Leo (el grande)
I. Su vida
Vivió entre 390-461 d.C.
Se sabe muy poco de la niñez de Leo; incluso la fecha de su nacimiento está en duda.
Vivió la mayor parte de su vida en Roma, donde sirvió como diácono, y luego como obispo.
Leo negoció con los hunos, quienes habían saqueado Roma, y logró que se retiraran de la ciudad.
Su legado se ve en la claridad doctrinal (positiva) y la supremacía del obispo de Roma (negativa).
II. Su contribución
Durante la vida de Leo surgió la idea llamada monofisitismo, la cual básicamente negó la personalidad de la naturaleza humana de Jesucristo. En un sínodo convocado en Efeso en 449 donde prevaleció la violencia, se adoptó esta idea. (Por la violencia se conoce como el Sínodo de Atracadores.)
Leo enseñó que Jesucristo tuvo dos naturalezas unidas en una, sin mezcla; mantuvo la total divinidad y total humanidad de Jesucristo.
En el año 451 se convocó un sínodo en Calcedonia que deshizo las pésimas declaraciones del concilio de Efeso. Leo envió representantes al sínodo y se leyó su Tomo, luego de la cual todos declararon: Esa es la fe de los padres, la fe de los apóstoles. Todos creemos así, ¡los ortodoxos creen así! ¡Anatema al que crea de otra forma!
Declaró que en Cristo había dos naturalezas, sin confusión, sin cambio, sin división y sin separación – una persona y una hipostasis.
Leo elaboró el concepto de la primacía de la iglesia de Roma. Enseñó que Pedro había tenido autoridad sobre los obispos, y que al llegar a ser obispo de Roma, había transmitido su autoridad a los obispos subsiguientes de Roma. Con esta idea puso la fundación para el concepto del papado.
Es importante notar que las enseñanzas de Leo acerca de la naturaleza de Cristo reflejan la enseñanza de la iglesia desde los apóstoles y fueron aceptadas por toda la iglesia, mientras que sus enseñanzas acerca de la primacía del obispo de Roma fueron novedosas y no fueron universalmente aceptadas. Por ejemplo, en el concilio de Calcedonia se declaró que Constantinopla debía tener los mismos derechos que Roma. A Leo no le gustó esto.
III. Sus palabras
El Señor asumió la naturaleza de su madre sin su defectuosidad. (Epístola 28.4) (Notar que esta cita desmiente la
idea posterior de la impecabilidad de Maria)
Cristo permaneció lo que era y asumió lo que no era. (Sermón 21.4)
Ambas naturalezas retuvieron su propio carácter sin pérdida. (Epístola 28:3)
Aunque compartió la debilidad del hombre, no compartió nuestras fallas. (Epístola 28:3)
I. Su vida
Vivió entre 390-461 d.C.
Se sabe muy poco de la niñez de Leo; incluso la fecha de su nacimiento está en duda.
Vivió la mayor parte de su vida en Roma, donde sirvió como diácono, y luego como obispo.
Leo negoció con los hunos, quienes habían saqueado Roma, y logró que se retiraran de la ciudad.
Su legado se ve en la claridad doctrinal (positiva) y la supremacía del obispo de Roma (negativa).
II. Su contribución
Durante la vida de Leo surgió la idea llamada monofisitismo, la cual básicamente negó la personalidad de la naturaleza humana de Jesucristo. En un sínodo convocado en Efeso en 449 donde prevaleció la violencia, se adoptó esta idea. (Por la violencia se conoce como el Sínodo de Atracadores.)
Leo enseñó que Jesucristo tuvo dos naturalezas unidas en una, sin mezcla; mantuvo la total divinidad y total humanidad de Jesucristo.
En el año 451 se convocó un sínodo en Calcedonia que deshizo las pésimas declaraciones del concilio de Efeso. Leo envió representantes al sínodo y se leyó su Tomo, luego de la cual todos declararon: Esa es la fe de los padres, la fe de los apóstoles. Todos creemos así, ¡los ortodoxos creen así! ¡Anatema al que crea de otra forma!
Declaró que en Cristo había dos naturalezas, sin confusión, sin cambio, sin división y sin separación – una persona y una hipostasis.
Leo elaboró el concepto de la primacía de la iglesia de Roma. Enseñó que Pedro había tenido autoridad sobre los obispos, y que al llegar a ser obispo de Roma, había transmitido su autoridad a los obispos subsiguientes de Roma. Con esta idea puso la fundación para el concepto del papado.
Es importante notar que las enseñanzas de Leo acerca de la naturaleza de Cristo reflejan la enseñanza de la iglesia desde los apóstoles y fueron aceptadas por toda la iglesia, mientras que sus enseñanzas acerca de la primacía del obispo de Roma fueron novedosas y no fueron universalmente aceptadas. Por ejemplo, en el concilio de Calcedonia se declaró que Constantinopla debía tener los mismos derechos que Roma. A Leo no le gustó esto.
III. Sus palabras
El Señor asumió la naturaleza de su madre sin su defectuosidad. (Epístola 28.4) (Notar que esta cita desmiente la
idea posterior de la impecabilidad de Maria)
Cristo permaneció lo que era y asumió lo que no era. (Sermón 21.4)
Ambas naturalezas retuvieron su propio carácter sin pérdida. (Epístola 28:3)
Aunque compartió la debilidad del hombre, no compartió nuestras fallas. (Epístola 28:3)