El Espíritu Creador• Algunos años atrás apareció en el periódico un caso insólito. Un hombre salió por la mañana y trató de arrancar el carro para ir al trabajo. Sin embargo, no pasó nada cuando le dio vuelta a la llave. Después de varios intentos sin resultado, abrió el cofre. Descubrió que, durante la noche, alguien se había robado el motor de su auto.
• A nosotros nos puede suceder algo parecido. Podemos perder el motor de nuestra fe, de nuestra vida, de nuestra iglesia. ¿Cuál es ese motor? No es algo, es Alguien. El motor de toda nuestra vida es el Espíritu Santo. Sin él, no podemos lograr nada. Nuestra vida se convierte en un carro sin motor. • Hay muchas ideas equivocadas acerca del Espíritu Santo. Algunos le tienen miedo porque creen que sólo se manifiesta de formas extrañas y espeluznantes. Otros lo confunden con una sensación. Con un poco de música y una máquina de humo ya creen que llegó el Espíritu Santo. Pero el Espíritu Santo es mucho más. • Para empezar, él es Dios. Su presencia está en toda la Biblia. Cuando Cristo nació, el Espíritu lo formó en el vientre de María. Cuando fue bautizado, el Espíritu dio testimonio. Cuando fue tentado, el Espíritu lo guio. Cuando Cristo ascendió al cielo, el Espíritu vino para tomar su lugar. Todo lo que Dios es, el Espíritu Santo lo es. Es todopoderoso. Tiene toda sabiduría. Está en todas partes. • Se le llama el Espíritu de Dios, el Espíritu de Cristo, el Espíritu del Señor, el Espíritu de adopción, el Espíritu de verdad, el Espíritu de libertad, el Espíritu de sabiduría, el Espíritu de entendimiento, de consejo, de poder, de conocimiento, de piedad, del temor de Dios. El Espíritu Santo no tiene límite. • Por lo tanto, quiero invitarte en estas próximas semanas a conocer mejor al Espíritu Santo. El propósito de conocerlo es caminar con él. Gálatas 5:25 dice esto: Si el Espíritu nos da vida, andemos guiados por el Espíritu. Dios te invita a caminar en comunión con él, en su presencia constante, por medio de su Espíritu. Mi oración es que, al final de esta serie, todos caminemos con el Espíritu. • Hoy vamos a hablar del Espíritu como Creador de todo. Comenzamos en el segundo versículo de la Biblia, Génesis 1:2. Esto es lo que dice: La tierra no tenía forma y estaba vacía, las tinieblas cubrían el abismo y el Espíritu de Dios se movía sobre la superficie de las aguas. Cuando Dios creó el mundo, era una masa sin orden. Pero su Espíritu se movía sobre las aguas que cubrían la tierra. • La transformación del caos al orden comienza con la presencia del Espíritu. Él se mueve sobre las aguas como un ave que revolotea sobre el nido alimentando a sus crías. Por la presencia del Espíritu se cumplen las palabras de Dios que traen luz a las tinieblas y vida a la tierra. El Espíritu es la poderosa actividad de Dios en la creación. • Cuando pienses en el Espíritu Santo, recuerda que él creó el mundo, junto con el Padre y el Hijo. No se apareció después. Fue parte desde el principio. Pero recuerda algo más. Así como el movimiento del Espíritu sobre las aguas trajo luz, vida y orden donde había caos, la presencia del Espíritu Santo en tu vida trae luz, vida y orden. Él quiere crear en ti lo que creó en la creación del mundo. • Tú no eres simplemente un ser material. Claro, tu cuerpo consiste en minerales como el calcio y el hierro, agua, sal y otras substancias naturales. Eres de la tierra. Pero eres más. También tienes espíritu. Por eso, tu espíritu anhela estar en comunión con el Espíritu de Dios. Para eso fuiste creado. • Observa lo que dice Génesis 2:7: Y Dios el Señor formó al ser humano del polvo del suelo; entonces sopló en su nariz aliento de vida y el hombre se convirtió en un ser viviente. Aquí hay un juego de palabras. En hebreo, la palabra adam se traduce como hombre o ser humano, y también es el nombre propio de Adán. La palabra tierra es adamah. El adam, el hombre, viene de la adamah, la tierra. Por eso nuestros cuerpos consisten en elementos que vienen de la tierra. • Pero eso no es todo lo que somos. Dios ha soplado en nosotros su aliento de vida, cosa que no hizo con ningunos de los animales. Los animales tienen vida, pero no tienen vida espiritual. Sólo nosotros tenemos un espíritu que Dios nos dio. Por eso, si nuestra vida sólo consiste en lo material, estamos incompletos. Necesitamos lo material para vivir, pero también necesitamos lo espiritual. • Puedes tener todas las cosas materiales que este mundo ofrece – un buen carro, una linda casa, buena ropa, comida sabrosa y todo lo demás – pero si tu espíritu no tiene vida, nunca estarás en paz. Sentirás que te falta algo. Fuiste creado para una vida no sólo material, sino espiritual. Fuiste creado por el Espíritu de Dios para estar en comunión con él. • Así lo expresó Eliú en Job 33:4: El Espíritu de Dios me ha creado; me infunde vida el aliento del Todopoderoso. Cuando entiendes que fuiste creado por el Espíritu de Dios, te darás cuenta de que lo necesitas. Sólo tendrás una vida plena cuando aprendas a vivir en comunión con el Espíritu de Dios. • ¿Por qué estamos separados del Espíritu? Es a causa del pecado. De hecho, debido al pecado, nuestro espíritu humano en su estado natural está muerto. Está desconectado de Dios. Por eso vino Jesús. Por medio de su muerte y resurrección, pagó por nuestro pecado y quitó nuestra culpa. Al resucitar, nos da vida por medio de su Espíritu. • Primera de Corintios 15:45 dice: Así está escrito: «El primer hombre, Adán, se convirtió en un ser viviente»; el último Adán, en el Espíritu que da vida. Adán llegó a tener vida porque Dios sopló su hálito en las narices de Adán. Sin embargo, Adán pecó y murió. En cambio, Jesús, al resucitar, se convirtió en un espíritu que da vida espiritual. Adán vivió y murió. Jesús murió y da vida. • Cuando ponemos nuestra fe en Jesús, él da vida a nuestro espíritu humano y nos da su Espíritu Santo. El mismo Espíritu que nos creó viene a darnos nueva vida. Si queremos conocer más de la presencia de su Espíritu, hay una clave. Se encuentra en Juan 6:63: El Espíritu da vida; la carne no vale para nada. Las palabras que les he hablado son espíritu y son vida. • El Espíritu llega a nuestra vida cuando nos entregamos a Jesús, y el Espíritu habla a nuestra vida por medio de la Palabra de Dios. Cuando recibes las palabras de Jesús te dan vida. En cambio, cuando las rechazas, también rechazas la obra del Espíritu Santo en tu vida. No puedes vivir en la plenitud del Espíritu Santo si estás rechazando alguna palabra de Jesús. • Si Jesús te ha dicho que hagas algo y le dices que no, apagas la obra del Espíritu Santo en tu vida. Si resistes la voz de Jesús, no podrás experimentar la plenitud del Espíritu en tu corazón. Un corazón sumiso a la Palabra de Jesús es la única habitación aceptable para el Espíritu Santo. Él quiere acompañarte y cambiarte, pero tienes que estar dispuesto a que lo haga. • En cierta ocasión, un predicador levantó ante la congregación un vaso vacío. Les preguntó: ¿Cómo puedo sacar el aire de este vaso? Alguien gritó que lo podría quitar con una bomba de aire. El predicador contestó que eso quebraría el vaso. Después de oír varias otras sugerencias, el predicador tomó un jarro de agua y llenó el vaso. Ya no tiene aire, les dijo a sus oyentes. • El punto es éste. La victoria en la vida cristiana no llega cuando quitas un pecado aquí y otro allá. Eso sería como tratar de sacar el aire del vaso. Más bien, llega cuando permites que el Espíritu Santo te llene. Por él y para él fuiste creado. Fuiste creado para que el Espíritu viviera en ti y te guiara. • Cuando te entregas a Jesús y recibes su Palabra, permites que el Espíritu Santo viva en ti. En las próximas semanas hablaremos sobre cómo crecer en esa relación. Hoy te quiero preguntar: ¿quieres vivir una vida espiritual? ¿Quieres que el Espíritu Santo te guíe? Invítale a hacerlo. Él Espíritu que te creo quiere recrear tu vida también.
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