseña Dios con todo esto? El llamado es sencillo: Celebremos las victorias de Dios. En primer lugar, celebremos las victorias de Dios en nuestras vidas. Si Dios ha hecho algo en tu vida, ¡celébralo! Esa celebración podría ser tan sencilla como dar un testimonio en la iglesia de lo que Dios ha hecho por ti.
  • En segundo lugar, celebremos las victorias de Dios en nuestra iglesia. Este año se nos pasó celebrar el aniversario de la iglesia. Creo que fue un error. Debemos celebrar lo que Dios hizo al fundar esta iglesia. Debemos contar las historias de su fidelidad a lo largo de los años. Debemos recordar a los que sirvieron a Dios en esta familia.
  • Cuando alguien se bautiza o cuando se gradúan los jóvenes, también es bueno celebrarlo. Aprendamos a ser una iglesia que celebra las victorias de Dios.
  • Por último y más importante, celebremos la victoria de Dios en Jesucristo. La Pascua que ellos celebraron tenía un significado profético. Señalaba hacia la sangre que Jesús derramaría en la cruz por nosotros. Por medio de la sangre de un cordero, los israelitas fueron liberados de la esclavitud al faraón egipcio.
  • Por medio de la sangre de nuestro Cordero, Jesús, nosotros hemos sido liberados de nuestra esclavitud a la muerte, al pecado y a una vida sin sentido. ¡Esto merece celebración! Cuando celebramos la cena del Señor, recordamos lo que Jesús hizo por nosotros. Nunca debe convertirse en una mera costumbre. Siempre debe ser una celebración de desbordante alegría.
  • Años atrás, unos amigos vivían cerca de un estadio muy conocido. Después de los partidos, tenían que cerrar bien la casa y guardar el carro en la cochera. Los fans celebraban la victoria de su equipo rompiendo vidrios y dañando propiedades.
  • Celebraban algo que, con el tiempo se olvidaría. En cambio, cuando celebramos las victorias de Dios, nos unimos a una celebración que jamás se acabará. La eternidad será una celebración sin fin de la victoria de Dios. Mientras vivamos en esta tierra, celebremos sus victorias. Celebremos las victorias de Dios entregando nuestra vida.
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