Ignacio de Loyola
I. Su vida
Vivió entre 1491-1556 d.C.
Nació en Guipúzcoa, España, hijo menor de Don Beltrán, señor del Castillo de Loyola. Era de la nobleza vasca.
Durante la vida de Ignacio tuvieron lugar tres eventos importantes: la Reconquista española en 1492, la llegada a América de Cristóbal Colón en el mismo año y la Reforma protestante, iniciada en 1517 por Martín Lutero.
Ignacio sufrió una herida de guerra en 1521. Durante su convalecencia en el castillo familiar, leyó las historias de los santos. Tuvo una experiencia mística; tomando a la Virgen como dama, decidió convertirse en "soldado de Cristo". Es importante notar que su concepto de la guerra espiritual fue teñido por los conceptos medievales de la guerra santa, formados durante la Reconquista en su enfrentamiento con el Islam militante.
Durante una estadía en Manresa, cerca de Barcelona, Loyola se entregó a la búsqueda por las experiencias místicas. Ayunó, se flageló y pasó siete horas al día en oración. Declaró haber tenido muchas experiencias místicas en este lugar, primordialmente visiones extáticas.
En base a sus experiencias, escribió su libro Ejercicios Espirituales, una lista de normas y reglas con el fin de llevar a una vida espiritual más profunda.
Quizás el mayor legado de Ignacio fue su fundación de la Sociedad de Jesús, también conocida como los jesuitas.
II. Su contribución
Ignacio es uno de los místicos españoles más reconocidos. Entre sus visiones reportadas se encuentran las siguientes: la Trinidad como un clavicordio de tres cuerdas; Jesús como una gran forma redonda brillando como el oro; Satanás como una serpiente centelleante cubierta de ojos brillosos y misteriosos.
Sus Ejercicios Espirituales tiene como apéndice las Reglas para el pensamiento dentro de la iglesia. Promueve el concepto de la iglesia como el Reino de Cristo en la tierra, y la necesidad de que el individuo se someta completamente a la iglesia. Véase la cita que aparece abajo.
La Sociedad de Jesús empezó como un grupo de seguidores de Ignacio en París, durante sus estudios en la universidad allí. Entre ellos se encontraba Francisco Xavier, luego misionero a la China. Las cualidades de esta orden incluyen la obediencia total al papa, el énfasis sobre la experiencia mística de cada miembro y la tendencia a ser "flexibles" con la moralidad al servicio de la iglesia católica.
Ignacio personificó la contra-reforma católica; los jesuitas impulsaron la resistencia a los avances protestantes, pero también sirvieron como misioneros y fundaron grandes instituciones educativas. Los jesuitas también llegaron a conocerse por sus intrigas; después de la muerte de Ignacio, entraron a la política y cometieron asesinatos para defender la iglesia católica. Fueron expulsados de varios países entre 1759 y 1773, y la iglesia misma los suprimió entre 1773 y 1814 por sus actividades políticas. Hoy en día, se considera la orden religiosa más poderosa de la iglesia católica.
III. Sus palabras
Para que tengamos todos la misma mente y estemos en conformidad con la Iglesia misma, si ella [la iglesia] haya definido como negro algo que nuestros ojos perciben como blanco, nosotros también debemos pronunciarlo negro. Porque es necesario que creamos sin duda, que el espíritu de nuestro Señor Jesucristo y el Espíritu de la Iglesia Ortodoxa su Esposa, por cual Espíritu somos gobernados y dirigidos hacia la salvación, son un solo espíritu.
IV. Algunos puntos de interés
No hallamos apoyo bíblico para los extremos a los que llegó Ignacio en su búsqueda por las experiencias místicas; podemos comparar las visiones de Isaías, Daniel y Pablo para ver que las visiones bíblicas no requerían de autoflagelación, ayunos extremos o estadías en cuevas. El ayuno es una de las disciplinas cristianas, y las visiones han venido en momentos de oración; el misticismo medieval lleva estas prácticas a un extremo.
Nuestro Señor Jesús declaro: Mi Reino no es de este mundo (Juan 18:36), dando a entender que no se establecería con
armas humanas. Sin embargo, esto es lo que pretendían los jesuitas.
El concepto de la guerra espiritual que la Biblia defiende (por ejemplo, en Efesios 6:10-20) es distinta a la que practicaban Ignacio y sus seguidores. La Biblia declara que nuestra batalla no es contra carne ni sangre, y que nuestra armadura es espiritual; el movimiento fundado por Ignacio peleó con armas humanas para imponer el reino de Dios. En esto, se parece a los Conquistadores de las Américas.
I. Su vida
Vivió entre 1491-1556 d.C.
Nació en Guipúzcoa, España, hijo menor de Don Beltrán, señor del Castillo de Loyola. Era de la nobleza vasca.
Durante la vida de Ignacio tuvieron lugar tres eventos importantes: la Reconquista española en 1492, la llegada a América de Cristóbal Colón en el mismo año y la Reforma protestante, iniciada en 1517 por Martín Lutero.
Ignacio sufrió una herida de guerra en 1521. Durante su convalecencia en el castillo familiar, leyó las historias de los santos. Tuvo una experiencia mística; tomando a la Virgen como dama, decidió convertirse en "soldado de Cristo". Es importante notar que su concepto de la guerra espiritual fue teñido por los conceptos medievales de la guerra santa, formados durante la Reconquista en su enfrentamiento con el Islam militante.
Durante una estadía en Manresa, cerca de Barcelona, Loyola se entregó a la búsqueda por las experiencias místicas. Ayunó, se flageló y pasó siete horas al día en oración. Declaró haber tenido muchas experiencias místicas en este lugar, primordialmente visiones extáticas.
En base a sus experiencias, escribió su libro Ejercicios Espirituales, una lista de normas y reglas con el fin de llevar a una vida espiritual más profunda.
Quizás el mayor legado de Ignacio fue su fundación de la Sociedad de Jesús, también conocida como los jesuitas.
II. Su contribución
Ignacio es uno de los místicos españoles más reconocidos. Entre sus visiones reportadas se encuentran las siguientes: la Trinidad como un clavicordio de tres cuerdas; Jesús como una gran forma redonda brillando como el oro; Satanás como una serpiente centelleante cubierta de ojos brillosos y misteriosos.
Sus Ejercicios Espirituales tiene como apéndice las Reglas para el pensamiento dentro de la iglesia. Promueve el concepto de la iglesia como el Reino de Cristo en la tierra, y la necesidad de que el individuo se someta completamente a la iglesia. Véase la cita que aparece abajo.
La Sociedad de Jesús empezó como un grupo de seguidores de Ignacio en París, durante sus estudios en la universidad allí. Entre ellos se encontraba Francisco Xavier, luego misionero a la China. Las cualidades de esta orden incluyen la obediencia total al papa, el énfasis sobre la experiencia mística de cada miembro y la tendencia a ser "flexibles" con la moralidad al servicio de la iglesia católica.
Ignacio personificó la contra-reforma católica; los jesuitas impulsaron la resistencia a los avances protestantes, pero también sirvieron como misioneros y fundaron grandes instituciones educativas. Los jesuitas también llegaron a conocerse por sus intrigas; después de la muerte de Ignacio, entraron a la política y cometieron asesinatos para defender la iglesia católica. Fueron expulsados de varios países entre 1759 y 1773, y la iglesia misma los suprimió entre 1773 y 1814 por sus actividades políticas. Hoy en día, se considera la orden religiosa más poderosa de la iglesia católica.
III. Sus palabras
Para que tengamos todos la misma mente y estemos en conformidad con la Iglesia misma, si ella [la iglesia] haya definido como negro algo que nuestros ojos perciben como blanco, nosotros también debemos pronunciarlo negro. Porque es necesario que creamos sin duda, que el espíritu de nuestro Señor Jesucristo y el Espíritu de la Iglesia Ortodoxa su Esposa, por cual Espíritu somos gobernados y dirigidos hacia la salvación, son un solo espíritu.
IV. Algunos puntos de interés
No hallamos apoyo bíblico para los extremos a los que llegó Ignacio en su búsqueda por las experiencias místicas; podemos comparar las visiones de Isaías, Daniel y Pablo para ver que las visiones bíblicas no requerían de autoflagelación, ayunos extremos o estadías en cuevas. El ayuno es una de las disciplinas cristianas, y las visiones han venido en momentos de oración; el misticismo medieval lleva estas prácticas a un extremo.
Nuestro Señor Jesús declaro: Mi Reino no es de este mundo (Juan 18:36), dando a entender que no se establecería con
armas humanas. Sin embargo, esto es lo que pretendían los jesuitas.
El concepto de la guerra espiritual que la Biblia defiende (por ejemplo, en Efesios 6:10-20) es distinta a la que practicaban Ignacio y sus seguidores. La Biblia declara que nuestra batalla no es contra carne ni sangre, y que nuestra armadura es espiritual; el movimiento fundado por Ignacio peleó con armas humanas para imponer el reino de Dios. En esto, se parece a los Conquistadores de las Américas.