¿Es el matrimonio un sacramento?
W.C. nos envía la siguiente pregunta: Tomando en cuenta el contexto, según Efesios 5:32, ¿el matrimonio es un sacramento, como dicen los romanos?
Respuesta:
Efesios 5:25-32 es uno de varios pasajes que comparan la relación matrimonial con la relación que tiene Dios con su pueblo. Desde Génesis notamos que el pacto matrimonial es una institución inaugurada por Dios, y por este motivo podemos ver que es santa. Mas adelante, en el libro de Oseas (y otros pasajes proféticos) se desarrolla el concepto de la relación de Dios con su pueblo bajo el semblante del matrimonio, con la idolatría correspondiente a la infidelidad. En este pasaje de Efesios se compara la relación de la iglesia con Jesucristo con el matrimonio, dando eco a este concepto que nace en el Antiguo Testamento.
El matrimonio, entonces, es una relación sumamente significativa. Como evangélicos, a veces tendemos a enfatizar que el matrimonio es una bendición para la pareja; tenemos conferencias y libros sin fin para fortalecer los matrimonios y aumentar la felicidad de las parejas, y así debe de ser. Podemos perder en todo esto, sin embargo, la verdad de que el matrimonio es importante como reflejo de la relación de Dios con su pueblo, y no sólo como camino a la felicidad para dos seres humanos.
Para contestar directamente la pregunta hecha, tenemos que definir con cuidado la palabra sacramento. Sus raíces lingüísticas se relacionan con nuestra palabra sagrado, y desde luego, el matrimonio es sagrado. La Enciclopedia Sopena da la siguiente definición para la palabra sacramento: Signo sensible de un efecto espiritual que Dios obra en nuestras almas. El matrimonio ciertamente tiene la cualidad de señalar hacia el obrar de Dios, concretamente su obra de separar un pueblo para sí y unirse en pacto con este pueblo. El matrimonio también es parte de la obra de Dios en el crecimiento espiritual de la mayoría de los creyentes (la excepción son los que tienen el don del solterío - Mateo 19:11-12). Sin embargo, muchas veces se entiende que los sacramentos sirven como conductores de la gracia de Dios en nuestra vida, y de alguna forma contribuyen a la salvación del alma. Este concepto lo tenemos que rechazar, pues la salvación es puramente por la gracia mediante la fe. Por este motivo, es preferible no usar la palabra sacramento para describir el matrimonio, para evitar la confusión.
Pastor Tony Hancock
W.C. nos envía la siguiente pregunta: Tomando en cuenta el contexto, según Efesios 5:32, ¿el matrimonio es un sacramento, como dicen los romanos?
Respuesta:
Efesios 5:25-32 es uno de varios pasajes que comparan la relación matrimonial con la relación que tiene Dios con su pueblo. Desde Génesis notamos que el pacto matrimonial es una institución inaugurada por Dios, y por este motivo podemos ver que es santa. Mas adelante, en el libro de Oseas (y otros pasajes proféticos) se desarrolla el concepto de la relación de Dios con su pueblo bajo el semblante del matrimonio, con la idolatría correspondiente a la infidelidad. En este pasaje de Efesios se compara la relación de la iglesia con Jesucristo con el matrimonio, dando eco a este concepto que nace en el Antiguo Testamento.
El matrimonio, entonces, es una relación sumamente significativa. Como evangélicos, a veces tendemos a enfatizar que el matrimonio es una bendición para la pareja; tenemos conferencias y libros sin fin para fortalecer los matrimonios y aumentar la felicidad de las parejas, y así debe de ser. Podemos perder en todo esto, sin embargo, la verdad de que el matrimonio es importante como reflejo de la relación de Dios con su pueblo, y no sólo como camino a la felicidad para dos seres humanos.
Para contestar directamente la pregunta hecha, tenemos que definir con cuidado la palabra sacramento. Sus raíces lingüísticas se relacionan con nuestra palabra sagrado, y desde luego, el matrimonio es sagrado. La Enciclopedia Sopena da la siguiente definición para la palabra sacramento: Signo sensible de un efecto espiritual que Dios obra en nuestras almas. El matrimonio ciertamente tiene la cualidad de señalar hacia el obrar de Dios, concretamente su obra de separar un pueblo para sí y unirse en pacto con este pueblo. El matrimonio también es parte de la obra de Dios en el crecimiento espiritual de la mayoría de los creyentes (la excepción son los que tienen el don del solterío - Mateo 19:11-12). Sin embargo, muchas veces se entiende que los sacramentos sirven como conductores de la gracia de Dios en nuestra vida, y de alguna forma contribuyen a la salvación del alma. Este concepto lo tenemos que rechazar, pues la salvación es puramente por la gracia mediante la fe. Por este motivo, es preferible no usar la palabra sacramento para describir el matrimonio, para evitar la confusión.
Pastor Tony Hancock