¿Cuál es la blasfemia contra el Espíritu Santo?
Hemos recibido la siguiente pregunta: Amado pastor Tony, le escribe un lector de sus mensajes y enseñanzas. Mi pregunta va relacionado al por qué, según Marcos 3:28, 29 dice que no serán perdonados aquellos que blasfemen sólo contra el Espíritu Santo. Mi pregunta es, ¿y dónde quedan el Padre y el Hijo? ¿Por qué sólo contra el Espíritu Santo?
Respuesta:
Podemos encontrar la respuesta a esta pregunta si consideramos lo que significa el pecado de blasfemar contra el Espíritu Santo. En Marcos 3:23-30, Jesús les habla a los fariseos que lo acusaban de hacer sus milagros y de enseñar por medio de un espíritu inmundo. Jesús les dice, efectivamente, que ellos se han alejado a sí mismos de la gracia perdonadora de Dios, al rechazar o rehusarse a ver que Dios mismo estaba obrando en Jesús, por medio del Espíritu. Ya que no hay salvación en ningún otro, ellos mismos se habían cerrado las puertas a la salvación.
El problema no está en decir o pensar frases blasfemas contra el Espíritu de Dios, aunque es un pecado del cual debemos arrepentirnos. La blasfemia contra el Espíritu Santo consiste en tener un corazón tan endurecido que nos volvemos incapaces de ver el obrar de Dios. Esta fue la situación de los fariseos - o por lo menos estaban peligrosamente cerca de este punto, y por esto Jesús los amonestó tan severamente.
La razón por la amonestación de Jesus, entonces, es que el Espíritu Santo es el que nos convence del pecado y hace posible que recibamos individualmente la salvación. Si blasfemamos contra él - rechazando su voz, endureciendo el corazón, insistiendo en que no es realidad - nos volvemos incapaces de recibir la salvación que el Padre mandó a su Hijo para comprarnos. Alguien podría blasfemar contra el Padre o el Hijo, y luego arrepentirse bajo la convicción del Espíritu Santo; seguramente muchos lo han hecho. Rechazar vez tras vez la voz del Espíritu, en cambio, nos deja con un corazón incapaz de arrepentirse. No hay ningún otro que nos pueda convencer del pecado. Si rechazamos al Espíritu Santo, nos hemos desconectado de la persona que trae la presencia de Dios a nuestra vida. Este es el pecado de la blasfemia contra el Espíritu.
Claro está, dicho sea de paso, que cualquier creyente que tema haber cometido este pecado da señas claras de no haberlo hecho. De haberlo cometido, su corazón estaría tan endurecido que no le importaría. El temor de haberlo cometido demuestra la sensibilidad que es señal de no haberlo cometido aún.
Pastor Tony Hancock
Hemos recibido la siguiente pregunta: Amado pastor Tony, le escribe un lector de sus mensajes y enseñanzas. Mi pregunta va relacionado al por qué, según Marcos 3:28, 29 dice que no serán perdonados aquellos que blasfemen sólo contra el Espíritu Santo. Mi pregunta es, ¿y dónde quedan el Padre y el Hijo? ¿Por qué sólo contra el Espíritu Santo?
Respuesta:
Podemos encontrar la respuesta a esta pregunta si consideramos lo que significa el pecado de blasfemar contra el Espíritu Santo. En Marcos 3:23-30, Jesús les habla a los fariseos que lo acusaban de hacer sus milagros y de enseñar por medio de un espíritu inmundo. Jesús les dice, efectivamente, que ellos se han alejado a sí mismos de la gracia perdonadora de Dios, al rechazar o rehusarse a ver que Dios mismo estaba obrando en Jesús, por medio del Espíritu. Ya que no hay salvación en ningún otro, ellos mismos se habían cerrado las puertas a la salvación.
El problema no está en decir o pensar frases blasfemas contra el Espíritu de Dios, aunque es un pecado del cual debemos arrepentirnos. La blasfemia contra el Espíritu Santo consiste en tener un corazón tan endurecido que nos volvemos incapaces de ver el obrar de Dios. Esta fue la situación de los fariseos - o por lo menos estaban peligrosamente cerca de este punto, y por esto Jesús los amonestó tan severamente.
La razón por la amonestación de Jesus, entonces, es que el Espíritu Santo es el que nos convence del pecado y hace posible que recibamos individualmente la salvación. Si blasfemamos contra él - rechazando su voz, endureciendo el corazón, insistiendo en que no es realidad - nos volvemos incapaces de recibir la salvación que el Padre mandó a su Hijo para comprarnos. Alguien podría blasfemar contra el Padre o el Hijo, y luego arrepentirse bajo la convicción del Espíritu Santo; seguramente muchos lo han hecho. Rechazar vez tras vez la voz del Espíritu, en cambio, nos deja con un corazón incapaz de arrepentirse. No hay ningún otro que nos pueda convencer del pecado. Si rechazamos al Espíritu Santo, nos hemos desconectado de la persona que trae la presencia de Dios a nuestra vida. Este es el pecado de la blasfemia contra el Espíritu.
Claro está, dicho sea de paso, que cualquier creyente que tema haber cometido este pecado da señas claras de no haberlo hecho. De haberlo cometido, su corazón estaría tan endurecido que no le importaría. El temor de haberlo cometido demuestra la sensibilidad que es señal de no haberlo cometido aún.
Pastor Tony Hancock