PASTOR TONY HANCOCK
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Lo que piensas, eres

18/9/2022

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  • En la nutrición hay una expresión que dice, Lo que comes, eres. Se refiere a la realidad de que, si te dedicas a comer alimentos que no son saludables, tu salud sufrirá en consecuencia. Si tu dieta consiste en sodas y papitas, no le darás a tu cuerpo las vitaminas que necesita para estar bien.
  • La buena alimentación del cuerpo es importante, porque es el templo del Espíritu Santo. Pero aun más importante es la buena alimentación de la mente. Si lo que comes, eres, con mayor razón podemos decir que lo que piensas, eres. Lo que te metes a la cabeza determina la salud de tu corazón. Si tu dieta mental consiste en tonterías y chismes, no esperes tener una vida de éxito y progreso espiritual.
  • Por eso, Dios nos dice estas palabras en Filipenses 4:8-9 por medio del apóstol Pablo. Por último, hermanos, consideren bien todo lo verdadero, todo lo respetable, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo digno de admiración, en fin, todo lo que sea excelente o merezca elogio. Pongan en práctica lo que de mí han aprendido, recibido y oído, y lo que han visto en mí, y el Dios de paz estará con ustedes. (NVI)
  • En estos versículos encontramos una de las claves más importantes para una vida cristiana de éxito. Se trata de lo que pensamos y lo que practicamos. Nos dice, Consideren bien – esto es lo que pensamos. Luego dice, Pongan en práctica – lo que practicamos. Veamos estas cosas una por una.
  • La primera cosa que tenemos que comprender es ésta: de la mente fluye la vida. Lo que tú piensas a diario determina el curso de tus días. Nosotros como creyentes tenemos una nueva capacidad para pensar. La persona que no conoce a Cristo, la persona del mundo, no tiene la capacidad de comprender las cosas de Dios.
  • Puede ser muy inteligente y saber muchas cosas, pero no comprende las cosas del Espíritu. Así nos lo dice 2 Corintios 2:14: El que no tiene el Espíritu no acepta lo que procede del Espíritu de Dios, pues para él es locura. No puede entenderlo, porque hay que discernirlo espiritualmente. (NVI) La persona que no se ha entregado a Cristo no tiene su Espíritu. Como resultado, las cosas espirituales le parecen una tontería.
  • Pero nosotros hemos recibido algo muy especial. Un poco más adelante, el apóstol Pablo hace esta declaración: Nosotros, por nuestra parte, tenemos la mente de Cristo. (2 Corintios 2:16 NVI) En el momento de entregarnos a Cristo, su Espíritu entra en nosotros y nos da una nueva capacidad para pensar y entender las cosas de Dios. ¡Qué regalo más maravilloso!
  • Este regalo no es sólo para los pastores y maestros. Es para todos. Todos tenemos la capacidad de comprender las cosas de Dios, porque tenemos la mente de Cristo. Tenemos esa capacidad, pero la tenemos que usar. Imagina, por un momento, que estás haciendo las cuentas de un negocio que tienes. Alguien te regaló una calculadora moderna y eficiente para ayudarte en los cálculos.
  • Pero tú no quieres aprender a usar la calculadora, y tratas de hacer todas las sumas y restas y multiplicaciones usando sólo la mente. Seguramente te vas a equivocar y quedar muy frustrado, ¿no es cierto? Tienes el cerebro electrónico que necesitas, pero si no lo usas, de nada te va a servir.
  • De la misma manera, aunque tenemos la mente de Cristo, hay que aprender a usarla. Tenemos que aprender a pensar como él piensa. Por eso, Romanos 12:2 nos dice lo siguiente: No se amolden al mundo actual, sino sean transformados mediante la renovación de su mente. Así podrán comprobar cuál es la voluntad de Dios, buena, agradable y perfecta. (NVI)
  • El apóstol Pablo escribe a creyentes, personas que ya tienen la mente de Cristo. Sin embargo, dice que todavía hay trabajo que hacer. Nuestras mentes tienen que ser renovadas. Tenemos que decidirnos a pensar con la mente de Cristo, aprendiendo a ver las cosas como él las ve.
  • Una de las formas de hacer esto es identificar las mentiras que nos detienen y substituirlas con la verdad de Dios. Por ejemplo, cuando algo va mal en nuestra vida, pensamos esto: Seguramente Dios no me ama, porque si me amara, no me dejaría pasar por esta situación. ¿Es verdad eso? ¿Es cierto que Dios no deja que sus hijos amados pasen por malas situaciones?
  • Pensándolo bien, es una mentira obvia. Si su Hijo más amado, el Señor Jesucristo, pasó por tentaciones y pruebas y hasta la muerte, queda claro que los hijos amados de Dios pueden sufrir. El hecho de identificar la mentira la saca a la luz, y entonces la substituimos con la verdad. Reconozco que soy hijo amado de Dios, que él está conmigo en esta prueba, y que él me ayudará a vencer.
  • Este es sólo un ejemplo. Hay muchos más que podríamos mencionar. Nuestra mente es renovada y aprendemos a pensar con la mente de Cristo cuando identificamos las mentiras que creemos, las rechazamos y las substituimos con la verdad de Dios.
  • Además de esto, tenemos que estarnos alimentando con la verdad. Muchas veces, los medios sociales nos traicionan en esto. Puedes usarlos para mantenerte en contacto con tu familia, que es bueno. Pero también puedes pasar el tiempo viendo chismes y publicando tonterías. Puedes pasar el tiempo contando chistes colorados, o hablando de cosas sin sentido.
  • Si de esto llenas tu mente, ¿qué crees que va a salir en tu vida? ¿Qué efecto tendrán tus conversaciones? Por eso, Pablo nos dice que pongamos nuestra atención en cosas verdaderas, respetables, justas, puras, amables, dignas de admiración, excelentes y que merezcan elogio.
  • ¿Piensas en la verdad, o te gusta idear formas de engañar a la gente? Si tus pensamientos se proyectaran en una pantalla grande, ¿sentirías gusto, o te daría mucha vergüenza? ¿Te da gusto saber que Dios ve todos tus pensamientos, o tratas de ignorar su presencia?
  • La verdad es que todos tenemos pensamientos desobedientes y desagradables. Nuestra mente es como un cachorro. Se tiene que entrenar. Tiene que aprender a no ensuciar la casa, a no comerse los zapatos y a no brincar encima de los invitados, para que pueda estar en la casa con la familia.
  • Del mismo modo, tenemos que entrenar nuestra mente para que piense en cosas buenas. Cuando vemos que va por mal camino, le decimos que no y nos ponemos a pensar en otra cosa. Le damos versículos e historias y buenos ejemplos para considerar, para que no se distraiga con lo malo. Entrenamos nuestra mente para pensar con la mente de Cristo, en lugar de dejarnos llevar por las ideas del mundo.
  • De la mente fluye la vida. Esto nos lleva a la segunda parte del pasaje. Aquí descubrimos que los pensamientos se tienen que convertir en acción. En otras palabras, debemos poner en práctica lo que hemos aprendido. Dice el verso 9: Pongan en práctica lo que de mí han aprendido, recibido y oído, y lo que han visto en mí, y el Dios de paz estará con ustedes.
  • En las universidades a veces se da la situación del estudiante eterno. Esta es la persona que estudia una cosa y luego otra sin jamás graduarse. Le gusta mucho aprender y le gusta el ambiente de la universidad, pero no quiere salir al mundo para poner en práctica lo que ha aprendido. Quiere ser siempre un estudiante, pero jamás practicante – y mucho menos, graduado.
  • No seamos estudiantes eternos de la Palabra de Dios. Pongamos en acción lo que sabemos. Busquemos buenos ejemplos para imitar, y así podremos tener éxito en la vida cristiana. No tienes que saberlo todo para ser un buen seguidor de Jesucristo. Si sabes algo, ponlo en práctica. Si entiendes algo, compártelo con otra persona.
  • Cuando era niño, durante varios años tomé clases de acordeón. No me refiero al acordeón que uno se lleva a clase para recordar la materia, sino el instrumento musical. Con la práctica, llegué a tocar el instrumento y producir buenos sonidos. Sin embargo, en los años siguientes, sucedió algo. Dejé de practicar el acordeón, y perdí toda la destreza.
  • Si hoy recogiera un acordeón, tendría que practicar mucho para recuperar la habilidad perdida. Lo mismo nos sucede con nuestra fe. Si no practicamos lo que aprendemos, no se nos queda. Lo vamos perdiendo. Por lo tanto, practica lo que aprendes. Comenta la historia de la escuela dominical con algún compañero de trabajo.
  • Cuando almuerces con tu familia el domingo, intercambien observaciones sobre el mensaje. Cuando aprendes algo acerca de la oración, ponlo en práctica en tus oraciones. Busca buenos ejemplos para imitar. Muchas veces, cuando vemos que alguien se esfuerza por vivir la vida cristiana, de inmediato buscamos algo para criticar en su vida.
  • Nos parece mucho más fácil buscar su punto débil que imitar lo bueno que encontramos en su ejemplo. Pero cuando vivimos así, nunca superaremos el nivel de la mediocridad. Nunca creceremos. En lugar de tratar de tumbar a los que dan un buen ejemplo, hay que imitarlos.
  • Cuando hacemos esto, el Dios de paz estará con nosotros. Aquí hay un eco de la paz de Dios que vimos la semana pasada. La paz de Dios puede gobernar en nuestros corazones, y el Dios de paz puede estar con nosotros. Cuando aprendemos a pensar con la mente de Cristo y ponemos en práctica lo que hemos aprendido de él, disfrutamos de la presencia de Dios en nuestras vidas de una forma nueva y maravillosa.
  • Lo que piensas, eres. ¿Con qué estás alimentando tu mente? ¿Qué estás poniendo en práctica en tu vida? Tú tienes el control sobre lo que piensas. ¿Qué chuchería dejarás de consumir para poder llenar tu mente de cosas buenas? ¿Qué ejemplo seguirás para poner en práctica lo que Dios te ha enseñado? Escoge una cosa hoy que cambiarás, y pídele al Señor que te ayude a hacerlo.
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