¿Por qué hay tantas iglesias?
M.C. nos envía la siguiente pregunta: Tengo entendido que por ejemplo las iglesias anglicana, protestante y evangélica entre otras guardan mucha similitud si es que no son idénticas en la forma de compartir la Palabra, de alabar, de ofrendar y diezmar (no limosnas, sino lo mejor para la obra del Señor) en fin, de tener al Dios vivo dentro de nuestro corazón tal como lo hacemos los cristianos. Entonces, ¿de dónde viene que tengan diferentes denominaciones si somos una sola? ¿O realmente sí existen diferencias entre unas y otras?
Respuesta:
Un breve repaso histórico nos permitirá acercarnos a una respuesta a esta pregunta. Durante los primeros mil años de la
historia de la iglesia, habia básicamente una iglesia, conocida como la iglesia católica. Es sumamente importante recordar que esta iglesia no tenía todas las doctrinas de la iglesia católica romana moderna. Tales prácticas como la veneración de María y de los santos se presentaron en diferentes partes de la iglesia, pero no llegaron a ser parte de su doctrina oficial hasta mucho después. Durante este primer milenio de la historia surgían en diferentes momentos diferentes grupos, algunos de ellos heréticos y otros de sana doctrina. En algunos casos, estos grupos señalaban hacia algún abuso dentro de la iglesia.
En el siglo XI se presento la primera ruptura dentro de la iglesia visible. Se conoce como la Gran Cisma, y de esta división surge la distinción entre la iglesia católicorromana (la iglesia occidental) y las iglesias ortodoxas (las iglesias orientales). Durante el siglo XVI se presenta la segunda gran ruptura, presagiada por ciertos eventos anteriores. Esta ruptura la conocemos como la Reforma. La Reforma fue un evento dentro de la iglesia occidental; las iglesias ortodoxas estaban en declive durante este tiempo, y hasta el día de hoy no son muy numerosas. Los reformadores como Lutero y Calvino no pretendían salirse de la iglesia católica; no buscaban la división. Ellos simplemente señalaron los errores y los abusos de la iglesia católica para reformarla. Sin embargo, la iglesia no estuvo dispuesta a escucharlos, y más bien los excomulgó. Se vieron obligados, entonces, a formar iglesias nuevas con la sana doctrina que la iglesia católica ahora rechazaba, doctrinas como la justificación por la fe sola, la autoridad suprema de la Biblia, etc. De aquí nacen las iglesias luteranas (de Lutero) y reformadas (de Calvino - este grupo incluye las iglesias presbiterianas). Un poco después surgió la iglesia anglicana (o episcopal) como iglesia oficial en Inglaterra, gracias a ciertos motivos políticos únicos a ese país. Esta iglesia tiene doctrina oficialmente evangélica, y hay muchos evangélicos aun dentro de ella, aunque se inclina ahora hacia el liberalismo. Más o menos contemporáneo a la iglesia anglicana surge el movimiento bautista, continuando una trayectoria de iglesias libres que habían surgido casi a través de la historia. La iglesia metodista surge de la iglesia anglicana en el siglo XVIII, bajo influencia de los Wesley. Las iglesias carismáticas o pentecostales de hoy son más recientes; el avivamiento de la calle Azusa en Los Angeles, allá por 1908, es el punto de partida del movimiento pentecostal. Estas iglesias, como las Asambleas de Dios y la Cuadrangular, surgen del despertar pentecostal del siglo pasado.
Queda claro, entonces, que hay muchas iglesias que comparten la misma doctrina básica, pero que están separadas por ciertos énfasis particulares, y también por razones históricas. Por ejemplo, los bautistas generalmente no ponen mucho énfasis sobre los dones milagrosos, y podrían considerar que muchas iglesias carismáticas se pasan en enfatizarlos. Sin embargo, compartimos la misma doctrina básica, lo cual nos permite colaborar para realizar campañas evangelísticas, por ejemplo. Las diferencias son reales, pero no son mortales. Reconocemos a nuestros hermanos en otras iglesias, aunque estemos separados de ellos por motivos denominacionales, y sabemos que estaremos juntos en el cielo.
Es necesario, sin embargo, tener discernimiento, porque también hay iglesias que enseñan falsas doctrinas. Si estamos bien cimentados en la Palabra, podremos reconocer los errores y tener comunión con nuestros verderos hermanos de otras denominaciones. Es triste que haya divisiones aparentes, pero podemos compartir la confianza del apóstol Pablo: A pesar de todo, el fundamento de Dios es sólido y se mantiene firme, pues está sellado con esta inscripción: "El Señor conoce a los suyos" (2 Timoteo 2:19).
Pastor Tony Hancock
M.C. nos envía la siguiente pregunta: Tengo entendido que por ejemplo las iglesias anglicana, protestante y evangélica entre otras guardan mucha similitud si es que no son idénticas en la forma de compartir la Palabra, de alabar, de ofrendar y diezmar (no limosnas, sino lo mejor para la obra del Señor) en fin, de tener al Dios vivo dentro de nuestro corazón tal como lo hacemos los cristianos. Entonces, ¿de dónde viene que tengan diferentes denominaciones si somos una sola? ¿O realmente sí existen diferencias entre unas y otras?
Respuesta:
Un breve repaso histórico nos permitirá acercarnos a una respuesta a esta pregunta. Durante los primeros mil años de la
historia de la iglesia, habia básicamente una iglesia, conocida como la iglesia católica. Es sumamente importante recordar que esta iglesia no tenía todas las doctrinas de la iglesia católica romana moderna. Tales prácticas como la veneración de María y de los santos se presentaron en diferentes partes de la iglesia, pero no llegaron a ser parte de su doctrina oficial hasta mucho después. Durante este primer milenio de la historia surgían en diferentes momentos diferentes grupos, algunos de ellos heréticos y otros de sana doctrina. En algunos casos, estos grupos señalaban hacia algún abuso dentro de la iglesia.
En el siglo XI se presento la primera ruptura dentro de la iglesia visible. Se conoce como la Gran Cisma, y de esta división surge la distinción entre la iglesia católicorromana (la iglesia occidental) y las iglesias ortodoxas (las iglesias orientales). Durante el siglo XVI se presenta la segunda gran ruptura, presagiada por ciertos eventos anteriores. Esta ruptura la conocemos como la Reforma. La Reforma fue un evento dentro de la iglesia occidental; las iglesias ortodoxas estaban en declive durante este tiempo, y hasta el día de hoy no son muy numerosas. Los reformadores como Lutero y Calvino no pretendían salirse de la iglesia católica; no buscaban la división. Ellos simplemente señalaron los errores y los abusos de la iglesia católica para reformarla. Sin embargo, la iglesia no estuvo dispuesta a escucharlos, y más bien los excomulgó. Se vieron obligados, entonces, a formar iglesias nuevas con la sana doctrina que la iglesia católica ahora rechazaba, doctrinas como la justificación por la fe sola, la autoridad suprema de la Biblia, etc. De aquí nacen las iglesias luteranas (de Lutero) y reformadas (de Calvino - este grupo incluye las iglesias presbiterianas). Un poco después surgió la iglesia anglicana (o episcopal) como iglesia oficial en Inglaterra, gracias a ciertos motivos políticos únicos a ese país. Esta iglesia tiene doctrina oficialmente evangélica, y hay muchos evangélicos aun dentro de ella, aunque se inclina ahora hacia el liberalismo. Más o menos contemporáneo a la iglesia anglicana surge el movimiento bautista, continuando una trayectoria de iglesias libres que habían surgido casi a través de la historia. La iglesia metodista surge de la iglesia anglicana en el siglo XVIII, bajo influencia de los Wesley. Las iglesias carismáticas o pentecostales de hoy son más recientes; el avivamiento de la calle Azusa en Los Angeles, allá por 1908, es el punto de partida del movimiento pentecostal. Estas iglesias, como las Asambleas de Dios y la Cuadrangular, surgen del despertar pentecostal del siglo pasado.
Queda claro, entonces, que hay muchas iglesias que comparten la misma doctrina básica, pero que están separadas por ciertos énfasis particulares, y también por razones históricas. Por ejemplo, los bautistas generalmente no ponen mucho énfasis sobre los dones milagrosos, y podrían considerar que muchas iglesias carismáticas se pasan en enfatizarlos. Sin embargo, compartimos la misma doctrina básica, lo cual nos permite colaborar para realizar campañas evangelísticas, por ejemplo. Las diferencias son reales, pero no son mortales. Reconocemos a nuestros hermanos en otras iglesias, aunque estemos separados de ellos por motivos denominacionales, y sabemos que estaremos juntos en el cielo.
Es necesario, sin embargo, tener discernimiento, porque también hay iglesias que enseñan falsas doctrinas. Si estamos bien cimentados en la Palabra, podremos reconocer los errores y tener comunión con nuestros verderos hermanos de otras denominaciones. Es triste que haya divisiones aparentes, pero podemos compartir la confianza del apóstol Pablo: A pesar de todo, el fundamento de Dios es sólido y se mantiene firme, pues está sellado con esta inscripción: "El Señor conoce a los suyos" (2 Timoteo 2:19).
Pastor Tony Hancock