¿Dios castiga o disciplina?
V.B. nos escribe de Costa Rica con la siguiente pregunta: ¿Dios castiga o disciplina, o las dos cosas?
Respuesta:
Según lo que encontramos en la Biblia, podemos decir que Dios disciplina y castiga. En cuanto a su disciplina, la Biblia es muy clara en que Dios disciplina a sus hijos. Un pasaje clásico es Hebreos 12. Le cito los versos 5 al 9 (todas las citas son de la NVI): «Hijo mío, no tomes a la ligera la disciplina del Señor ni te desanimes cuando te reprenda, porque el Señor disciplina a los que ama, y azota a todo el que recibe como hijo.» Lo que soportan es para su disciplina, pues Dios los está tratando como a hijos. ¿Qué hijo hay a quien el padre no disciplina? Si a ustedes se les deja sin la disciplina que todos reciben, entonces son bastardos y no hijos legítimos. Después de todo, aunque nuestros padres humanos nos disciplinaban, los respetábamos. ¿No hemos de someternos, con mayor razón, al Padre de los espíritus, para que vivamos? Claramente, Dios disciplina a sus hijos. Lo hace con el mismo fin que lo hacen los padres humanos: para formar buen carácter, para enseñarnos a obedecer, para que seamos más y más como él. Cualquier problema que enfrentamos es una oportunidad para que Dios nos discipline, porque la disciplina no sólo viene como consecuencia de algún error; la disciplina consiste en cualquier cosa que ayuda a formar nuestro carácter y hacernos más como Cristo. ¿Quiénes son los hijos de Dios? Juan 1:12 es muy claro: Mas a cuantos lo recibieron, a los que creen en su nombre, les dio el derecho de ser hijos de Dios. Los que han recibido a Cristo como Señor y Salvador son hijos de Dios. Como hijos de Dios, debemos enfrentar cualquier prueba como una disciplina del Señor; nuevamente, no pensando siempre que es consecuencia de un error particular, sino como una oportunidad más para que el Señor forme nuestro carácter.
La Biblia también es muy clara en decir que Dios castiga a quienes lo rechazan. Él es muy paciente, mucho más que nosotros; pero su santa ira viene contra los que constantemente lo rechazan, y convierten su bondad en un pretexto para pecar más. Considere lo que dice Romanos 1:18-21: Ciertamente, la ira de Dios viene revelándose desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los seres humanos, que con su maldad obstruyen la verdad. Me explico: lo que se puede conocer acerca de Dios es evidente para ellos, pues él mismo se lo ha revelado. Porque desde la creación del mundo las cualidades invisibles de Dios, es decir, su eterno poder y su naturaleza divina, se perciben claramente a través de lo que él creó, de modo que nadie tiene excusa. A pesar de haber conocido a Dios, no lo glorificaron como a Dios ni le dieron gracias, sino que se extraviaron en sus inútiles razonamientos, y se les oscureció su insensato corazón. Observe que el apóstol Pablo escribe que la ira de Dios viene revelándose; no dice que se ha revelado, ni que se revelará (aunque ambas cosas son ciertas), sino que se viene revelando - tiempo presente. Podemos ver en los desastres que vienen sobre el mundo la ira de Dios contra la maldad humana (aunque los justos muchas veces sufren con los pecadores), y sabemos que un día Dios juzgará a toda la humanidad, para dar a los que han persistido en su rebelión (es decir, nunca se han arrepentido ni han recibido a Cristo) lo que se merecen. Este día se conoce como el día del Señor, y se menciona una y otra vez en los profetas, en las palabras de Jesús y en el libro de Apocalipsis. Para citar sólo uno de los pasajes relevantes: Busquen al Señor, todos los humildes de la tierra, los que han puesto en práctica sus normas. Busquen la justicia, busquen la humildad; tal vez encontrarán refugio en el día de la ira del Señor. (Sofonías 2:3) En la cruz, Jesús tomó sobre sí la ira del Señor contra el pecado para todo aquel que lo acepte; pero para los que no lo aceptan, este sacrificio se vuelve inútil y - por su propia decisión - quedan bajo la ira del Señor, y recibirán el pleno castigo de sus hechos. Mateo 25:46 dice: E irán éstos al castigo eterno, y los justos a la vida
eterna.
Como creyentes, podemos tener la seguridad de que Dios está usando toda situación para nuestro bien (Romanos 8:28), como una disciplina para formar nuestro carácter. En cambio, si aún no hemos tomado la decisión de aceptar a Cristo como Señor y Salvador, tenemos que saber que nos tocará un día responderle a Dios por todos los pecados que hemos cometido. En lugar de enfrentar su castigo, él nos invita a aceptar su perdón y ser libres en Cristo.
Pastor Tony Hancock
V.B. nos escribe de Costa Rica con la siguiente pregunta: ¿Dios castiga o disciplina, o las dos cosas?
Respuesta:
Según lo que encontramos en la Biblia, podemos decir que Dios disciplina y castiga. En cuanto a su disciplina, la Biblia es muy clara en que Dios disciplina a sus hijos. Un pasaje clásico es Hebreos 12. Le cito los versos 5 al 9 (todas las citas son de la NVI): «Hijo mío, no tomes a la ligera la disciplina del Señor ni te desanimes cuando te reprenda, porque el Señor disciplina a los que ama, y azota a todo el que recibe como hijo.» Lo que soportan es para su disciplina, pues Dios los está tratando como a hijos. ¿Qué hijo hay a quien el padre no disciplina? Si a ustedes se les deja sin la disciplina que todos reciben, entonces son bastardos y no hijos legítimos. Después de todo, aunque nuestros padres humanos nos disciplinaban, los respetábamos. ¿No hemos de someternos, con mayor razón, al Padre de los espíritus, para que vivamos? Claramente, Dios disciplina a sus hijos. Lo hace con el mismo fin que lo hacen los padres humanos: para formar buen carácter, para enseñarnos a obedecer, para que seamos más y más como él. Cualquier problema que enfrentamos es una oportunidad para que Dios nos discipline, porque la disciplina no sólo viene como consecuencia de algún error; la disciplina consiste en cualquier cosa que ayuda a formar nuestro carácter y hacernos más como Cristo. ¿Quiénes son los hijos de Dios? Juan 1:12 es muy claro: Mas a cuantos lo recibieron, a los que creen en su nombre, les dio el derecho de ser hijos de Dios. Los que han recibido a Cristo como Señor y Salvador son hijos de Dios. Como hijos de Dios, debemos enfrentar cualquier prueba como una disciplina del Señor; nuevamente, no pensando siempre que es consecuencia de un error particular, sino como una oportunidad más para que el Señor forme nuestro carácter.
La Biblia también es muy clara en decir que Dios castiga a quienes lo rechazan. Él es muy paciente, mucho más que nosotros; pero su santa ira viene contra los que constantemente lo rechazan, y convierten su bondad en un pretexto para pecar más. Considere lo que dice Romanos 1:18-21: Ciertamente, la ira de Dios viene revelándose desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los seres humanos, que con su maldad obstruyen la verdad. Me explico: lo que se puede conocer acerca de Dios es evidente para ellos, pues él mismo se lo ha revelado. Porque desde la creación del mundo las cualidades invisibles de Dios, es decir, su eterno poder y su naturaleza divina, se perciben claramente a través de lo que él creó, de modo que nadie tiene excusa. A pesar de haber conocido a Dios, no lo glorificaron como a Dios ni le dieron gracias, sino que se extraviaron en sus inútiles razonamientos, y se les oscureció su insensato corazón. Observe que el apóstol Pablo escribe que la ira de Dios viene revelándose; no dice que se ha revelado, ni que se revelará (aunque ambas cosas son ciertas), sino que se viene revelando - tiempo presente. Podemos ver en los desastres que vienen sobre el mundo la ira de Dios contra la maldad humana (aunque los justos muchas veces sufren con los pecadores), y sabemos que un día Dios juzgará a toda la humanidad, para dar a los que han persistido en su rebelión (es decir, nunca se han arrepentido ni han recibido a Cristo) lo que se merecen. Este día se conoce como el día del Señor, y se menciona una y otra vez en los profetas, en las palabras de Jesús y en el libro de Apocalipsis. Para citar sólo uno de los pasajes relevantes: Busquen al Señor, todos los humildes de la tierra, los que han puesto en práctica sus normas. Busquen la justicia, busquen la humildad; tal vez encontrarán refugio en el día de la ira del Señor. (Sofonías 2:3) En la cruz, Jesús tomó sobre sí la ira del Señor contra el pecado para todo aquel que lo acepte; pero para los que no lo aceptan, este sacrificio se vuelve inútil y - por su propia decisión - quedan bajo la ira del Señor, y recibirán el pleno castigo de sus hechos. Mateo 25:46 dice: E irán éstos al castigo eterno, y los justos a la vida
eterna.
Como creyentes, podemos tener la seguridad de que Dios está usando toda situación para nuestro bien (Romanos 8:28), como una disciplina para formar nuestro carácter. En cambio, si aún no hemos tomado la decisión de aceptar a Cristo como Señor y Salvador, tenemos que saber que nos tocará un día responderle a Dios por todos los pecados que hemos cometido. En lugar de enfrentar su castigo, él nos invita a aceptar su perdón y ser libres en Cristo.
Pastor Tony Hancock