April 21st, 2024

Cristianismo cargado

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• ¿Alguna vez te han servido una bebida muy aguada? Quizás fue una taza de café muy diluido que no hizo nada por despertarte. Podría haber sido un agua de tamarindo que más bien parecía agua del río, o un té helado que no sabía a nada. Las bebidas aguadas no satisfacen.
• Me temo que muchas personas tienen un cristianismo aguado. Se consideran seguidores de Jesús, se han bautizado y son parte de una iglesia, pero su vida no está cargada de fe. No hay mucha diferencia entre su estilo de vida y el de sus vecinos no creyentes. El poder de Dios no se manifiesta en sus vidas.
• Es más barato preparar un café aguado que uno cargado, pero el café aguado no satisface. Es más fácil tener un cristianismo aguado, pero tampoco satisface. No le agrada a Dios, y nos deja deseando más. La solución para un cristianismo aguado está en la cruz.
• La cruz está al centro de nuestra fe. Fue en la cruz donde Jesús hizo la paz entre Dios y nosotros. Cuando él murió en nuestro lugar, quitó de en medio la culpa del pecado que nos separaba de Dios. Abrió el camino para que regresáramos a él con arrepentimiento y fe.
• Jesús compró nuestra salvación en la cruz. Él también nos llama a llevar nuestra cruz. Esto es lo que nos falta a muchos. Creemos en lo que Jesús hizo en la cruz, pero nunca hemos aprendido a llevar nuestra cruz. Por eso, tenemos una fe aguada. Tenemos una fe a medias.
• Cuando hablamos de llevar la cruz, no se trata de ponernos una cruz en el cuello. Quiero aprovechar esta oportunidad para hacer una aclaración. Entre los creyentes católicos existe la costumbre de usar la cruz con la figura de Jesús encima. Esto se llama un crucifijo. En una iglesia evangélica no verás un crucifijo, por dos razones.
• En primer lugar, Jesús ya no está colgado en la cruz. Él ya no está sufriendo. Su obra está terminada. En segundo lugar, el crucifijo fácilmente se convierte en un ídolo. Lleva la figura de una persona, y mucha gente piensa que esa figura es su Dios. Se inclinan ante él y le hacen oraciones. Pero Dios nos dice en su Palabra que no nos inclinemos delante de ninguna imagen.
• En nuestras iglesias podrás ver una cruz, pero no un crucifijo. La cruz sencilla representa lo que Jesús hizo en la cruz. Es un recordatorio, un símbolo. Pero nadie se inclina delante de la cruz, porque no representa a Cristo. No es una imagen ni un ídolo, sino un símbolo de la obra que Cristo. Si alguien te pregunta por qué tenemos una cruz aquí, explícales por qué.
• Ahora bien, Jesús nos llama a llevar la cruz. No se trata de colgarnos una cruz al cuello. ¿A qué se refiere, entonces? Vamos a leer sus palabras en Lucas 9:23-26 para escuchar el llamado que Jesús nos hace. Dirigiéndose a todos, declaró:
• —Si alguien quiere ser mi discípulo, que se niegue a sí mismo, tome su cruz cada día y me siga. 24 Porque el que quiera salvar su vida la perderá; pero el que pierda su vida por mi causa la salvará. 25 ¿De qué le sirve a uno ganar el mundo entero si se pierde o se destruye a sí mismo? 26 Si alguien se avergüenza de mí y de mis palabras, el Hijo del hombre se avergonzará de él cuando venga en su gloria y en la gloria del Padre y de los santos ángeles. (NVI)
• Jesús les acababa de decir a sus discípulos que él tendría que ser entregado en manos de las autoridades y que lo iban a matar. Sin embargo, su muerte no sería el final. Al tercer día, resucitaría en victoria. Podríamos representar la dirección de la vida de Jesús con una U. Se humilló, haciéndose hombre; y se rebajó hasta morir en la cruz. Después de morir, fue levantado de los muertos y exaltado al más alto lugar.
• Nuestra vida tiene que seguir el mismo rumbo. Jesús dice: Sí me quieres seguir a la gloria, primero tienes que llevar tu cruz. Si me quieres seguir en victoria, primero tienes que estar dispuesto a morir. Tomar la cruz a diario significa esperar el sufrimiento por la causa de Cristo. Significa dejar de vivir para este mundo a fin de ganar lo que realmente importa.
• Si tratamos de salvar nuestra vida, terminaremos perdiéndola. En cambio, si la perdemos por causa de Jesús, terminaremos salvándola. Salvar nuestra vida es vivir sólo para nosotros mismos. Perder nuestra vida significa dejar de vivir para nuestra propia satisfacción y poner a Cristo en primer lugar. Sólo así la podremos salvar de verdad. Eso es tomar la cruz.
• Debemos examinar nuestra vida para ver si realmente estamos tomando la cruz. Se verá en nuestra lucha contra el pecado. Hebreos 12:4 dice esto: En la lucha que ustedes libran contra el pecado, todavía no han tenido que resistir hasta derramar su sangre. Tomar la cruz significa esforzarnos por vencer el pecado en nuestra vida.
• Nuestra actitud hacia el pecado se parece a un ratoncito blanco que compró un hombre para dar de comer a la culebra que tenía de mascota. La serpiente estaba dormida cuando el hombre metió el ratón a su jaula. Sobre el piso había aserrín. El ratón comenzó a usar el aserrín para esconder la víbora, que seguía dormida. Cuando la terminó de cubrir de aserrín, el ratón se tranquilizó.
• ¿Creen que había resuelto se problema? ¡Claro que no! En cualquier momento, la culebra se despertaría y se comería al ratón. Por fin, el hombre tuvo compasión del pobre animal y lo sacó de la jaula. Nosotros, como ese ratón, tratamos de esconder el pecado y pensamos que así lo hemos vencido. Pero Dios viene y nos ofrece la salvación. Nos quiere sacar de la jaula.
• Lo que Jesús hace por nosotros es librarnos del pecado. Él tomó la culpa de nuestro pecado y lo pagó en la cruz. Luego, nos mandó su Espíritu para fortalecernos y darnos victoria en nuestra lucha contra el pecado. Cuando nos entregamos de corazón a Jesús, Dios nos traslada de un dominio a otro. Antes estábamos bajo el dominio del pecado, destinados a la muerte. Ahora estamos bajo el dominio de Cristo, destinados a la vida.
• La cruz donde Jesús murió por nosotros es el punto de traslado. Es la puerta a la nueva vida. Gracias a lo que Jesús hizo por nosotros, nuestro destino ha sido transformado. La vida que vivimos ahora en este mundo tiene que reflejar esa nueva realidad. Ya no vivimos para nosotros mismos, para la felicidad pasajera del pecado. Ahora vivimos para Cristo, dispuestos a pagar el precio por vencer el pecado en nuestra vida.
• ¿Cuál es tu lucha? ¿Cuál es el pecado que prefieres ignorar en lugar de enfrentar? Cristo te llama a tomar tu cruz y estar dispuesto a sufrir en la lucha contra el pecado. Puede ser que tengas la costumbre de mentir. Decídete a pagar el precio por decir la verdad, porque amas a Cristo. Quizás tengas algún vicio. Te dolerá dejarlo, pero Cristo te ofrece algo mucho mejor.
• Hermanos, dejemos el cristianismo aguado y busquemos una fe fuerte y verdadera. Sólo la encontraremos si estamos dispuestos a seguir a Cristo en el sacrificio de la lucha contra el pecado en lugar de vivir solamente para nosotros mismos. Podemos vivir ahora en la vida de Cristo, pero sólo si estamos dispuestos a cargar la cruz de Cristo.