September 17th, 2023

El nuevo pacto

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• Durante estas últimas semanas, hemos hablado acerca de los diferentes pactos que Dios ha establecido con las personas. Surge una pregunta: ¿Por qué se relaciona Dios por medio de pactos? ¿Qué importancia tienen? La verdad es que los pactos dan forma al amor que Dios nos tiene.
• Pongamos un ejemplo. Cuando una pareja se casa, ambos expresan el amor que tienen en forma de un compromiso. De hecho, se llama el pacto matrimonial. El matrimonio es un pacto. Es un compromiso solemne, con testigos y requisitos, que da forma y seguridad a su amor.
• De otro modo, el amor se convierte en un simple sentimiento que en cualquier momento se puede acabar. Por eso Dios creó el pacto matrimonial para ser el fundamento de la familia. Da forma, seriedad y compromiso a la unión del hombre y la mujer.
• Lo mismo se puede decir del amor de Dios hacia la humanidad. ¿Cómo sé que Dios me ama? ¿Cómo sé que estoy bien con él? Dios ha establecido pactos para que podamos entrar en una relación segura de amor con él. De hecho, varios de los pactos bíblicos entre Dios y las personas se parecen en su estructura a una boda.
• El pacto matrimonial, por su esencia, es exclusiva. Sólo pueden entrar dos personas en ella. Pero Dios ha establecido un pacto con nosotros al que todos somos invitados a entrar. Se trata del nuevo pacto que Dios hizo por medio de Jesucristo. Este nuevo pacto es el cumplimiento de todos los pactos anteriores. Hace a la perfección lo que ellos sólo prometían.
• Unos seiscientos años antes de la vida de Jesús, Dios anunció que establecería este nuevo pacto. Varios de los profetas lo mencionaron, pero vamos a leer unas palabras de Jeremías que lo describen. Se encuentran en Jeremías 31:33-34.
• «Este es el pacto que después de aquel tiempo haré con el pueblo de Israel», afirma el Señor. «Pondré mi Ley en su mente y la escribiré en su corazón. Yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo. Ya nadie tendrá que enseñar a su prójimo; tampoco dirá nadie a su hermano: “¡Conoce al Señor!”, porque todos, desde el más pequeño hasta el más grande, me conocerán», afirma el Señor. «Porque yo perdonaré su iniquidad y nunca más me acordaré de sus pecados».
• Este pacto sería un pacto del corazón. El pacto que Dios hizo con su pueblo por medio de Moisés tenía leyes perfectas, pero no tenía ningún poder para cambiar el corazón de la gente. Un antiguo refrán dice, Leyes perfectas y costumbres podridas. La ley de Dios nos demuestra cómo debemos portarnos, pero nuestro corazón es rebelde y la desobedecemos.
• Por eso, Dios prometió que el nuevo pacto traería un nuevo corazón a su pueblo. Cuando entramos en este nuevo pacto con Dios, él transforma nuestro corazón. Lo hace por medio de su Espíritu. El Espíritu Santo transforma nuestro corazón cuando confiamos en Jesús y nos da el deseo de obedecer. Si tú no tienes el deseo de obedecer a Dios, es posible que no hayas nacido de nuevo.
• Este nuevo pacto también sería un pacto de perdón. En el pacto de Moisés había sacrificios de animales para cubrir los pecados, pero ahora Dios promete que habría un perdón de los pecados. El nuevo pacto traería una transformación al corazón junto con el perdón de Dios.
• Ese pacto se estableció cuando Jesús murió. Cuando Jesús compartió la última cena con sus discípulos e instituyó la cena del Señor, declaró estas palabras: —Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre, que es derramada por ustedes. (Lucas 22:20) El pacto se sellaba con sangre. De hecho, cuando Dios estableció su pacto con Israel por medio de Moisés, él había rociado al pueblo con la sangre de un animal. Pero ahora, algo mejor – la sangre de Cristo serviría como garantía del pacto.
• La versión paralela en Mateo nos da otro detalle. Dice esto: Esto es mi sangre del pacto que es derramada por muchos para el perdón de pecados. Con su sangre, Jesús compró el perdón que Dios había prometido por medio de Jeremías. ¿No te emociona esto? Lo que tanto tiempo se había esperado, ahora se volvía realidad. Con su muerte, Jesús compró nuestro perdón.
• El nuevo pacto se describe con más detalle en Hebreos 9:15. Dice así: Por eso Cristo es mediador de un nuevo pacto, para que los llamados reciban la herencia eterna prometida, ahora que él ha muerto para liberarlos de las transgresiones cometidas bajo el primer pacto.
• Bajo el primer pacto, nuestras transgresiones – nuestros pecados – simplemente se sacaban a la luz. Pero ahora hay libertad. En la muerte de Cristo nuestra deuda con Dios fue saldada. Por eso, él es el representante de este nuevo pacto. De hecho, es el único Mediador. No hay otro nombre ni Salvador. No hay otra forma de llegar a Dios sino por medio de Jesucristo.
• ¿Quiénes pueden entrar en este pacto y recibir sus beneficios? El verso nos dice que son los llamados. De hecho, para los llamados, Dios tiene una herencia eterna reservada. A veces soñamos con recibir alguna herencia aquí en la tierra, pero la realidad es que luego se la tendremos que dejar a alguien más. Pero la herencia que Dios tiene reservada para nosotros en el cielo es para siempre.
• Pero ¿quiénes son los llamados? Dios nos llama por medio del evangelio. Cada vez que se anuncia el evangelio, el mensaje de salvación por medio de Jesús, Dios hace un llamado a todos los que oyen ese mensaje. Sea en una predicación, en una conversación o en un folleto, cada proclamación del evangelio es como una tarjeta de invitación que Dios extiende a los oyentes.
• Ese llamado viene con el poder del Espíritu Santo, pero sólo es eficaz para los que responden con arrepentimiento y fe. Si alguien te invitara a una fiesta, pero tu rompieras la invitación en pedazos y la tiraras a la basura, de nada te serviría. De la misma manera, los llamados son los que han respondido a la invitación de Dios porque se han arrepentido de corazón y han confiado en Jesús.
• Ahora te pregunto: ¿Estás en ese pacto con Dios? Cada pacto tiene dos partes. Dios ha establecido su pacto con nosotros por medio de Jesucristo, y la invitación está abierta. Sin embargo, la tenemos que aceptar. Si tú nunca le has entregado tu vida de corazón a Cristo, Dios te está llamando. Él te ama, pero ese amor sólo lo conocerás en compromiso con él. De eso se trata el nuevo pacto.
• Si ya conoces a Cristo, te pregunto: ¿Estás seguro en ese pacto con Dios? Una de las estrategias del enemigo es hacernos dudar del amor de Dios hacia nosotros. Nos dice: ¿De veras crees que Dios te podría aceptar a ti? ¿De veras crees que él te podría perdonar? Trata de hacer que nos desanimemos o que constantemente estemos preocupados acerca de nuestra condición ante Dios.
• Si te has entregado de corazón a Cristo y estás caminando con él, no dudes de tu salvación. Estás seguro en él. Cada vez que te preguntes si Dios realmente te ama, mira la cruz. Piensa en todo lo que Jesús hizo allí por ti. La sangre de Jesús es la garantía del compromiso que Dios ha hecho contigo.
• Si ya conoces a Cristo, ¿estás invitando a otros a entrar en ese pacto con Dios? Él quiere que todos tengan la oportunidad de entrar en pacto con él, y nos usa a nosotros para extenderles la invitación. ¿Con quién puedes compartir esta semana la invitación que Dios hace de entrar en pacto con él?
• La única forma de estar en relación con Dios es por medio del pacto que él ha establecido por medio de Jesucristo. Algunas personas tratan de relacionarse con Dios a su manera. Toman el amor de Dios como pretexto para hacer lo que les dé la gana, sin entregarse ni comprometerse con Dios. Pero es precisamente porque él nos ama que nos ofrece esta relación de pacto con él.
• El nuevo pacto es la propuesta de matrimonio que Dios nos hace para que vivamos para siempre con él. ¿Qué haremos con esa propuesta?