La sabiduría de los animales
Hemos recibido la siguiente pregunta: Mi propósito en escribirle es para pedirle una enseñanza sobre los cuatro animales más sabios que están en Proverbios 30:24-28.
Respuesta:
En libro de Proverbios es uno de los libros bíblicos de sabiduría. Su propósito es enseñarnos a vivir sabiamente en la creación que Dios ha hecho, relacionándonos correctamente con nuestro Creador, con los demás y con la vida en general.
El pasaje mencionado demuestra que la sabiduría de Dios alcanza a cada rincón de la creación, reflejándose hasta en la vida de los animales pequeños. Como ejemplo, el autor menciona a cuatro animales. Vamos a considerarlos uno por uno.
Las hormigas se mencionan primero. Las hormigas, pueblo no fuerte, y en el verano preparan su comida. Las hormigas son criaturas sumamente pequeñas y sin fuerza; sus cerebros son pequeñísimos a comparación con los de nosotros. Las hormigas, sin embargo, tienen la sabiduría suficiente para almacenar comida en el verano para comer durante el invierno. Hay personas que no tienen esta misma sabiduría; cuando les va bien, gastan todo lo que ganan, sin pensar en ahorrar para el día de necesidad. De las hormigas podemos aprender el valor del ahorro.
Luego se mencionan los conejos. Los conejos, pueblo nada esforzado, y ponen su casa en la piedra. (En algunas versiones, se identifican a estos animales como tejones en lugar de conejos. Hay un poco de inseguridad acerca del significado exacto de la palabra hebrea que se utiliza. La enseñanza no cambia.) Aunque los conejos no son fuertes ni disponen de maquinaria pesada, encuentran la forma de vivir en los lugares más seguros, entre las peñas. La lección para el ser humano es que, usando la inteligencia que Dios nos ha dado, podemos ingeniar la forma de vivir en seguridad, aunque no tengamos grandes recursos. La clave es la inteligencia, no la fuerza.
El tercer animal que se menciona es la langosta. Las langostas, que no tienen rey, y salen todas por cuadrillas. No estamos hablando aquí de la langosta de mar, sino del saltamonte. Estos animalitos no tienen un sistema de gobierno como nosotros, y sin embargo se organizan de tal forma que pueden hasta destruir un sembrado entero. Son un enemigo formidable. El ser humano, aunque es mucho más avanzado que la langosta, muchas veces ignora la autoridad que Dios ha establecido. La desorganización social hace que los países se queden atrás; la falta de unión hace que las iglesias se estanquen. Si siguiéramos el ejemplo de la langosta, apoyando a nuestros líderes, habría más avance.
El cuarto animal (y nuevamente hay una pregunta acerca de la mejor identificación) es la araña, o la lagartija. La araña que atrapas con la mano, y está en palacios de rey. La lagartija de pared (y también la araña) entra hasta en los lugares más elevados de la sociedad, aunque es fácil de atrapar con la mano. Este animal es un ejemplo de la ingenuidad no agresiva. Este animal no entra a la fuerza, sino que busca la manera de entrar con inteligencia y dedicación. Nosotros también debemos buscar la forma de lograr nuestras metas por medio de la inteligencia, no por la fuerza bruta.
El autor del libro de Proverbios nos hace ver que la sabiduría de Dios alcanza hasta los rincones de su creación, y el que tiene ojos para verlo lo distingue en la vida de los animales más pequeños. Alabemos a Dios por su sabiduría, y vivamos en ella.
Pastor Tony Hancock
Hemos recibido la siguiente pregunta: Mi propósito en escribirle es para pedirle una enseñanza sobre los cuatro animales más sabios que están en Proverbios 30:24-28.
Respuesta:
En libro de Proverbios es uno de los libros bíblicos de sabiduría. Su propósito es enseñarnos a vivir sabiamente en la creación que Dios ha hecho, relacionándonos correctamente con nuestro Creador, con los demás y con la vida en general.
El pasaje mencionado demuestra que la sabiduría de Dios alcanza a cada rincón de la creación, reflejándose hasta en la vida de los animales pequeños. Como ejemplo, el autor menciona a cuatro animales. Vamos a considerarlos uno por uno.
Las hormigas se mencionan primero. Las hormigas, pueblo no fuerte, y en el verano preparan su comida. Las hormigas son criaturas sumamente pequeñas y sin fuerza; sus cerebros son pequeñísimos a comparación con los de nosotros. Las hormigas, sin embargo, tienen la sabiduría suficiente para almacenar comida en el verano para comer durante el invierno. Hay personas que no tienen esta misma sabiduría; cuando les va bien, gastan todo lo que ganan, sin pensar en ahorrar para el día de necesidad. De las hormigas podemos aprender el valor del ahorro.
Luego se mencionan los conejos. Los conejos, pueblo nada esforzado, y ponen su casa en la piedra. (En algunas versiones, se identifican a estos animales como tejones en lugar de conejos. Hay un poco de inseguridad acerca del significado exacto de la palabra hebrea que se utiliza. La enseñanza no cambia.) Aunque los conejos no son fuertes ni disponen de maquinaria pesada, encuentran la forma de vivir en los lugares más seguros, entre las peñas. La lección para el ser humano es que, usando la inteligencia que Dios nos ha dado, podemos ingeniar la forma de vivir en seguridad, aunque no tengamos grandes recursos. La clave es la inteligencia, no la fuerza.
El tercer animal que se menciona es la langosta. Las langostas, que no tienen rey, y salen todas por cuadrillas. No estamos hablando aquí de la langosta de mar, sino del saltamonte. Estos animalitos no tienen un sistema de gobierno como nosotros, y sin embargo se organizan de tal forma que pueden hasta destruir un sembrado entero. Son un enemigo formidable. El ser humano, aunque es mucho más avanzado que la langosta, muchas veces ignora la autoridad que Dios ha establecido. La desorganización social hace que los países se queden atrás; la falta de unión hace que las iglesias se estanquen. Si siguiéramos el ejemplo de la langosta, apoyando a nuestros líderes, habría más avance.
El cuarto animal (y nuevamente hay una pregunta acerca de la mejor identificación) es la araña, o la lagartija. La araña que atrapas con la mano, y está en palacios de rey. La lagartija de pared (y también la araña) entra hasta en los lugares más elevados de la sociedad, aunque es fácil de atrapar con la mano. Este animal es un ejemplo de la ingenuidad no agresiva. Este animal no entra a la fuerza, sino que busca la manera de entrar con inteligencia y dedicación. Nosotros también debemos buscar la forma de lograr nuestras metas por medio de la inteligencia, no por la fuerza bruta.
El autor del libro de Proverbios nos hace ver que la sabiduría de Dios alcanza hasta los rincones de su creación, y el que tiene ojos para verlo lo distingue en la vida de los animales más pequeños. Alabemos a Dios por su sabiduría, y vivamos en ella.
Pastor Tony Hancock