· En este mundo, todos sabemos lo que es vivir con ansiedad. Entre los recuerdos de mi niñez se encuentra la preocupación por la situación de terrorismo que vivía mi país en aquellos años. Los coches bomba estallaban con cierta regularidad en diferentes partes de Lima, y uno esperaba no encontrarse cerca cuando uno de ellos explotara.
· Cada vez que se iba la luz, uno sentía que los terroristas se encontraban a la vuelta de la esquina. Cuando de noche oíamos los tiroteos, orábamos para que no llegaran a nuestra cuadra. La ansiedad en esos momentos es como una mano fría que te aprieta el corazón y te deja sin aliento. · ¿Cuáles han sido tus fuentes de ansiedad? Quizás te hayas preocupado, en algún momento, por la falta de comida. Puede ser que la situación política te cause ansiedad. Te preocupas por lo que será de tus hijos, de tu familia. En medio de la inseguridad y la preocupación, ¿dónde podemos encontrar esperanza? Estoy convencido de que la única esperanza segura se encuentra en la obra de Dios. · Podemos tener esperanza, porque Dios está obrando en este mundo para nuestro bien. En estas temporadas navideñas, celebramos la llegada de la esperanza. Esa esperanza llegó en un momento inesperado. ¡Parecía ser el momento menos oportuno! De la misma manera, cuando todo parece estar en contra nuestra, Dios muchas veces se pone a trabajar para traernos esperanza. · Comenzamos con la historia de un hombre llamado José. Era carpintero, y en su región, había bastante trabajo debido a los proyectos de construcción que realizaba el gobierno. Es más, estaba comprometido para casarse con una buena muchacha, llamada María. Todo iba de viento en popa cuando se levantó una tormenta. · Al principio no lo podía creer, pero se volvía cada día más obvio. Su amada María estaba embarazada. José sabía que el bebé no era suyo, porque era un hombre temeroso de Dios, y él había respetado a su futura esposa. Según lo que él creía, estaban esperando hasta la noche de su boda para unirse. Pero ¡ella le había sido infiel! · Su mundo se derrumbaba. Pero en medio de todo, él no quería humillar a María. Todavía la amaba, pero tampoco podía solapar su aparente pecado. Se propuso romper el compromiso que habían hecho de una manera callada, y tratar de rehacer su vida. Mientras contemplaba hacerlo, sin embargo, algo totalmente inesperado sucedió. En un sueño, ¡se le apareció un ángel! · Él ángel le dijo que no tuviera temor de casarse con María, porque el bebé que iba a dar a luz no era producto de la infidelidad. Más bien, ella había quedado encinta por obra del Espíritu Santo. José debía casarse con ella, y al hijo que iba a nacer le pondrían por nombre Jesús. Jesús significa El Señor salva, y era el nombre perfecto para este bebé. Él venía para salvar a su pueblo de sus pecados. · José hizo lo que le había dicho el ángel. Tomó a María como su mujer, pero no tuvo relaciones con ella hasta después del nacimiento de Jesús. Al corazón quebrantado de José, Dios le trajo esperanza; y le permitió ser el padre adoptivo del Niño divino que trajo la salvación al mundo. · Es Mateo quien nos relata esta historia en su evangelio. Él ve en este evento el cumplimiento de una antigua profecía. Vamos a leerla en Mateo 1:22-23. Todo esto sucedió para que se cumpliera lo que el Señor había dicho por medio del profeta: 23 «La virgen concebirá y dará a luz un hijo, y lo llamarán Emanuel»(que significa «Dios con nosotros»). (NVI) Una de las cosas maravillosas de la Biblia es que se escribió a lo largo de un periodo de mil quinientos años. · Imagina que se comenzara a escribir un libro mucho antes de que Colón descubriera América, antes de que las culturas aztecas e incas surgieran, antes de que los mayas construyeran sus ciudades en Mesoamérica. Imagina que apenas se estuviera terminando de escribir ese libro hoy en día, ¡y que todo el libro fuera coherente! Sería un milagro. · La Biblia es un milagro, porque fue escrita por muchas personas a lo largo de mil quinientos años, pero su mensaje es completamente coherente. Esto lo vemos en los versículos que acabamos de leer. Mateo aquí cita el libro del profeta Isaías, quien vivió más de setecientos años antes de Jesús. Él se da cuenta de que algo que dijo Isaías se estaba cumpliendo ahora en el nacimiento de Jesús. · Vamos a regresar al momento, unos setecientos treinta años antes del nacimiento de Jesús, en que Isaías pronunció estas palabras acerca de la virgen que concebiría y daría a luz un hijo llamado Emanuel. Los días de Isaías también eran de mucha ansiedad. Reinaba Acaz, que no fue muy buen hombre, pero era el descendiente de David que ocupaba el trono en Jerusalén. · Dos de las naciones vecinas – Israel al norte y Siria al noreste – se habían aliado para atacar Judá. ¿Cómo podría una pequeña nación como Judá hacer frente a dos enemigos más grandes, que se habían aliado para conquistarla? Todo parecía imposible. Nos dice la Biblia que se estremecía el corazón de Acaz, como se estremecen los árboles del bosque bajo el viento. · Isaías fue a hablar con Acaz para animarle a confiar en Dios, en lugar de buscar alguna solución humana. Le dijo que Dios derrotaría a sus enemigos, pero Acaz no estaba muy convencido. Entonces Isaías le dijo a Acaz que le podía pedir una señal al Señor, pero Acaz se quiso pasar de piadoso y dijo: No pondré a prueba al Señor, ni le pediré nada. · Ahora vamos a leer la respuesta de Isaías, en Isaías 7:13-16. Entonces Isaías dijo: «¡Escuchen ahora ustedes, los de la dinastía de David! ¿No les basta con agotar la paciencia de los hombres, que hacen lo mismo con mi Dios? 14 Por eso, el Señor mismo les dará una señal: La doncella concebirá y dará a luz un hijo, y lo llamará Emanuel. 15 Cuando sepa elegir lo bueno y rechazar lo malo, comerá cuajada con miel. 16 Porque antes de que el niño sepa elegir lo bueno y rechazar lo malo, la tierra de los dos reyes que tú temes quedará abandonada. (NVI) ¿Reconocieron allí, en el verso 14, las palabras que citó Mateo, las palabras que aplicó al nacimiento de Jesús? Esta profecía es una profecía de doble cumplimiento. En otras palabras, se cumplió más de una vez. Las promesas de Dios son tan maravillosas que no se cumplen sólo una vez. · En este caso, con una profecía, Isaías anunciaba dos eventos. En primer lugar, era una señal para Acaz. Una joven, que en ese momento era virgen pero luego no lo sería, daría a luz un hijo. Le daría el inusual nombre de Emanuel. Sería inusual, porque el nombre significa Dios con nosotros. En medio de la inseguridad política y la amenaza de ser conquistados, ¿a quién se le ocurriría ponerle a un niño “Dios con nosotros”? · Esa joven quizás sería de la familia de Acaz, o posiblemente fuera la esposa de Isaías. No lo sabemos. Pero lo importante es saber que esta profecía se cumplió. Los judíos consideraban que la edad de responsabilidad moral se alcanzaba a los trece años. El primer cumplimiento de la profecía, entonces, fue así. · Antes de que ese bebé que iba a nacer en los días de Acaz, con el nombre tan inusual de Emanuel, llegara a los trece años, la tierra de Siria y de Israel quedaría devastada. Esa fue la primera señal. Y así sucedió. Para el año 722 a.C., el imperio de Asiria había invadido Siria e Israel y había dejado devastada su tierra. Esos enemigos que Acaz tanto temía quedaron totalmente destruidos. · ¿Te das cuenta? En medio de la desesperación, Dios le daba esperanza a su pueblo. Lastimosamente, Acaz no quiso recibir esa esperanza – y él no vivió para ver la derrota de sus enemigos. Pero esa profecía tendría un segundo cumplimiento. Fue una señal, no sólo para Acaz, sino para toda la dinastía de David. · De esa misma dinastía – es decir, del linaje de David – nacería otro bebé. Este bebé nacería de una virgen, porque sería un bebé milagroso. Él realmente sería Dios con nosotros – no sólo llevaría el nombre, sino que lo sería en realidad. Ese bebé, por supuesto, es Jesús. Su nacimiento es el segundo cumplimiento, el cumplimiento más grande y mejor, de esa profecía. · Es por el nacimiento de Jesús que tú y yo podemos tener esperanza ahora. Él realmente es Dios con nosotros. No es un Dios lejano, que no siente nuestro sufrimiento. Es un Dios que ha venido para estar con nosotros. Nació con piel humana. Lloró como nosotros. Sintió el dolor, el cansancio y la preocupación. Al fin, fue a la cruz para llevar nuestro pecado en su carne y pagar por nosotros. · Jesucristo es Dios con nosotros, y él quiere estar contigo en todas las luchas y pruebas que tienes. El requisito es la fe. Es que tú confíes plenamente en él. No tienes que estar solo en tus luchas. Puedes saber que Dios está contigo. Ese mismo Jesús, que nació como un bebé hace dos mil años, puede estar presente contigo en espíritu. Puede vivir en tu corazón. · ¿Dónde está tu esperanza? ¿Cómo confrontas la ansiedad de vivir en este mundo? Sólo podemos vivir en paz si conocemos a ese Jesús, ese Salvador, que es Dios con nosotros. Él no resuelve todos nuestros problemas de la noche a la mañana, como un hada madrina. Pero nos da la fuerza para enfrentar todo lo que viene, y nos da la seguridad de que tenemos un futuro con él. Nos permite verlo obrar en nuestras vidas, como lo hizo con Acaz. · Si nunca has puesto tu confianza en Jesús, puedes hacerlo en esta mañana. Ven hoy y entrégale tu vida. Pon toda tu confianza en él. Quizás ya lo conozcas, pero estés cargando con alguna preocupación. Ven hoy a los pies de Cristo y entrégale tu ansiedad. Él es Jesús, el Salvador. Está aquí para salvar en esta mañana. Es Emanuel, Dios con nosotros. Él quiere estar contigo en tu necesidad. Acércate hoy por fe a él.
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