Casiodoro de Reina
I. Su vida
Vivió entre 1520-1594 d.C.
Nació en Montemolín, España.
Ingresó al monasterio de San Isidro del Campo en Sevilla, España, pero después de tener contacto con el luteranismo, se convirtió a las convicciones protestantes.
Fue obligado a abandonar el monasterio y huir a Ginebra tras ser perseguido por la Inquisición Católica. En parte, la persecución se debió a su distribución clandestina de copias del Nuevo Testamento. Con él huyeron algunos amigos de confianza, entre ellos Cipriano de Valera.
Estando en Ginebra, entró en conflicto con Calvino por la rigidez de la administración calvinista. Se marchó entonces a Fráncfort del Meno.
Posteriormente, se trasladó a Inglaterra, donde inicio la traducción de la Biblia al español, la cual es su mayor legado. Sólo pudo estar en Inglaterra dos años, tras los cuales tuvo que huir a Amberes. Fue durante su estadía en Amberes que se publicó su traducción bíblica, la Biblia del Oso.
Retornó a Fráncfort de Meno, donde se sostuvo por ocho años como mercader de sedas. Fue elegido pastor auxiliar en 1593, ministerio que ejerció hasta su muerte en 1594.
II. Su contribución
Casiodoro de Reina completó la primera traducción de la Biblia entera al idioma castellano. Fue publicada en Basilea en 1569. Después de su muerte, esta traducción fue revisada por Cipriano de Valera. La traducción Reina-Valera ha sido revisada en ocasiones posteriores, pero aún refleja la labor de Reina, y sigue siendo la traducción de más uso entre el pueblo evangélico hispanoparlante.
Reina realizó la traducción de la Biblia a gran costo personal. No sólo tuvo que trasladarse en varias ocasiones de una ciudad a otra, sino que también hizo grandes sacrificios económicos para completar la traducción. Enfrentó la oposición de la Inquisición, incluyendo ser colocadas sus obras en el Índice de libros prohibidos y ser quemado en efigie.
Reina aceptó y defendió la doctrina ortodoxa de la Trinidad, pero no pudo aceptar que los herejes fueran matados por sus creencias. Esta fue una de las fuentes de su debate con Calvino, ya que éste había accedido a la incineración del hereje Miguel Servet en 1553. Reina no argumentaba que las ideas de los herejes debían ser aceptadas; su argumento fue que el cristianismo no usa la espada para defender sus doctrinas.
Reina no fue anabaptista, pero él sostuvo (en contra de la opinión dominante entre los reformadores magisteriales) que los anabaptistas debían ser considerados hermanos. En esto vemos un anticipo del movimiento evangélico, que une a miembros de muchas tradiciones que comparten las mismas bases de fe.
Bajo seudónimo publicó el primer gran libro contra la Inquisición, titulado Algunas artes de la Santa Inquisición española.
Su devoción a la verdad bíblica combinada con la caridad personal, juntos con su esfuerzo en traducir la Biblia a nuestro idioma, hacen de Casiodoro de Reina un gran ejemplo de la fe de la Reforma.
III. Sus palabras
Quien lo pudiere y quisiere hacer mejor, nuestro presente trabajo no le estorbará, antes le ayudará aun con las mismas faltas y errores que tuviere. En segundo término, en que tampoco pretendemos poner regla a la Iglesia, para que ésta necesariamente tenga que graduar y canonizar por infalible nuestra versión.
I. Su vida
Vivió entre 1520-1594 d.C.
Nació en Montemolín, España.
Ingresó al monasterio de San Isidro del Campo en Sevilla, España, pero después de tener contacto con el luteranismo, se convirtió a las convicciones protestantes.
Fue obligado a abandonar el monasterio y huir a Ginebra tras ser perseguido por la Inquisición Católica. En parte, la persecución se debió a su distribución clandestina de copias del Nuevo Testamento. Con él huyeron algunos amigos de confianza, entre ellos Cipriano de Valera.
Estando en Ginebra, entró en conflicto con Calvino por la rigidez de la administración calvinista. Se marchó entonces a Fráncfort del Meno.
Posteriormente, se trasladó a Inglaterra, donde inicio la traducción de la Biblia al español, la cual es su mayor legado. Sólo pudo estar en Inglaterra dos años, tras los cuales tuvo que huir a Amberes. Fue durante su estadía en Amberes que se publicó su traducción bíblica, la Biblia del Oso.
Retornó a Fráncfort de Meno, donde se sostuvo por ocho años como mercader de sedas. Fue elegido pastor auxiliar en 1593, ministerio que ejerció hasta su muerte en 1594.
II. Su contribución
Casiodoro de Reina completó la primera traducción de la Biblia entera al idioma castellano. Fue publicada en Basilea en 1569. Después de su muerte, esta traducción fue revisada por Cipriano de Valera. La traducción Reina-Valera ha sido revisada en ocasiones posteriores, pero aún refleja la labor de Reina, y sigue siendo la traducción de más uso entre el pueblo evangélico hispanoparlante.
Reina realizó la traducción de la Biblia a gran costo personal. No sólo tuvo que trasladarse en varias ocasiones de una ciudad a otra, sino que también hizo grandes sacrificios económicos para completar la traducción. Enfrentó la oposición de la Inquisición, incluyendo ser colocadas sus obras en el Índice de libros prohibidos y ser quemado en efigie.
Reina aceptó y defendió la doctrina ortodoxa de la Trinidad, pero no pudo aceptar que los herejes fueran matados por sus creencias. Esta fue una de las fuentes de su debate con Calvino, ya que éste había accedido a la incineración del hereje Miguel Servet en 1553. Reina no argumentaba que las ideas de los herejes debían ser aceptadas; su argumento fue que el cristianismo no usa la espada para defender sus doctrinas.
Reina no fue anabaptista, pero él sostuvo (en contra de la opinión dominante entre los reformadores magisteriales) que los anabaptistas debían ser considerados hermanos. En esto vemos un anticipo del movimiento evangélico, que une a miembros de muchas tradiciones que comparten las mismas bases de fe.
Bajo seudónimo publicó el primer gran libro contra la Inquisición, titulado Algunas artes de la Santa Inquisición española.
Su devoción a la verdad bíblica combinada con la caridad personal, juntos con su esfuerzo en traducir la Biblia a nuestro idioma, hacen de Casiodoro de Reina un gran ejemplo de la fe de la Reforma.
III. Sus palabras
Quien lo pudiere y quisiere hacer mejor, nuestro presente trabajo no le estorbará, antes le ayudará aun con las mismas faltas y errores que tuviere. En segundo término, en que tampoco pretendemos poner regla a la Iglesia, para que ésta necesariamente tenga que graduar y canonizar por infalible nuestra versión.