PASTOR TONY HANCOCK
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El camino al contentamiento

9/25/2022

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  • Hoy quiero hablarte de uno de los versículos más abusados de la Biblia. ¿Sabes cómo se abusa de un versículo? Déjame contarte una historia. Durante la guerra en Vietnam, si los soldados vietnameses capturaban a un militar estadounidense, intentaban convertirlo en un agente de propaganda.
  • Lo maltrataban, lo humillaban y lo amenazaban hasta el punto de quebrar su voluntad. Entonces lo obligaban a decir frente a una cámara que la guerra era injusta y que se arrepentía de luchar contra los vietnameses. El gobierno vietnamita usaba estas grabaciones para sus propios fines.
  • Pero lo que decían estos prisioneros de guerra no era verdad. Lo decían bajo coerción. Lo decían para evitar más sufrimiento. No reflejaba sus pensamientos verdaderos. Lo mismo podemos hacer con un versículo de la Biblia. Lo podemos maltratar y abusar y torcer hasta que, por fin, dice algo que jamás quiso Dios que dijera.
  • ¿A qué versículo me refiero? Se trata de Filipenses 4:13. ¿Qué dice? Todo lo puedo en Cristo que me fortalece. Es un versículo maravilloso, pero muchas personas lo maltratan. Cuando dicen, Todo lo puedo, se refieren a poder hacer todo lo que ellos quieren. Pero si vemos todo el pasaje, descubrimos que se trata de hacer todo lo que Dios quiere.
  • En realidad, cuando comprendemos esto, descubrimos que el verso es más profundo e importante de lo que habíamos pensado. Si comprendemos lo que nos dice este pasaje, encontraremos el camino al verdadero contentamiento. Descubriremos cómo vivir bien en toda circunstancia.
  • Veamos lo que nos dicen los versos 10 al 13 de Filipenses 4.
  • Me alegro muchísimo en el Señor de que al fin hayan vuelto a interesarse en mí. Claro está que tenían interés, solo que no habían tenido la oportunidad de demostrarlo. 11 No digo esto porque esté necesitado, pues he aprendido a estar satisfecho en cualquier situación en que me encuentre. 12 Sé lo que es vivir en la pobreza, y lo que es vivir en la abundancia. He aprendido a vivir en todas y cada una de las circunstancias, tanto a quedar saciado como a pasar hambre, a tener de sobra como a sufrir escasez. 13 Todo lo puedo en Cristo que me fortalece. (NVI)
  • En el ejemplo del apóstol Pablo que Dios ha dejado registrado en su Palabra encontramos cuatro pasos hacia la vida de contentamiento que Dios desea que vivamos. En primer lugar, tenemos que comprender que el contentamiento no es lo mismo que la resignación. A veces pensamos que simplemente tenemos que aprender a aceptar lo que la vida nos depara porque pues, ¡ni modo! ¿Qué más vamos a hacer?
  • El contentamiento que Dios nos muestra aquí es algo mucho mejor. Para empezar, vemos que Pablo se alegra por la ofrenda que los filipenses le habían enviado. Él no vivía sin emoción; podía alegrarse por las cosas hermosas, como también sentir tristeza por las cosas malas de la vida. La resignación nos lleva a una vida emocional apagada, pero el contentamiento nos permite sentir todas las emociones sin quedar abrumados.
  • Algunas personas creen que la vida cristiana consiste en aguantarse y sufrir hasta llegar al cielo, donde recibiremos nuestra recompensa. Es verdad que hay que aguantar ciertas cosas en la vida, y todos sufrimos. Eso le pasa a todo el mundo. Pero la realidad es que hay gozo en el camino al cielo. Hay muchas cosas que podemos disfrutar y celebrar cuando hemos aprendido el secreto del contentamiento. El contentamiento es mucho mejor que la simple resignación.
  • El segundo paso hacia el contentamiento es comprender que el contentamiento se aprende. ¿Qué dice Pablo en el verso 11? He aprendido a estar satisfecho en cualquier situación. No es algo automático ni es algo que sucede sin esfuerzo. Es algo que se aprende.
  • ¿Cómo podemos aprender a estar satisfechos? Lo aprendemos por experiencia. Podemos saber muchas cosas acerca de Dios y la Biblia sin aprender a vivir en contentamiento. Es bueno saber, pero para aprender el contentamiento, tenemos que vivir. Pablo aprendió a vivir en contentamiento cuando tenía poco porque había pasado por esa experiencia.
  • Quiero que te imagines, por un momento, que quieres enseñarle a tu hijo a manejar. Puedes hablarle de todas las partes del carro. Puede aprender cuál es el volante, dónde está el pedal del freno, cómo presionar el acelerador y todo lo demás. Es importante hacer todo eso. Debe comprender mentalmente todos los detalles del carro.
  • Sin embargo, si va a aprender a manejar, tendrá que practicarlo. Después de enseñarle toda esa teoría, tendrás que subirte al carro con él para salir a la calle y manejar. Una cosa es saber que hay que presionar el pedal del freno para detener el carro, por ejemplo. Otra cosa es practicarlo y poder detener el carro sin hacer que los pasajeros se queden con náuseas.
  • Lo mismo sucede con el contentamiento. Sólo se aprende en el transcurso de la vida. Podemos aprender muchas cosas buenas acerca de Dios, y debemos aprenderlas. Podemos oír buenos mensajes y memorizar versículos y conocer historias de la Biblia, y eso es esencial. Pero el contentamiento vendrá cuando recordamos esas cosas en el transcurso de nuestra vida.
  • Cuando estás en medio de un problema y recuerdas alguna historia bíblica que te inspira a confiar en Dios, empiezas a aprender el contentamiento. Cuando decides que vas a orar en lugar de preocuparte por alguna situación, aprendes un poco más. Cuando decides levantar tus manos en adoración a Dios en medio de la tribulación, avanzas más en el camino al contentamiento.
  • Toma tiempo. Es más fácil para algunas personas que otras. Algunos de nosotros tenemos una personalidad más sensible o ansiosa. No te compares con otros, sino simplemente sigue practicando la meditación en la Palabra, la oración, la alabanza y todas las demás cosas que Dios te enseña.
  • El tercer paso al contentamiento es comprender que el contentamiento es posible en cualquier situación. Cuando las cosas van bien, podemos estar contentos. También lo podemos estar cuando pasamos por alguna necesidad o algún problema. Cuando aprendemos a vivir en contentamiento, las circunstancias de la vida no nos afectan de la misma manera.
  • Pensamos que, si todo estuviera bien, sería fácil vivir contentos. Pero no siempre es así. Puede ser que todo nos vaya bien, y que vivamos preocupados por lo que puede suceder después. Cuando logramos algo o estamos tranquilos, podemos perder la alegría porque nos preocupamos por lo que el futuro tiene preparado.
  • El contentamiento no sólo nos permite superar los momentos difíciles. También nos ayuda a disfrutar más los momentos buenos. Cuando hemos aprendido el secreto del contentamiento, podemos celebrar las bendiciones de la vida sin estar preocupados por lo que pasará mañana.
  • En cambio, si no estamos contentos, los momentos alegres se pueden convertir en lamentación. Se cuenta la historia de una empleada que un día se lamentaba sola. ¡Si sólo tuviera cincuenta dólares! Si tuviera cincuenta dólares, ¡sería feliz! Su patrón iba pasando junto a la puerta del cuarto donde ella hablaba sola, y escuchó lo que decía la empleada.
  • Siendo un hombre de noble corazón, decidió hacer lo que estaba en su poder para que al menos una persona en el mundo alcanzara la felicidad. Sacando un billete de cincuenta dólares del bolsillo, entró al cuarto y se lo entregó a la empleada. Ella sonrió y le dio las gracias muy efusivamente.
  • Cuando salió del cuarto, se detuvo un rato afuera de la puerta. Pensaba escuchar que la empleada le diera gracias a Dios por la bendición que le había dado. Más bien, lo que escuchó fue esto: ¿Por qué no dije cien? ¿Por qué no dije que con cien dólares sería feliz?
  • Ella recibió lo que, según ella, la iba a hacer feliz. Pero no fue feliz, porque no estaba contenta. En lugar de poder celebrar la bendición que Dios le dio, se quedó lamentando porque no había pedido más. Lo mismo nos sucede cuando no hemos aprendido el contentamiento. Hasta las victorias y los logros nos dejan de satisfacer.
  • La cuarta cosa que nos enseña este pasaje acerca del contentamiento es que viene cuando dependemos de Cristo. En cualquier situación, Pablo confiaba en su Padre celestial. Sabía que iba a estar bien, porque era un hijo amado de Dios por la fe en Jesús. Caminaba con Cristo, buscando su voluntad y confiando en él.
  • Por eso, Pablo pudo decir: Todo lo puedo en Cristo que me fortalece. Puedo enfrentar cualquier situación, porque sé que Cristo está conmigo. Puedo pasar por momentos de necesidad, porque sé que Cristo no me dejará. Puede disfrutar de los momentos de abundancia, porque sé que son bendiciones que vienen de la mano de mi amado Salvador y los recibo con gratitud.
  • Al principio dijimos que el contentamiento no es lo mismo que la resignación. Tampoco es lo mismo que el conformismo. Estar contento y agradecido no significa que dejamos de avanzar en la vida. El apóstol Pablo es un gran ejemplo de esto. Él había aprendido a estar contento en toda circunstancia, pero también seguía luchando por conseguir lo que Dios tenía para él.
  • En la misma carta, en Filipenses 3:14, él escribió: sigo avanzando hacia la meta para ganar el premio que Dios ofrece mediante su llamamiento celestial en Cristo Jesús. Vivir en contentamiento no significa dejar de tener metas para simplemente conformarnos con lo que ya tenemos.
  • Más bien, significa buscar primero la voluntad de Dios, entregar nuestras metas en sus manos y vivir confiados en su ayuda. De esta manera, podemos estar contentos en cualquier situación. ¿Qué te hace falta para vivir contento? ¿Le das gracias a Dios por lo que él te da? ¿Pones en práctica lo que aprendes de su Palabra? No sigas viviendo en frustración. Comprende lo que realmente significa la frase: Todo lo puedo en Cristo que me fortalece, y aprende a caminar en contentamiento.
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