PASTOR TONY HANCOCK
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¿Qué harás con la verdad?

3/4/2022

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  • En varias ocasiones me ha tocado ir a corte, aunque felizmente nunca como acusado. He tenido la oportunidad de observar lo que se hace allí. Una de las cosas que he notado es que lo que se busca en la corte es la verdad. Claro, muchos tratan de ocultar la verdad con su testimonio. Pero lo que se pretende es que la verdad salga a la luz.
  • Otra cosa que he notado es que hay un protocolo en la corte. Este protocolo existe para que la verdad se pueda encontrar. Las reglas de la corte tienen ese propósito. Ahora quiero que te imagines conmigo que la verdad misma se llevara a juicio. Allí en la silla del acusado está la verdad. Por más insólito que parezca, esto sucedió. Cuando Jesús fue procesado, la verdad fue sometida a juicio. De esto vamos a hablar hoy.
  • Durante estas semanas, estamos reviviendo las últimas horas de la vida de Jesús. Hace un par de semanas hablamos de su traición en el jardín del Getsemaní. La semana pasada hablamos de la negación de Pedro y su restauración posterior. Hoy hablaremos del juicio de Jesús.
  • En realidad, su juicio fue una ridiculez. Para empezar, los líderes judíos lo examinaron de noche y en una casa privada. Ambas cosas eran ilegales. Es más, su decisión ya estaba determinada. Luego, lo llevaron a Pilato, el gobernador romano de la zona. Los líderes judíos tenían autoridad religiosa, pero legalmente, no podían matar a nadie. Pilato, la autoridad civil, tenía ese poder.
  • Sin embargo, él se dio cuenta de que los cargos contra Jesús no tenían sentido. Lo mandó a Herodes, quien estaba de visita en Jerusalén. Herodes gobernaba el territorio donde Jesús se crio. Pero Herodes no quería tener nada que ver con él, y se lo devolvió a Pilato, quien finalmente lo condenó.
  • Como ven, no fue nada serio. Vamos a ver el proceso como nos lo cuenta Juan en su evangelio. Él omite la visita a Herodes y se enfoca en el proceso ante Pilato. Los líderes judíos tenían que llevar a Jesús ante Pilato para que fuera condenado a muerte, porque ellos no tenían esa autoridad.
  • Mira lo que hicieron cuando llegaron al palacio del gobernador. Juan 18:28 lo relata: Como ya amanecía, los judíos no entraron en el palacio, pues de hacerlo se contaminarían ritualmente y no podrían comer la Pascua.
  • El palacio era la residencia de un pagano que no guardaba las leyes judías. Si ellos entraban allí, se contaminarían. Si se contaminaban, ya no podrían celebrar la fiesta de la Pascua judía que estaba a punto de comenzar. Estaban preocupados por guardar la pureza externa y física, pero no les importó la pureza de su corazón. Querían guardar la pureza ritual al mismo tiempo que condenaban a un hombre inocente a morir.
  • Aquí encontramos la primera confrontación con la verdad. Es la confrontación entre la religiosidad y la verdad. Aquellos líderes judíos eran expertos en mantener las apariencias y guardar una religión externa. Sin embargo, sus corazones estaban podridos. No querían contaminarse entrando a la casa de un pagano, pero no les importaba ser cómplices de un asesinato político.
  • La verdad de Jesús sigue confrontando la religiosidad puramente externa. A algunos creyentes les importa más el cabello que el corazón, por ejemplo. Se fijan en que la mujer tenga el cabello largo y el hombre cabello corto, pero sus corazones están llenos de orgullo y envidia. Jesús, que es la verdad, nos sigue llamando a entregarle todo nuestro corazón y no conformarnos con pura religión.
  • Cuando los líderes judíos llegaron a la residencia de Pilato, él salió para preguntarles cuál era la acusación contra Jesús. Ellos sabían que realmente no tenían argumento legal, así que le dijeron simplemente: —Si no fuera un malhechor, no te lo habríamos entregado. (Juan 18:30) Pilato les dijo entonces que lo juzgaran según su propia ley.
  • Pero ellos insistieron, porque no tenían autoridad para ejecutar a nadie. Querían que Pilato lo condenara. Sin que ellos se dieran cuenta, Dios estaba obrando en esto. Jesús había indicado la clase de muerte que sufriría. Tendría que morir en una cruz. Si los líderes judíos mataban a Jesús, lo harían a pedradas. Así mandaba la ley judía que ellos decían seguir.
  • Pero Jesús tenía que ser crucificado, porque la ley declara maldición sobre todo el que es colgado sobre un madero. Deuteronomio 21: 23 dice: Todo el que muere colgado de un árbol está bajo la maldición de Dios. (TLA)
  • Para que Jesús pudiera llevar nuestra maldición, para quitarnos la maldición del pecado, él tenía que ser crucificado. Nada más serviría. Así que Dios, el que está en control de todas las cosas, dispuso la situación de tal manera que Jesús murió de la manera precisa para nuestra salvación.
  • Ahora Pilato entra al palacio con Jesús, y surge una conversación entre ellos dos. Pilato le preguntó a Jesús si era el rey de los judíos. Esa fue la acusación que habían lanzado contra él los líderes judíos, de que se presentaba como pretendiente al trono real. Luego sigue este diálogo.
  •  —¿Acaso soy judío? —replicó Pilato—. Han sido tu propio pueblo y los jefes de los sacerdotes los que te entregaron a mí. ¿Qué has hecho?
  • 36 —Mi reino no es de este mundo —contestó Jesús—. Si lo fuera, mis propios guardias pelearían para impedir que los judíos me arrestaran. Pero mi reino no es de este mundo.
  • 37 —¡Así que eres rey! —le dijo Pilato.
  • —Eres tú quien dice que soy rey. Yo para esto nací, y para esto vine al mundo: para dar testimonio de la verdad. Todo el que está de parte de la verdad escucha mi voz.
  • 38 —¿Y qué es la verdad? —preguntó Pilato. (Juan 18:35-38 NVI)
  • La verdad de Jesús choca con el cinismo político de Pilato. Para Pilato, la única verdad es el poder. ¿Qué otra verdad puede haber? Su pregunta no es, Cuál es la verdad, como si tratara de determinar quién tiene la razón y quién no. Su pregunta es, más bien, Qué es la verdad. ¿Existe la verdad? Para alguien que se ha metido en las intrigas políticas de un mundo donde sólo el poder manda, la misma existencia de la verdad parecía un chiste.
  • Lo que Pilato ignoraba era que tenía la verdad enfrente. La verdad no es simplemente una idea o una teoría. La verdad es una persona. Jesús es la verdad en todos los sentidos. Él dice la verdad. Él es la medida de la verdad. En él la verdad toma su forma perfecta, porque todo lo que hace es verdad. Por eso, todos los que realmente buscan la verdad la reconocen en la persona de Jesús.
  • Hoy en día, muchos ponen su esperanza en la política. Creen que, si solamente se lograra elegir a la persona o al partido correcto, podríamos establecer el paraíso en la tierra. Como creyentes, no debemos ignorar la política. Debemos aprovechar el voto que tenemos y orar por nuestros líderes.
  • Pero lo que no podemos hacer es poner nuestra esperanza en la política, porque no es la verdad. La política siempre produce transigencias, donde la verdad tiene que someterse a lo práctico. Jesús es la verdad, y nuestra esperanza tiene que estar puesta en él. Sólo él merece nuestra completa lealtad y obediencia.
  • Pilato entonces buscó la manera de soltar a Jesús, porque a pesar de su cinismo, reconocía que era inocente. Primeramente, trató de aprovechar una costumbre que existía. Cada año en esas fechas, se acostumbraba a soltar a un preso a petición del público. Pilato ofreció al pueblo que les soltara a Jesús, dándoles como opción a un bandido llamado Barrabás.
  • Pero los líderes habían incitado al pueblo a pedir que les soltara a Barrabás en lugar de Jesús. Prefirieron que un bandido quedara en libertad antes de enfrentarse a la verdad, que es Jesús. Aquí vemos el choque entre la voz del pueblo y la verdad. Lo que pide la multitud no siempre es cierto.
  • Muchas veces nos sentimos presionados a hacer algo simplemente porque todo el mundo lo está haciendo. Pero todo el mundo pidió la muerte de Jesús, que es la verdad. Muchas veces tendremos que decidir si queremos estar del lado de la multitud, o del lado de la verdad. A veces se legalizan cosas que Dios no aprueba. A veces todos nuestros amigos nos inducen a hacer algo que Dios no quiere. ¿Qué lado escogeremos?
  • Pilato todavía tenía una estrategia más para tratar de soltar a Jesús. Lo mandó azotar, pensando que quizás así la gente quedaría satisfecha. Los soldados lo tomaron y se burlaron de él. Esto era algo común. Los soldados romanos estaban lejos de casa, en medio de un pueblo que los odiaba. Cuando tenían la oportunidad de maltratar a un miembro de ese pueblo, lo aprovechaban.
  • Trataron a Jesús como si fuera un rey, pero de burla. No entendían que, en verdad, él es el Rey. Finalmente, Pilato sacó a Jesús ante el pueblo. Cuando salió Jesús, llevaba puestos la corona de espinas y el manto de color púrpura.
  • —¡Aquí tienen al hombre! —les dijo Pilato. (Juan 19:5 NVI)
  • Pilato dijo más de lo que sabía. En realidad, Jesús es el Hombre. Es el ser humano por excelencia que ha venido a rescatar a hombres y mujeres. Es el único Hombre perfecto, el sacrificio perfecto de Dios para los pecados de todos nosotros. No apareció como un Adonis, con un cuerpo de fisicoculturista. Tampoco apareció como un hombre astuto, de gran riqueza o influencia.
  • Más bien, se presentó como un siervo sufriente, dispuesto a realizar la voluntad de su Padre. Y con su obediencia ganó la salvación de todos los que creen en él. Él es la verdad que nos ha venido a salvar. Pero todos los que lo rodeaban en ese momento prefirieron las mentiras.
  • Pilato prefirió lo práctico a la verdad. El pueblo se dejó llevar por la voz de las masas. Los líderes judíos prefirieron su religiosidad externa a la verdad, a tal grado que llegaron a negar que Dios mismo fuera su rey. Cuando los esfuerzos de Pilato por soltar a Jesús no dieron resultado, él les preguntó: ¿Acaso voy a crucificar a su rey? Y los jefes religiosos contestaron: No tenemos más rey que el emperador romano. (Juan 19:15 NVI)
  • Cuando no queremos aceptar la verdad, las mentiras nos llevarán cada vez más lejos. Nos llevarán a extremos irreconocibles e inesperados. El juicio de Jesús fue un momento particular de la historia, pero la verdad siempre está en juicio. Cada día, tenemos que decidir si estaremos del lado de la verdad o del lado de tantas mentiras que nos rodean.
  • Jesús es la verdad. ¿Qué harás tú con él?
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