D. L. Moody
I. Su vida
Vivió entre 1837-1899.
Nació en Northfield, Massachussets; su padre murió del alcoholismo cuando Moody tenía cuatro años. No recibió mucha educación debido a las necesidades de la granja en la que se crio.
Se convirtió en 1855, en la escuela dominical de la iglesia a la que asistían sus tíos, en Boston.
Moody emigró a Chicago en 1856, en aquel entonces una ciudad joven y creciente. Empezó a trabajar en una zapatería, pero pronto se encontró tan envuelto en el ministerio a los jóvenes necesitados que, en 1860, dejó su trabajo para dedicarse a una misión infantil.
Durante la Guerra Civil (1861-1865) Moody sirvió como capellán laico; se casó en 1862, y su matrimonio fue feliz.
En 1867 visitó Inglaterra, donde aprendió de un ex-carterista a predicar el amor de Dios.
En 1870 conoció a Ira Sankey, un joven cantante con quien hizo equipo en sus campañas. A partir de 1873 Moody y Sankey ministraron en Inglaterra y Escocia, donde muchos se convirtieron bajo su ministerio. Su mayor impacto fue en Londres en 1875.
Moody y Sankey regresaron a los Estados Unidos, donde a partir de 1875 Moody predicó campañas en muchas de las grandes ciudades de este país.
Moody también fundó varias instituciones evangélicas, incluyendo escuelas para niños y niñas pobres, el Instituto Bíblico Moody y varias conferencias.
Durante una campaña en Kansas City en 1899, se enfermó; falleció el 22 de diciembre a la edad de 62 años.
II. Su contribución
La rápida urbanización que tuvo lugar a fines del siglo XIX creó la necesidad de una nueva clase de evangelismo. Los evangelistas que precedieron a Moody predicaron en los campos o en las iglesias; Moody empezó a predicar en grandes foros públicos, e invitó a muchas iglesias a colaborar juntas para realizar las campañas. También introdujo el concepto de separar un salón para que los interesados pudieran saber más del evangelio. Los evangelistas que siguieron a Moody, hombres como Billy Graham y Luis Palau, adoptaron muchas de sus estrategias.
Moody demuestra que Dios puede usar a las personas menos esperadas; el hijo mal-educado de un alcohólico no sería un candidato muy probable para gran evangelista.
Moody reconoció la necesidad de preparar a más obreros para la cosecha de almas, impulsando la preparación para el ministerio de personas que no podían estudiar en las universidades.
Moody enfatizó la importancia del cuidado pastoral de los nuevos convertidos, una necesidad constante tras el evangelismo. También impulsó mucha labor social.
III. Sus palabras
Cuando me vaya, dejaré atrás a grandes hombres y mujeres.
Dios no envía vacío a nadie excepto a aquellos que están llenos de sí mismos.
El hombre debe vivir de tal manera que todos sepan que es cristiano…y más que todo, su familia lo debe saber.
Dios tiene dos tronos. Uno en lo más alto de los cielos y otro en el más humilde de los acorazones.
I. Su vida
Vivió entre 1837-1899.
Nació en Northfield, Massachussets; su padre murió del alcoholismo cuando Moody tenía cuatro años. No recibió mucha educación debido a las necesidades de la granja en la que se crio.
Se convirtió en 1855, en la escuela dominical de la iglesia a la que asistían sus tíos, en Boston.
Moody emigró a Chicago en 1856, en aquel entonces una ciudad joven y creciente. Empezó a trabajar en una zapatería, pero pronto se encontró tan envuelto en el ministerio a los jóvenes necesitados que, en 1860, dejó su trabajo para dedicarse a una misión infantil.
Durante la Guerra Civil (1861-1865) Moody sirvió como capellán laico; se casó en 1862, y su matrimonio fue feliz.
En 1867 visitó Inglaterra, donde aprendió de un ex-carterista a predicar el amor de Dios.
En 1870 conoció a Ira Sankey, un joven cantante con quien hizo equipo en sus campañas. A partir de 1873 Moody y Sankey ministraron en Inglaterra y Escocia, donde muchos se convirtieron bajo su ministerio. Su mayor impacto fue en Londres en 1875.
Moody y Sankey regresaron a los Estados Unidos, donde a partir de 1875 Moody predicó campañas en muchas de las grandes ciudades de este país.
Moody también fundó varias instituciones evangélicas, incluyendo escuelas para niños y niñas pobres, el Instituto Bíblico Moody y varias conferencias.
Durante una campaña en Kansas City en 1899, se enfermó; falleció el 22 de diciembre a la edad de 62 años.
II. Su contribución
La rápida urbanización que tuvo lugar a fines del siglo XIX creó la necesidad de una nueva clase de evangelismo. Los evangelistas que precedieron a Moody predicaron en los campos o en las iglesias; Moody empezó a predicar en grandes foros públicos, e invitó a muchas iglesias a colaborar juntas para realizar las campañas. También introdujo el concepto de separar un salón para que los interesados pudieran saber más del evangelio. Los evangelistas que siguieron a Moody, hombres como Billy Graham y Luis Palau, adoptaron muchas de sus estrategias.
Moody demuestra que Dios puede usar a las personas menos esperadas; el hijo mal-educado de un alcohólico no sería un candidato muy probable para gran evangelista.
Moody reconoció la necesidad de preparar a más obreros para la cosecha de almas, impulsando la preparación para el ministerio de personas que no podían estudiar en las universidades.
Moody enfatizó la importancia del cuidado pastoral de los nuevos convertidos, una necesidad constante tras el evangelismo. También impulsó mucha labor social.
III. Sus palabras
Cuando me vaya, dejaré atrás a grandes hombres y mujeres.
Dios no envía vacío a nadie excepto a aquellos que están llenos de sí mismos.
El hombre debe vivir de tal manera que todos sepan que es cristiano…y más que todo, su familia lo debe saber.
Dios tiene dos tronos. Uno en lo más alto de los cielos y otro en el más humilde de los acorazones.