PASTOR TONY HANCOCK
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Palabras de bendición

9/2/2020

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  • Se cuenta la historia de una pareja que salió de vacaciones a otro país.  Llegaron a un restaurante para cenar, y además de su propia comida, deseaban algo especial para su perrito.  Debido a que el mesero no hablaba su idioma ni ellos el de él, se vieron obligados a señalar hacia el perrito y hacer muecas de comer.
  • El mesero inclinó la cabeza, recogió al perrito y se lo llevó.  Una hora después, regresó con el perro, ahora asado, adornado y colocado sobre una fuente.  Obviamente, ¡algo faltó en la comunicación entre la pareja y el mesero!  ¿Sientes a veces que algo falta en tu comunicación con los demás?
  • La comunicación es esencial en todas nuestras relaciones con otros seres humanos.  Uno de los regalos más grandes que Dios nos ha dado es la capacidad de comunicarnos con otras personas – de no tener que vivir aislados, sino poder expresar nuestros sentimientos, nuestros deseos y nuestros pensamientos.
  • Como cualquier otra bendición de Dios, sin embargo, el enemigo de nuestras almas pretende destruir la buena comunicación y cambiarla por algo que, en lugar de edificarnos, nos destruye.  En la familia, sobre todo, él busca formas de dividir, de derrotar, de destruir por medio de la comunicación.
  • Dios fue el primero en comunicarse.  Los miembros de la Trinidad han tenido comunicación entre sí desde antes de que el mundo existiera.  Dios también se comunica con nosotros.  La Biblia es su Palabra para nosotros.  Él no es un Dios mudo, como los ídolos.  Es un Dios que habla, y debemos escuchar su voz.
  • Por lo tanto, si adoramos a un Dios que nos habla, nosotros también debemos aprender a hablar como él nos enseña a hacerlo.  Veamos cómo nos enseña a hablar en Proverbios 22:11.
El que ama la pureza de corazón y tiene gracia al hablar tendrá por amigo al rey.
  • Este corto versículo nos da dos pautas muy importantes para la buena comunicación.  Son tan importantes que se valoran hasta en los lugares más elevados.  Aun el rey, si es sabio, busca personas que reflejan estas cualidades.  Así que, si quieres que tu hogar sea un palacio, aprende a expresarte de esta manera.
  • ¿Cuáles son estas dos cualidades tan importantes?  Son la pureza de corazón y la gracia al hablar.  En otras palabras, estamos hablando de la sinceridad y el tacto.  La persona que refleja estas dos cosas en su hablar tendrá comunicación edificante y productiva.
  • Generalmente queremos que los demás nos vean bien, y esto a veces nos lleva a no ser sinceros con ellos.  Es una tentación muy grande manipular la verdad, inventar pretextos y ponernos a nosotros mismos en la mejor luz posible.  Sin embargo, cuando no somos sinceros, perdemos la confianza de la gente y la confianza con la gente.
  • Es crucial ser sinceros en nuestra comunicación.  Si no eres sincero conmigo como pastor acerca de lo que estás viviendo o los errores que has cometido, no te puedo ayudar.  Si escondes lo que está pasando por quedar bien, no puedo orar por ti ni aconsejarte.
  • ¡Cuánto más se necesita la sinceridad dentro de la familia!  Deja de esconderte detrás de las mentiras.  Deja de defenderte diciendo sólo parte de la verdad.  Comprométete hoy en ser sincero con las personas que te rodean, y sobre todo con tu familia.
  • La sinceridad, sin embargo, puede ser cruel si no hablamos con gracia.  Cuando Dios se comunicó con nosotros, empleó estas dos cualidades para definir su comunicación, la Palabra que es Jesucristo.
  • Leemos en Juan 1:17: La gracia y la verdad nos han llegado por medio de Jesucristo.  ¿Te das cuenta?  Cuando Dios nos habló por medio de Jesús, nos habló con verdad y con gracia.  Así debes hablarles a los de tu familia también – con sinceridad, con verdad, pero también con gracia.  Hablar con gracia significa expresarte de una manera que levanta al otro, que lo anima y le ayuda.  No siempre es decirle lo que quiere oír, pero significa que todo se lo dices con amor.
  • Jesús nos enseñó que de lo que abunda en el corazón habla la boca.  (Lucas 6:45)  Muchas veces no hablamos con gracia hacia los demás porque nuestro corazón está lastimado, está herido, se ha amargado por cosas que nos han sucedido en el pasado.  Como reacción a la herida, levantamos murallas de protección alrededor de nuestro corazón.
  • Pensamos que tenemos que hablar con aspereza, porque si no, se aprovecharán de nosotros.  No queremos hacernos vulnerables al hablar, así que, preferimos pelear en lugar de comprender a la otra persona.  Si nuestro corazón está mal, nuestra manera de hablar sólo cambiará conforme cambia nuestro corazón.
  • La única cosa que puede realmente transformar nuestro corazón es la gracia de Dios.  La gracia al hablar viene de haber conocido la gracia de Dios en nuestro corazón.  Es necesario tener un encuentro con Jesús por fe, recibir su perdón y entender que Dios nos ama y nos acepta.  Cuando experimentamos esa gracia de Dios, podemos mostrarles a otros esa gracia.  Si no has tenido ese encuentro con Jesús, búscala en oración.  Comprende cuánto te ama.  Dios no está buscando la oportunidad de aplastarte; él te recibe con los brazos abiertos, si le abres tu corazón.
  • Si conoces la gracia de Dios, ahora puedes comenzar a cambiar tus hábitos al hablar.  Piensa en lo que dices.  Pídele a Dios que te ayude a cambiar tu manera de hablar.  Ponte en el lugar de la otra persona.  Si estuvieras en su lugar, ¿qué te gustaría escuchar?
  • Esa gracia al hablar se expresa en todas nuestras relaciones, pero consideremos por un momento la relación de marido y mujer.  ¿Cómo se puede expresar la gracia al hablar en la relación matrimonial?
  • Muchas esposas se quejan de que sus esposos no son amables con ellas porque no las escuchan.  Se dice, de hecho, que las mujeres hablan el doble de lo que hablamos los hombres.  Una mujer compartió esta estadística con su marido.  Le dijo: Querido, ya sé por qué las mujeres hablamos el doble de lo que hablan ustedes.  Es que siempre tenemos que repetir lo que decimos.  Su marido, que estaba leyendo el periódico, respondió: ¿Qué dijiste, querida?
  • Hermano, ¿cómo puedes hablarle a tu esposa de una manera que comunica respeto y aprecio?  Observa lo que te dice 1 Pedro 3:7: Ustedes esposos, sean comprensivos en su vida conyugal, tratando cada uno a su esposa con respeto, ya que como mujer es más delicada, y ambos son herederos del grato don de la vida. Así nada estorbará las oraciones de ustedes. 
  • La mujer no sólo es más débil que el hombre en el aspecto físico, por lo general; también suele ser más sensible en el ámbito emocional.  El conflicto dentro del matrimonio generalmente afecta más a la mujer que al hombre.  Esposo, cuando tú le hablas a tu esposa con palabras duras y un tono de voz áspero, esas palabras son como flechas agudas lanzadas a su corazón.
  • Sólo vas a poder comprender a tu esposa si pasas tiempo con ella, escuchándola, conociendo su corazón.  Sólo así podrás proteger su corazón, en lugar de lastimarlo con tus palabras y acciones.  Cuando se trata de la comunicación entre el hombre y su mujer, la gracia es especialmente importante; y es lo que muchas veces nos falta.
  • Pedro también habla a las esposas en 1 Pedro 1.  Dice, Así mismo, esposas, sométanse a sus esposos, de modo que, si algunos de ellos no creen en la palabra, puedan ser ganados más por el comportamiento de ustedes que por sus palabras.
  • La cualidad más bella para la mujer es ésta: tener el deseo de apoyar a su esposo.  Este es el concepto de la sumisión.  Por influencia del machismo hemos torcido el concepto de la sumisión y lo hemos convertido en la opresión – que el esposo domine a su esposa, controlándola y dictando su cada movimiento.  Esto no es bíblico.
  • Más bien, Dios llama a las esposas a no tratar de convertirse en el centro de atención, a dejar de manipular a sus esposos, y más bien apoyarlos.  Este apoyo se expresa aun en las palabras.  En el mismo pasaje, Pedro menciona que Sara llamó señor a Abraham.  Ahora bien, esto no quiere decir que las esposas tienen que decirles señor a sus esposos.  ¡Imagínate!  Pero si el vocabulario que usas para hablarle a tu esposo viene de una canción de Paquita la del Barrio, algo anda mal.
  • No seas como la esposa que acompañó a su marido al hospital.  Después de examinar al hombre, el doctor habló en privado con la mujer y le dijo: Su esposo está muy enfermo.  Durante las próximas dos semanas, es esencial que él no tenga ningún estrés.  Usted no puede regañarlo ni ser rezongona.  Sólo así se podrá recuperar; de otro modo, se va a morir.
  • En el camino a casa, el esposo le preguntó a su mujer: ¿Qué dijo el doctor?  Ella le respondió: Lo siento, mi amor, pero te vas a morir.  ¡Le era imposible a la mujer dejar de regañar a su esposo!  La mujer cristiana no debe ser como ella.  No regañará a su esposo como si fuera un niño, ni lo manipulará para conseguir lo que quiere.  Más bien, lo tratará con respeto.
  • Reza el dicho, loro viejo no aprende a hablar.  Pero nosotros no somos loros.  Podemos aprender a hablar de una manera diferente.  Podemos dejar que la gracia y la verdad de Dios sazonen nuestras palabras, para que sean agradables.  No es tarde para cambiar tu forma de hablar y aprender otros modos de comunicación,
  • La falta de comunicación y la mala comunicación destruyen familias e iglesias.  ¿Qué te está llamando Dios a cambiar en tu manera de hablar?  Pídele la ayuda y la dirección de su Espíritu Santo.  Pídele que te lo muestre cada vez que te expresas mal, y que te ayude a decir siempre la verdad con gracia.  A veces toma tiempo, pero el cambio viene.  Dios puede transformar tu boca en una fuente de bendición.
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