July 21st, 2024

Actitudes que destruyen

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• Un periódico de Seattle reportó el triste caso de una mujer de 58 años que se ahogó en plena calle. Llegó caminando a una calle inundada y decidió ignorar el aviso que prohibía cruzar debido al peligro. El agua parecía poco profunda, casi un charco nada más. Sin embargo, había corrientes ocultas. El agua se la llevó y se ahogó.
• Quisiéramos vivir una vida sin límites, haciendo todo lo que nos dé la gana. Sin embargo, hay peligros en la vida. Si ignoramos las advertencias, podemos terminar muy mal. En cierta ocasión, Jesús advirtió a sus discípulos acerca de tres peligros espirituales. Pueden destruir nuestra vida espiritual, nuestra salud física y nuestra iglesia.
• No es fácil predicar de estas cosas. Me encantaría hablar sólo del amor de Dios y los planes buenos que tiene para ti. Pero si estas advertencias le parecieron importantes a Jesús, tienen que ser importantes para nosotros también. Tomemos en serio las palabras que él nos dice para evitar el peligro.
• El primer peligro que Jesús describe es el peligro de hacer pecar a otro creyente. Nos habla de esto en Lucas 17:1-3: Luego dijo Jesús a sus discípulos:
• —Los tropiezos son inevitables, pero ¡ay de aquel que los ocasiona! Más le valdría ser arrojado al mar con una piedra de molino atada al cuello que servir de tropiezo a uno solo de estos pequeños. Así que, ¡cuídense!
• Cuando habla de tropiezos, no se refiere a las personas que dejan cáscaras de plátano en la calle, como en las caricaturas. Se refiere a los que incitan a otros a pecar. En este mundo de pecado y maldad, dice Jesús, es inevitable que vengan tropiezos. Habrá tentación. Pero tengamos mucho cuidado de no ser la causa de tentación para otro.
• ¿Has visto alguna vez una de las piedras que se usaban antes para moler el grano? Un burro u otro animal le daba vuelta a la piedra, y con su gran peso molía el cereal. Jesús dice que sería mejor que se nos colgara una de esas piedras al cuello y se nos echara al mar antes de hacer pecar a otro creyente.
• Es algo tan grave, tan terrible, hacer pecar a otra persona que Jesús nos dice que debemos desear la muerte antes de dejarnos usar así por Satanás. No nos llama a quitarnos la vida, por supuesto. Pero sí nos enseña a tomar muy en serio el castigo de Dios sobre los que hacen pecar a uno de estos pequeños.
• Cuando se refiere a uno de estos pequeños, no se refiere solamente a los niños – aunque ellos van incluidos. Se refiere a todos sus seguidores, que para el mundo son pequeños e insignificantes, pero para Dios no.
• Dios sabe quiénes son los que hacen pecar a otros, aunque nosotros muchas veces juzgamos mal. Menospreciamos a una mujer promiscua, pero Dios ve al pervertido que abusó de ella cuando era niña. Criticamos al borracho, pero Dios ve al malvado que le dio su primera cerveza cuando era niño. Dios sabe castigar, no sólo al que peca, sino al que hace pecar también.
• Si me estás escuchando, no es tarde. Si has servido como piedra de tropiezo para otra persona, arrepiéntete. Pídele perdón a Dios. Haz lo que puedas para enmendar la situación. Tengamos cuidado de no convertirnos en piedra de tropiezo para otro creyente. Dios no lo pasa por alto.
• El segundo peligro que Jesús menciona es el peligro de no perdonar, el peligro de guardar rencor. Esto lo describe en los versículos siguientes, Lucas 7:3b-6.
• »Si tu hermano peca, repréndelo; y si se arrepiente, perdónalo. 4 Aun si peca contra ti siete veces en un día, y siete veces regresa a decirte que se arrepiente, perdónalo.
• 5 Entonces los apóstoles dijeron al Señor:
• —¡Aumenta nuestra fe!
• 6 —Si ustedes tuvieran una fe tan pequeña como una semilla de mostaza —respondió el Señor—, podrían decirle a este árbol sicómoro: “Arráncate de aquí y plántate en el mar” y les obedecería.
• La falta de perdón nos hace mucho daño. Nos daña físicamente. Cuando guardamos rencor, nos enferma. Nos encadena. También nos daña espiritualmente. La falta de perdón nos aleja de Dios y nos separa de los demás. Nos convierte en rehenes de nuestros propios recuerdos.
• Aquí Jesús nos enseña cómo enfrentar los problemas en la comunidad de creyentes. Nos dice que, si alguien nos ofende o si vemos que está pecando, debemos ir a hablar con él. Nuestra actitud es muy importante. El propósito de hablar con la persona es animarla a arrepentirse. No debemos hablarle con una actitud superior, como si fuéramos mejores.
• Si el que nos ofendió se arrepiente, debemos perdonarlo. Si vuelve a ofendernos y se vuelve a arrepentir, debemos perdonarlo. Sólo así podremos estar en paz con nosotros mismos y con los demás. Tenemos que tomar el primer paso siempre. Sea que nos toque pedir perdón o llamar la atención, Jesús nos llama a tomar acción.
• A los discípulos de Jesús esto les pareció imposible. ¿Cómo podría uno confrontar y perdonar a otros? ¡Mejor quedarse callado y guardar las apariencias! Pero Jesús sabe que esto no nos conviene. No es bueno. Para perdonar, necesitamos fe. Si tenemos un poco de fe, podemos perdonar a lo grande y evitar muchos problemas.
• ¿Cómo nos ayuda la fe a perdonar? Por fe, entendemos que hemos sido perdonados. La fe nos permite ver el perdón tan generoso que Dios nos extiende por el sacrificio de Jesús. La fe nos ayuda a confiar en que Dios hará justicia, así que no tenemos que vengarnos por lo que nos han hecho. La fe nos da la perspectiva para perdonar y el valor para aclarar las cosas.
• Si tienes algo en contra de un hermano o si un hermano tiene algo contra ti, no dejes que la falta de perdón te dañe y dañe a la iglesia. Ve y habla con él. Ora y pídele a Dios que te ayude a hacerlo. Confía en que él te dará las palabras. Con un poco de fe, puedes mover ese árbol.
• El tercer peligro que Jesús nos llama a evitar es el peligro de creernos muchos. Nos habla de este peligro en los versículos siguientes, en Lucas 17:7-10.
• Supongamos que uno de ustedes tiene un siervo que ha estado arando el campo o cuidando las ovejas. Cuando el siervo regresa del campo, ¿acaso le diría “ven enseguida a sentarte a la mesa”? 8 ¿No le diría más bien “prepárame la comida y cámbiate de ropa para atenderme mientras yo ceno; después tú podrás cenar”? 9 ¿Acaso le daría las gracias al siervo por haber hecho lo que se le mandó? 10 Así también ustedes, cuando hayan hecho todo lo que se les ha mandado, deben decir: “Somos siervos inútiles; no hemos hecho más que cumplir con nuestro deber”.
• Cuando servimos a Dios, corremos el riesgo de creer que él nos debe algo. Pensamos que, si asistimos a la iglesia, enseñamos en la clase de escuela dominical, aportamos a la ofrenda y hacemos otras cosas, entonces Dios nos debe algo a cambio. Dios es muy bueno con nosotros y muy generoso, pero Jesús nos llama a evitar la actitud de privilegio ante Dios.
• Al fin de cuentas, ninguno de nosotros siquiera cumple con su deber. Le debemos a Dios todo nuestro tiempo, todo nuestro dinero y todas nuestras energías. Por más que le demos, no hemos hecho más que cumplir con nuestro deber. No nos llenemos de orgullo. Más bien, vivamos agradecidos con Dios por todo lo que hace por nosotros.
• Si todos entendiéramos que somos siervos de Dios, tendríamos la humildad necesaria para hacer lo que a él le agrada. Si podemos decir con sinceridad: Estoy para servir, el orgullo se disolverá como un cubo de hielo bajo el sol y aprenderemos a convivir con mucha alegría.
• ¿De qué te advierte Jesús hoy? ¿Has identificado alguna de estas actitudes en tu vida? El peor error que podrías cometer es el de hacer pretextos o señalar a otra persona, como si este mensaje no fuera para ti. Si Dios te está mostrando algo en tu vida, es para que cambies. Es para que te arrepientas de corazón y evites el peligro.
• No seas como la señora que ignoro el aviso y se ahogó. Arrepiéntete de corazón y haz los cambios que Dios te está llamando a hacer en tu vida.