Menno Simons
I. Su vida
Vivió entre 1496-1561 d.C.
Nació en Holanda de padres que lo destinaron al sacerdocio.
En 1524 fue asignado como cura a una pequeña iglesia holandesa. Empezó a dudar de la doctrina de la transubstanciación (es decir, que los elementos de la Cena del Señor se convierten físicamente en la carne y sangre de Jesucristo). Como resultado, comenzó a leer por primera vez el Nuevo Testamento.
Empezó a predicar con un mensaje más evangélico. Poco después, le sorprendió recibir la noticia del martirio de un creyente por volverse a bautizar. Nuevamente escudriñó las Escrituras, y empezó a dudar de la validez del bautismo de infantes. En todo esto, sin embargo, continuó con el estilo de vida lujoso y frívolo típico de los sacerdotes de su día.
En 1535, 300 anabaptistas murieron a manos de las autoridades. Esto llevó a Simons a un tiempo de reflexión, resultado del cual experimentó la conversión.
Nueve meses más tarde, renunció el catolicismo y se unió a una comunión de anabaptistas. En los veinticuatro años siguientes, Simons se dedicó a la enseñanza, el evangelismo y la escritura, sufriendo persecución constante.
II. Su contribución
Simons no fundó el movimiento anabaptista; esto había sucedido unos diez años antes de su conversión, en Zolikon, Suiza. Los anabaptistas creían en el bautismo de los adultos, no de los infantes; y formaron una iglesia que era una comunión voluntaria de personas creyentes, no de todos los que vivieran en cierta área (como lo son las parroquias católicas).
El movimiento anabaptista se había desestabilizado debido a las acciones de algunos radicales. En 1525, una revolución armada con aspectos escatológicos llegó a un mal fin. En 1534-1535, los anabaptistas de Múnster, Alemania cayeron en ciertos errores muy públicos. Simons fue la figura pública que unió el movimiento tras estos fracasos y le dio una base bíblica y moderada.
Primeramente en Holanda, y luego en Alemania, Simons trabajó para levantar iglesias de creyentes. Sus escritos dieron una base teológica al movimiento. Insistió en que la iglesia sólo sería realmente reformada si se conformaba de congregaciones de creyentes personalmente comprometidos con Cristo como Señor y Salvador. Simons también enseñó que el cristianismo verdadero es pacifista.
Simons reflejó una moderación que algunos otros líderes de la llamada Reforma Radical no mostraron. Uno de los pocos ejemplos de radicalismo fue su actitud hacia la disciplina en la iglesia. Se unió a ciertos maestros que enseñaban que la disciplina de los creyentes que no se arrepentían llegaba hasta a romper los lazos matrimoniales, enseñanza que no es bíblica.
Los menonitas de hoy descienden de Simons (y toman de el su nombre); las iglesias bautistas surgieron también del movimiento anabaptista que Simons encabezó. Los bautistas de la Inglaterra del siglo XVII fueron influenciados por Simons y sus escritos. Indirectamente, toda denominación que cree en una iglesia de adultos bautizados debe su existir al valor de Simons para recobrar este concepto bíblico.
El concepto moderno del estado democrático con libertad de religión le debe mucho a Simons, pues él defendió el concepto de una iglesia libre que consiste en personas que libremente se asocian con ella. Los demás reformadores habían adoptado el concepto católico de una iglesia aliada con el gobierno estatal.
III. Sus palabras
La verdadera fe evangélica no puede estar inactiva. Viste al desnudo, alimenta al hambriento, da consuelo al adolorido, alberga al desamparado, sirve a los que la dañan, venda al herido, se hace todo para toda persona.
I. Su vida
Vivió entre 1496-1561 d.C.
Nació en Holanda de padres que lo destinaron al sacerdocio.
En 1524 fue asignado como cura a una pequeña iglesia holandesa. Empezó a dudar de la doctrina de la transubstanciación (es decir, que los elementos de la Cena del Señor se convierten físicamente en la carne y sangre de Jesucristo). Como resultado, comenzó a leer por primera vez el Nuevo Testamento.
Empezó a predicar con un mensaje más evangélico. Poco después, le sorprendió recibir la noticia del martirio de un creyente por volverse a bautizar. Nuevamente escudriñó las Escrituras, y empezó a dudar de la validez del bautismo de infantes. En todo esto, sin embargo, continuó con el estilo de vida lujoso y frívolo típico de los sacerdotes de su día.
En 1535, 300 anabaptistas murieron a manos de las autoridades. Esto llevó a Simons a un tiempo de reflexión, resultado del cual experimentó la conversión.
Nueve meses más tarde, renunció el catolicismo y se unió a una comunión de anabaptistas. En los veinticuatro años siguientes, Simons se dedicó a la enseñanza, el evangelismo y la escritura, sufriendo persecución constante.
II. Su contribución
Simons no fundó el movimiento anabaptista; esto había sucedido unos diez años antes de su conversión, en Zolikon, Suiza. Los anabaptistas creían en el bautismo de los adultos, no de los infantes; y formaron una iglesia que era una comunión voluntaria de personas creyentes, no de todos los que vivieran en cierta área (como lo son las parroquias católicas).
El movimiento anabaptista se había desestabilizado debido a las acciones de algunos radicales. En 1525, una revolución armada con aspectos escatológicos llegó a un mal fin. En 1534-1535, los anabaptistas de Múnster, Alemania cayeron en ciertos errores muy públicos. Simons fue la figura pública que unió el movimiento tras estos fracasos y le dio una base bíblica y moderada.
Primeramente en Holanda, y luego en Alemania, Simons trabajó para levantar iglesias de creyentes. Sus escritos dieron una base teológica al movimiento. Insistió en que la iglesia sólo sería realmente reformada si se conformaba de congregaciones de creyentes personalmente comprometidos con Cristo como Señor y Salvador. Simons también enseñó que el cristianismo verdadero es pacifista.
Simons reflejó una moderación que algunos otros líderes de la llamada Reforma Radical no mostraron. Uno de los pocos ejemplos de radicalismo fue su actitud hacia la disciplina en la iglesia. Se unió a ciertos maestros que enseñaban que la disciplina de los creyentes que no se arrepentían llegaba hasta a romper los lazos matrimoniales, enseñanza que no es bíblica.
Los menonitas de hoy descienden de Simons (y toman de el su nombre); las iglesias bautistas surgieron también del movimiento anabaptista que Simons encabezó. Los bautistas de la Inglaterra del siglo XVII fueron influenciados por Simons y sus escritos. Indirectamente, toda denominación que cree en una iglesia de adultos bautizados debe su existir al valor de Simons para recobrar este concepto bíblico.
El concepto moderno del estado democrático con libertad de religión le debe mucho a Simons, pues él defendió el concepto de una iglesia libre que consiste en personas que libremente se asocian con ella. Los demás reformadores habían adoptado el concepto católico de una iglesia aliada con el gobierno estatal.
III. Sus palabras
La verdadera fe evangélica no puede estar inactiva. Viste al desnudo, alimenta al hambriento, da consuelo al adolorido, alberga al desamparado, sirve a los que la dañan, venda al herido, se hace todo para toda persona.