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La preparación es esencial

5/12/2021

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  • Hace muchos años, tuve la oportunidad de visitar la casa de un amigo cerca de la ciudad de Washington. Fuimos a pasar algunos días con su familia, visitando su iglesia y conociendo la capital del país. Durante el tiempo que estuve allí, nos invitaron a una cena. Era un evento de gala, una celebración especial.
  • Desgraciadamente, no había ido preparado para algo así. En la maleta sólo traía ropa informal. No tenía nada adecuado para el evento. Sólo había tiempo para ir a la tienda más cercana, que resultó ser una tienda de ropa para surfeo. Lo único que había eran unos pantalones color naranja y una camisa igualmente estrafalaria. Pude asistir a la cena, pero por mi falta de preparación, tuve que pasar la vergüenza de llevar la vestimenta más extraña.
  • Para muchas cosas, la preparación es esencial. Cuando una cocinera prepara una comida, se prepara asegurándose de tener todos los ingredientes necesarios. Cuando se realiza una construcción, primero hay que conseguir todos los materiales. Cuando falta la preparación, las cosas no van bien.
  • Dios también nos llama a prepararnos. Los profetas que anunciaron de antemano el nacimiento de Jesús hicieron un llamado a la preparación. Juan el Bautista vino para hacer el mismo llamado. Dios nos sigue haciendo el mismo llamado a nosotros. Si queremos ver la gloria de Dios en nuestro tiempo, tenemos que prepararnos para recibirlo.
  • ¿Quieres ver que la gloria de Dios se manifieste en tu vida? Tienes que prepararte. ¿Quieres ver la gloria de Dios en tu familia? Tienes que prepararte. ¿Quieres ver la gloria de Dios en esta iglesia? Tenemos que prepararnos. Leamos las palabras que Dios dijo por medio del profeta Isaías – Isaías 40:3-5.
Una voz proclama:
«Preparen en el desierto un camino para el Señor;
enderecen en la estepa un sendero para nuestro Dios.
4 Que se levanten todos los valles, y se allanen todos los montes y colinas;
que el terreno escabroso se nivele y se alisen las quebradas.
5 Entonces se revelará la gloria del Señor, y la verá toda la humanidad. El Señor mismo lo ha dicho».
  • La primera cosa que encontramos aquí es un llamado. Una voz proclama. ¿De quién es esa voz? No lo sabemos. Lo que sí sabemos es que Dios está hablando a través de esa voz. Es una voz profética, una voz urgente que convoca al pueblo de Dios. Setecientos años después, cuando se presentó Juan el Bautista predicando en el desierto, fue reconocido como portador de esa voz.
  • Después de citar el pasaje que acabamos de leer, Marcos dice así en su evangelio:  Así se presentó Juan, bautizando en el desierto y predicando el bautismo de arrepentimiento para el perdón de pecados. (Marcos 1:4) Juan llamaba a la gente de su día a arrepentirse y buscar a Dios, porque su gloria estaba a punto de manifestarse. Esa gloria se manifestó en la persona de Jesús, y sólo los que estaban preparados pudieron recibirlo.
  • Esa voz no ha dejado de clamar. Desde las páginas de la Biblia y a través del mensaje que estás oyendo en este mismo momento, Dios te está llamando. Esta proclamación es para ti también. Es un llamado a que te prepares. Es un llamado urgente. Es un llamado que requiere una respuesta.
  • Pongamos un ejemplo. Todos sabemos que debemos cuidar la salud, comiendo sanamente y haciendo ejercicio. Todos los sabemos, pero no todos lo hacemos. Pero digamos que visitas el doctor. Después de hacerte algunos análisis, el doctor te dice: Es urgente que cambie ahora mismo su alimentación. Si no lo hace, está a punto de sufrir un ataque cardiaco. No puede seguir como está.
  • Ahora la idea que todos tenemos se ha convertido en un llamado urgente. Ahora sabemos que hay que tomar acción. De la misma manera, el llamado a la preparación que nos hace Dios es urgente. Hay que prepararnos ahora. Jesús podría regresar en cualquier momento, y tenemos que estar preparados. Dios puede manifestar su gloria en esta iglesia, pero tenemos que prepararnos.
  • Si es así, ¿a qué clase de preparación nos llama Dios? Dios nos llama a la preparación espiritual. El mensaje de Isaías nos habla usando una figura. Nos habla de preparar un camino en el desierto y de enderezar un sendero en la planicie. Nos dice que levantemos los valles y allanemos los montes y las colinas. Lo que nos imaginamos es la construcción de una gran carretera.
  • Cuando manejamos por auto en las montañas, muchas veces podemos ver las evidencias de los grandes trabajos que se han tenido que hacer para nivelar la carretera. Se hacen cortes en las montañas quitando toneladas de piedra dinamitada. Se rellenan grandes hoyos para que el camino se mantenga a nivel. Así, dice Isaías, tenemos que preparar un camino para Dios también.
  • Pero ¿qué clase de transporte usa Dios? ¿En qué se mueve? ¿Será que Dios viaja en limosina, como un gran empresario? ¿O viajará en autobús, como una estrella de la música? ¡Claro que no! Dios es espíritu. Él no tiene necesidad de los sistemas de transporte que usamos nosotros.
  • Lo que este pasaje nos describe es un gran proyecto de preparación espiritual. Si Dios va a llegar a visitarnos para traer bendición y transformación, tenemos que prepararnos para recibirlo dignamente. Sabemos, por supuesto, que Dios está presente en todas partes. Pero él se manifiesta en ciertos lugares y momentos de manera muy especial. Para eso hay que prepararnos.
  • La manifestación más completa de la presencia de Dios fue el nacimiento de Jesús. Por eso, vino primero Juan el Bautista, predicando el arrepentimiento y llamando a la gente a cambiar su forma de vivir en preparación para la venida de Cristo. Dios es santo. Si vamos a recibir una visita especial de Dios, tenemos que santificarnos. Tenemos que quitar de nuestra vida lo que no le agrada a Dios.
  • Es un proyecto grande. Como la construcción de una carretera, no se hace de un día a otro. Es difícil dejar nuestro orgullo y ser humildes. Es difícil dejar malas costumbres que hemos tenido por muchos años. Es difícil dedicarnos a la oración en busca de su presencia. Es difícil, pero es necesario si queremos que Dios nos visite con su maravilloso poder y su gran amor.
  • Déjame hacerte la pregunta: ¿cómo te estás preparando para recibir al Señor? ¿Quieres que él llegue a tu casa? ¿Quieres que se manifieste en esta iglesia? Si lo deseas, ¿qué pasos concretos estás tomando para cambiar? ¿Qué estás quitando de tu vida? ¿Qué cambios estás haciendo en tu uso del tiempo? ¿Qué te has propuesto hacer? Es cuestión de hechos, no palabras.
  • Esto es algo urgente, porque Dios promete manifestarse gloriosamente cuando nos preparamos para su llegada. Después de hablarnos de la preparación espiritual que tenemos que hacer, Isaías anuncia: Entonces se revelará la gloria del Señor, y la verá toda la humanidad. El Señor mismo lo ha dicho. Dios promete revelar su gloria entre los que se preparan.
  • Dios reveló su gloria a toda la humanidad cuando Jesús llegó al mundo. Vieron en la persona de Jesús la presencia de Dios. Oyeron sus palabras. Vieron sus milagros. Muchos creyeron en él, y vieron la gloria de Dios.  Toda clase de gente lo vio – los de su propia nación, como también los de muchas otras naciones. Los sabios que llegaron del oriente para ver al bebé fueron los primeros.
  • La gloria de Dios se manifestará otra vez cuando Jesús regrese. Todo ojo lo verá cuando él aparezca en gloria. Pero él también se manifiesta ahora entre su pueblo, cuando su pueblo está preparado para recibirlo. A lo largo de los siglos, se han visto grandes manifestaciones de la presencia de Dios.
  • Una de ellas sucedió en Gales, en el Reino Unido, en 1904. Comenzó con un joven llamado Evan Roberts que se despertaba para orar entre la 1:00 y las 5:00 de la mañana. Esto empezó en la primavera del año. Para noviembre, un gran despertar sacudió todo el país. En aquellos años, se minaba mucho carbón en Gales. Se cuenta que la transformación fue tan grande que los burros que trabajaban en las minas ya no entendían a los trabajadores porque ya no les gritaban maldiciones.
  • Cuando Dios se mueve en una comunidad, los pecadores se arrepienten. Los pleitos se resuelven. Los enfermos son sanados. Hay liberación emocional. Hay salvación y bautismos. Las familias se reconcilian. No es el hombre que hace esto; es el poder de Dios. Sólo su gloria puede lograr estas cosas. Pero si Dios nos va a visitar, tenemos que prepararle camino.
  • El Salmo 50:23 declara: Quien me ofrece su gratitud, me honra; al que enmiende su conducta le mostraré mi salvación. Si nos arrepentimos de corazón y cambiamos nuestra conducta, Dios nos mostrará su salvación en todos los aspectos. Este es el llamado, y esta es la promesa. Sólo nos queda decidirnos a responder al llamado y preparar camino para el Señor. Iglesia, ¿estamos listos para prepararle camino al Señor?
Todos los versos citados son de la NVI.
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