Anselmo
I. Su vida
Vivió entre 1033-1109 d.C.
Nació en Aosta, Italia.
Vivió gran parte de su vida en la abadía de Bec, Normandía.
En el año 1066, Guillermo de Normandía conquistó Bretaña y llevó al superior de Anselmo a ser arzobispo de Canterbury, Inglaterra.
Al morir su superior, Anselmo fue puesto en su lugar, y entre 1093 y 1103 sirvió como arzobispo de Canterbury.
Su mayor contribución a la vida de la iglesia fueron sus escritos, entre los cuales se encuentran exposiciones de la encarnación y expiación, como también una argumenoto famoso que apoya la existencia de Dios.
II. Su contribución
Anselmo se desarrolló en el ambiente contemplativo, y su gran contribución al desarrollo de la iglesia consiste en dar explicación racional a varias doctrinas bíblicas.
Desarrolló el concepto de la "apropiación voluntaria de la depravación", el cual declara culpable a cada ser humano por actuar voluntariamente conforme a la naturaleza pecaminosa. Aunque todos nacimos con la naturaleza pecaminosa, la naturaleza pecaminosa no nos hace culpables; más bien, lo hace el hecho de actuar voluntariamente conforme a sus inclinaciones.
Anselmo consideró que la mente humana, creada por Dios, está habilitada para examinar la racionalidad esencial de la revelación cristiana. Aunque la fe tiene que preceder la razón, no podemos creer sin tener mentes racionales.
Anselmo pretendió argumentar que Dios existe en base al siguiente silogismo: Dios, por definición, es el ser superior al cual ningún ser se puede imaginar. Un ser que existe es superior a un ser meramente imaginario. Por ende, es necesario que Dios exista en la realidad. Esta prueba no ha sido universalmente aceptada, pero es interesante.
En ¿Cur Deus Homo?, Anselmo describió la expiación del pecado basándose en el concepto del honor divino. Rechazó el concepto de que Satanás tenía algún derecho sobre la raza humana (a veces considerada parte de la "teoría de rescate" de la expiación). Enseñó que el pecado le roba a Dios la honra que se merece. Dios no podría perdonar el pecado sin expiación, pues de otra manera su justa autoridad magistral se comprometería. Sin embargo, ningún ser humano podría reponer la deficiencia de honor debida. Por su propia cuenta, la situación del hombre es imposible, ya que su deuda es infinita, y sólo un ser infinito podría pagarla. Por el otro lado, la deuda es del hombre, y solo el hombre la debe pagar. Ya que nadie podría hacer la satisfacción menos uno que es Dios, y nadie debe hacerlo menos uno que es hombre, era necesario que Uno que es Dios-hombre la hiciera. Como hombre, Jesús rindió a Dios Padre el honor prrfecto que se merece. En su muerte, sin embargo, fue más allá de lo que debía, pues no tenía ninguna obligación de morir al no ser pecador. Este sacrificio mereció galardón, y este galardón es la salvación de los hombres. Dios acepta el sacrificio de Cristo como ofrenda que satisface el honor divino.
La exposición ansélmica de la expiación no es la única que nos ofrece la Biblia, pero refleja mucha de la enseñanza bíblica de una forma que podemos entender. Fue de gran influencia sobre los Reformadores.
III. Sus palabras
Cada uno que peca debe rendir a Dios el honor que le ha quitado, y ésta es la satisfacción que cada pecador debe hacer a Dios.
Algunos pasajes bíblicos de interés:
Sobre la apropiación voluntaria de la depravación:
Ezequiel 18:20:
El alma que pecare, esa morirá; el hijo no llevará el pecado del padre, ni el padre llevará el pecado del hijo; la justicia del justo será sobre él, y la impiedad del impío será sobre él.
Sobre la racionalidad de la fe:
Salmo 14:1:
Dice el necio en su corazón: No hay Dios. Se han corrompido, hacen obras abominables; no hay quien haga el bien.
Sobre la expiación:
1 Pedro 3:18: Porque también Cristo padeció una sola vez por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios, siendo a la verdad muerto en la carne, pero vivificado en espíritu;
Hebreos 9:14: ¿Cuánto más la sangre de Cristo, el cual mediante el Espíritu eterno se ofreció a sí mismo sin mancha a Dios, limpiará vuestras conciencias de obras muertas para que sirváis al Dios vivo?
I. Su vida
Vivió entre 1033-1109 d.C.
Nació en Aosta, Italia.
Vivió gran parte de su vida en la abadía de Bec, Normandía.
En el año 1066, Guillermo de Normandía conquistó Bretaña y llevó al superior de Anselmo a ser arzobispo de Canterbury, Inglaterra.
Al morir su superior, Anselmo fue puesto en su lugar, y entre 1093 y 1103 sirvió como arzobispo de Canterbury.
Su mayor contribución a la vida de la iglesia fueron sus escritos, entre los cuales se encuentran exposiciones de la encarnación y expiación, como también una argumenoto famoso que apoya la existencia de Dios.
II. Su contribución
Anselmo se desarrolló en el ambiente contemplativo, y su gran contribución al desarrollo de la iglesia consiste en dar explicación racional a varias doctrinas bíblicas.
Desarrolló el concepto de la "apropiación voluntaria de la depravación", el cual declara culpable a cada ser humano por actuar voluntariamente conforme a la naturaleza pecaminosa. Aunque todos nacimos con la naturaleza pecaminosa, la naturaleza pecaminosa no nos hace culpables; más bien, lo hace el hecho de actuar voluntariamente conforme a sus inclinaciones.
Anselmo consideró que la mente humana, creada por Dios, está habilitada para examinar la racionalidad esencial de la revelación cristiana. Aunque la fe tiene que preceder la razón, no podemos creer sin tener mentes racionales.
Anselmo pretendió argumentar que Dios existe en base al siguiente silogismo: Dios, por definición, es el ser superior al cual ningún ser se puede imaginar. Un ser que existe es superior a un ser meramente imaginario. Por ende, es necesario que Dios exista en la realidad. Esta prueba no ha sido universalmente aceptada, pero es interesante.
En ¿Cur Deus Homo?, Anselmo describió la expiación del pecado basándose en el concepto del honor divino. Rechazó el concepto de que Satanás tenía algún derecho sobre la raza humana (a veces considerada parte de la "teoría de rescate" de la expiación). Enseñó que el pecado le roba a Dios la honra que se merece. Dios no podría perdonar el pecado sin expiación, pues de otra manera su justa autoridad magistral se comprometería. Sin embargo, ningún ser humano podría reponer la deficiencia de honor debida. Por su propia cuenta, la situación del hombre es imposible, ya que su deuda es infinita, y sólo un ser infinito podría pagarla. Por el otro lado, la deuda es del hombre, y solo el hombre la debe pagar. Ya que nadie podría hacer la satisfacción menos uno que es Dios, y nadie debe hacerlo menos uno que es hombre, era necesario que Uno que es Dios-hombre la hiciera. Como hombre, Jesús rindió a Dios Padre el honor prrfecto que se merece. En su muerte, sin embargo, fue más allá de lo que debía, pues no tenía ninguna obligación de morir al no ser pecador. Este sacrificio mereció galardón, y este galardón es la salvación de los hombres. Dios acepta el sacrificio de Cristo como ofrenda que satisface el honor divino.
La exposición ansélmica de la expiación no es la única que nos ofrece la Biblia, pero refleja mucha de la enseñanza bíblica de una forma que podemos entender. Fue de gran influencia sobre los Reformadores.
III. Sus palabras
Cada uno que peca debe rendir a Dios el honor que le ha quitado, y ésta es la satisfacción que cada pecador debe hacer a Dios.
Algunos pasajes bíblicos de interés:
Sobre la apropiación voluntaria de la depravación:
Ezequiel 18:20:
El alma que pecare, esa morirá; el hijo no llevará el pecado del padre, ni el padre llevará el pecado del hijo; la justicia del justo será sobre él, y la impiedad del impío será sobre él.
Sobre la racionalidad de la fe:
Salmo 14:1:
Dice el necio en su corazón: No hay Dios. Se han corrompido, hacen obras abominables; no hay quien haga el bien.
Sobre la expiación:
1 Pedro 3:18: Porque también Cristo padeció una sola vez por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios, siendo a la verdad muerto en la carne, pero vivificado en espíritu;
Hebreos 9:14: ¿Cuánto más la sangre de Cristo, el cual mediante el Espíritu eterno se ofreció a sí mismo sin mancha a Dios, limpiará vuestras conciencias de obras muertas para que sirváis al Dios vivo?