¿Justos por la fe o por las obras?
W.C. nos envía la siguiente pregunta: ¿Cuál es el designio de Pablo a los Romanos en 3:28 y de Santiago 2:24? ¿Nos puede explicar la aparente contradicción?
Respuesta:
Los que rechazan la autoridad bíblica han usado la aparente contradicción entre estos dos versículos para atacar la veracidad de la Biblia. Sin embargo, una consideración del mensaje de estos dos hombres de Dios no solamente nos lleva a un conocimiento más profundo, sino que resuelve cualquier contradicción aparente.
Antes que nada, citemos los versos bajo consideración:
Romanos 3:28 - Concluimos, pues, que el hombre es justificado por fe sin las obras de la ley.
Santiago 2:24 - Vosotros veis, pues, que el hombre es justificado por las obras, y no solamente por la fe.
Desde luego, parece que hay un conflicto entre estos versos. ¿Por qué permitiría Dios tal cosa en su Palabra? Tendría que ser porque las respuestas superficiales no bastan para comunicar la verdad. Dentro del mundo evangélico muchas veces buscamos la respuesta más sencilla, en lugar de considerar con cuidado la Palabra de Dios. No debemos ignorar ninguno de estos dos versos.
Podemos llegar a una respuesta satisfactoria si consideramos las personas a quienes los dos autores inspirados escriben. Aunque el mensaje bíblico es para toda persona, los escritores originales escribieron en momentos y contextos específicos, y podemos mejor comprender sus palabras para nosotros si procuramos comprender la situación de las personas a quienes primeramente escribieron.
Pablo en Romanos pretende dar a la iglesia de Roma una explicación completa de su mensaje. El habla en un sentido teológico, explicando la base de nuestra aceptación ante Dios. En contra de los que dirían que es necesario ganarse la salvación, que no es suficiente lo que hizo Jesús, Pablo insiste que no se puede sumar nada al sacrificio de Cristo. Sólo por medio de la fe en él y en base a sus virtudes somos salvos. En las palabras de Isaías, todas nuestras justicias (son) como trapo de inmundicia (Isaias 64:6).
Santiago, en cambio, escribe para corregir el error de quienes dicen tener fe salvadora, pero no muestran ningún cambio en sus vidas. Esto lo vemos en el verso 18, donde Santiago reta a la persona a mostrar su fe sin obras. Claramente es imposible. Es más, la "fe" que no produce obras es una fe inútil, una fe muerta - porque no es ninguna fe, en realidad. La fe bíblica no es solamente una creencia mental, una aceptación cerebral de ciertas ideas. Es un compromiso del corazón que implica la necesidad de un cambio de vida. Santiago incluso quizás trataba de corregir las ideas de algunas personas que pervertían las enseñanzas de Pablo y las usaban para defender el libertinaje - cosa que Pablo jamás aceptaría (véanse, por ejemplo, Romanos 6:18 y 22 y 1 Corintios 8:9).
Uno de los reformadores unió bien el pensar de Pablo y de Santiago. Dijo así: Somos salvos por la fe sola, pero la fe que salva nunca esta sola. Con esto quería decir que la base de nuestra aceptación por Dios no es nuestro propio esfuerzo, pues somos incapaces de salvarnos. Sólo la fe en Jesús nos puede salvar. En esto insiste Pablo. Sin embargo, si hemos sido salvados por la fe, nuestras vidas inevitablemente cambiarán. La fe salvadora producirá buenas obras en nosotros. Esta es la preocupación especial de Santiago, declarada de una forma clara y directa. Ambos mensajes son de suma importancia para la iglesia de hoy. Nos urge evitar tanto el legalismo como el libertinaje.
Pastor Tony Hancock
W.C. nos envía la siguiente pregunta: ¿Cuál es el designio de Pablo a los Romanos en 3:28 y de Santiago 2:24? ¿Nos puede explicar la aparente contradicción?
Respuesta:
Los que rechazan la autoridad bíblica han usado la aparente contradicción entre estos dos versículos para atacar la veracidad de la Biblia. Sin embargo, una consideración del mensaje de estos dos hombres de Dios no solamente nos lleva a un conocimiento más profundo, sino que resuelve cualquier contradicción aparente.
Antes que nada, citemos los versos bajo consideración:
Romanos 3:28 - Concluimos, pues, que el hombre es justificado por fe sin las obras de la ley.
Santiago 2:24 - Vosotros veis, pues, que el hombre es justificado por las obras, y no solamente por la fe.
Desde luego, parece que hay un conflicto entre estos versos. ¿Por qué permitiría Dios tal cosa en su Palabra? Tendría que ser porque las respuestas superficiales no bastan para comunicar la verdad. Dentro del mundo evangélico muchas veces buscamos la respuesta más sencilla, en lugar de considerar con cuidado la Palabra de Dios. No debemos ignorar ninguno de estos dos versos.
Podemos llegar a una respuesta satisfactoria si consideramos las personas a quienes los dos autores inspirados escriben. Aunque el mensaje bíblico es para toda persona, los escritores originales escribieron en momentos y contextos específicos, y podemos mejor comprender sus palabras para nosotros si procuramos comprender la situación de las personas a quienes primeramente escribieron.
Pablo en Romanos pretende dar a la iglesia de Roma una explicación completa de su mensaje. El habla en un sentido teológico, explicando la base de nuestra aceptación ante Dios. En contra de los que dirían que es necesario ganarse la salvación, que no es suficiente lo que hizo Jesús, Pablo insiste que no se puede sumar nada al sacrificio de Cristo. Sólo por medio de la fe en él y en base a sus virtudes somos salvos. En las palabras de Isaías, todas nuestras justicias (son) como trapo de inmundicia (Isaias 64:6).
Santiago, en cambio, escribe para corregir el error de quienes dicen tener fe salvadora, pero no muestran ningún cambio en sus vidas. Esto lo vemos en el verso 18, donde Santiago reta a la persona a mostrar su fe sin obras. Claramente es imposible. Es más, la "fe" que no produce obras es una fe inútil, una fe muerta - porque no es ninguna fe, en realidad. La fe bíblica no es solamente una creencia mental, una aceptación cerebral de ciertas ideas. Es un compromiso del corazón que implica la necesidad de un cambio de vida. Santiago incluso quizás trataba de corregir las ideas de algunas personas que pervertían las enseñanzas de Pablo y las usaban para defender el libertinaje - cosa que Pablo jamás aceptaría (véanse, por ejemplo, Romanos 6:18 y 22 y 1 Corintios 8:9).
Uno de los reformadores unió bien el pensar de Pablo y de Santiago. Dijo así: Somos salvos por la fe sola, pero la fe que salva nunca esta sola. Con esto quería decir que la base de nuestra aceptación por Dios no es nuestro propio esfuerzo, pues somos incapaces de salvarnos. Sólo la fe en Jesús nos puede salvar. En esto insiste Pablo. Sin embargo, si hemos sido salvados por la fe, nuestras vidas inevitablemente cambiarán. La fe salvadora producirá buenas obras en nosotros. Esta es la preocupación especial de Santiago, declarada de una forma clara y directa. Ambos mensajes son de suma importancia para la iglesia de hoy. Nos urge evitar tanto el legalismo como el libertinaje.
Pastor Tony Hancock