PASTOR TONY HANCOCK
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Permanecer en la verdad

2/24/2019

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​·        Durante su juicio ante Pilato, el Señor Jesús dijo estas palabras: Yo para esto nací, y para esto vine al mundo: para dar testimonio de la verdad. Todo el que está de parte de la verdad escucha mi voz.  La respuesta de Pilato es muy interesante: —¿Y qué es la verdad? —preguntó Pilato.  (Juan 18:37-38 NVI)
·        Este intercambio ilumina mucha de la confusión que existe en nuestro mundo actual.  Observa que Pilato no preguntó: ¿Cuál es la verdad?, sino ¿Qué es la verdad?  Pilato dudaba de la existencia de la verdad.  Frente a tantas opiniones y maneras de ver el mundo, muchísima gente reacciona de la misma manera que Pilato: ¿Qué es la verdad?  ¿Será que existe?  ¿Dónde la puedo encontrar?
·        Jesús mismo testificó que él es la verdad.  Yo soy el camino, la verdad y la vida, declaró.  La verdad no es una idea, un concepto o un sistema.  No es una filosofía o teoría científica.  Todas estas cosas pueden ser verdaderas o falsas, pero sólo Jesús es la verdad. 
·        Por lo tanto, si queremos saber si nuestra fe es real y legítima, tenemos que permanecer en la verdad.  En estas semanas hemos visto las tres pruebas que nos presenta Juan el apóstol para saber si nuestra fe es real o no.  La vida verdadera se ha manifestado, y podemos tener esa vida por la fe.  Pero ¿cómo sabemos si nuestra fe es real?
·        Las primeras dos pruebas son la prueba de la obediencia y la prueba del amor.  La verdadera fe produce obediencia a Dios.  Si decimos que tenemos fe, pero no existe en nosotros ningún deseo de obedecer a Dios, es probable que nuestra fe no sea real.  Igualmente, si decimos que conocemos al Dios que es amor, pero no mostramos ningún amor a nuestros hermanos, nuestra fe es de fantasía.
·        Hoy llegamos a la tercera prueba, la prueba de la verdad.  Leamos lo que nos escribe Juan al respecto, en 1 Juan 2:18-27.
Queridos hijos, esta es la hora final, y así como ustedes oyeron que el anticristo vendría, muchos son los anticristos que han surgido ya. Por eso nos damos cuenta de que esta es la hora final. 19 Aunque salieron de entre nosotros, en realidad no eran de los nuestros; si lo hubieran sido, se habrían quedado con nosotros. Su salida sirvió para comprobar que ninguno de ellos era de los nuestros.
20 Todos ustedes, en cambio, han recibido unción del Santo, de manera que conocen la verdad. 21 No les escribo porque ignoren la verdad, sino porque la conocen y porque ninguna mentira procede de la verdad. 22 ¿Quién es el mentiroso sino el que niega que Jesús es el Cristo? Es el anticristo, el que niega al Padre y al Hijo. 23 Todo el que niega al Hijo no tiene al Padre; el que reconoce al Hijo tiene también al Padre.
24 Permanezca en ustedes lo que han oído desde el principio, y así ustedes permanecerán también en el Hijo y en el Padre. 25 Esta es la promesa que él nos dio: la vida eterna.
26 Estas cosas les escribo acerca de los que procuran engañarlos. 27 En cuanto a ustedes, la unción que de él recibieron permanece en ustedes, y no necesitan que nadie les enseñe. Esa unción es auténtica —no es falsa— y les enseña todas las cosas. Permanezcan en él, tal y como él les enseñó.  (NVI)
·        ¿Tienes la hora?  Es una pregunta común.  Hay mucha gente que sabe perfectamente bien qué hora es, pero no tienen idea de la hora que estamos viviendo.  Me explico: saben cuál es la hora del reloj, pero no se imaginan en qué hora estamos en el plan de Dios. 
·        Nos encontramos ahora en la hora final.  En otras palabras, el plan de Dios para la historia del mundo se está acercando a su final.  Sabemos que el horario de Dios no siempre es como el nuestro.  Esta hora final ya ha durado casi dos mil años desde que Juan escribió estas palabras.  Lo importante no es cuánto puede durar esta hora final, sino cuáles son sus características.
·        Antes de que llegue el fin, se levantará un líder sumamente malo, un farsante y tirano conocido como el Anticristo.  El apóstol Pablo habla de él, y nos dice que antes del fin tiene que llegar la rebelión contra Dios y manifestarse el hombre de maldad, el destructor por naturaleza.  (2 Tesalonicenses 2:3 NVI)
·        Él no se ha manifestado todavía, pero ya han salido muchos anticristos.  Ya han salido muchos como él, muchos falsos profetas y falsos líderes que usurpan el lugar de Cristo y engañan a la gente.  La presencia de tantos anticristos, tantos engañadores que nos dicen mentiras acerca de Jesús, es una de las evidencias de que estamos viviendo en la hora final.
·        Por eso, si queremos permanecer en la verdad, debemos rechazar a los mentirosos.  Sin dejar de amar a nadie ni faltarle al respeto, tenemos que reconocer que hay muchos que enseñan falsedades acerca de Jesús.  El apóstol Juan nos dice incluso que salieron de nosotros.  Son personas que en algún momento fueron parte de la iglesia, o se hacen llamar cristianos, pero no han permanecido en la sana doctrina.
·        El punto principal de esto es que no nos debe sorprender que haya farsantes, falsos profetas e incluso falsos cristos que engañan a las personas.  Es simplemente una de las señales de que estamos viviendo en los últimos días.  Aunque muchos quieren creer que todo lo que se enseña en el nombre de Dios es verdad, el mensaje apostólico nos enseña algo diferente.  Debemos entender que hay personas que enseñan mentiras.
·        Ahora bien, ¿cómo podemos protegernos?  Si queremos permanecer en la verdad, la segunda cosa que tenemos que hacer es aprender a reconocer la mentira.  Los primeros lectores de esta carta se estaban confundiendo a causa de ciertos maestros que habían llegado para decirles que necesitaban aprender algo más.  Según estos maestros, el mensaje que habían recibido de los apóstoles acerca de Jesucristo era incompleto.  Les hacía falta recibir una instrucción adicional, entender unos secretos que sólo estos maestros podían decirles.
·        Frente a esto, Juan les dice: Todos ustedes… conocen la verdad.  En otras palabras, no hace falta que nadie les enseñe algo nuevo.  Ya conocen la verdad.  Hoy en día, algunos te dirán que tienen otro testamento de Cristo Jesús.  Otros te dirán que sus revistas te ofrecen la verdadera interpretación de las Sagradas Escrituras.  Otros te dirán que no debes estudiar la Biblia tú mismo, porque sólo la vas a entender si ellos te la explican.
·        Todos ellos quieren agregar algo más a la simple verdad que los apóstoles, los que anduvieron con Jesús, nos han dejado.  Sus mentiras siempre tienen una cosa en común.  Como dice Juan en el verso 22, ¿Quién es el mentiroso sino el que niega que Jesús es el Cristo?
·        Las mentiras que nos alejan de la verdad siempre se dirigen hacia la persona de Jesucristo.  Los falsos maestros que confundían a la gente en el día de Juan enseñaban que Jesús era simplemente un hombre sobre quien había venido una manifestación de Dios.  Juan insiste que Jesús es el Cristo, el Hijo divino, y que los que niegan esto no pueden tener al Padre.
·        Los que enseñan falsedades siempre introducen ideas equivocadas acerca de Jesús, ideas que están en conflicto con lo que dice la Biblia acerca de él.  O te dirán que no es Dios, o te dirán que realmente no fue un hombre.  ¡Incluso te dirán que fue un extraterrestre!  Pero no podrán aceptar que es Dios hecho hombre, de la misma esencia que el Padre, que tomó la naturaleza humana.
·        También te dirán mentiras sobre su obra.  Te dirán que él vino simplemente a enseñarnos la verdad para que pudiéramos salvarnos a nosotros mismos, en lugar de reconocer que necesitamos la salvación.  O te dirán que él realmente no murió en la cruz, o tendrán alguna otra interpretación rara de lo que la Biblia claramente enseña.
·        Hay una infinidad de mentiras, pero sólo una verdad.  Por lo tanto, la tercera clave para permanecer en la verdad es simple: debemos recordar la verdad.  Tenemos que aferrarnos al evangelio en lugar de perseguir doctrinas novedosas.  El apóstol Pablo nos advierte en 2 Timoteo 4:3: Porque llegará el tiempo en que no van a tolerar la sana doctrina, sino que, llevados de sus propios deseos, se rodearán de maestros que les digan las novelerías que quieren oír.
·        Siempre existe la tentación de querer escuchar cosas nuevas.  Queremos ir más allá de la verdad que ya sabemos.  Siempre es bueno profundizar en la verdad, y nunca terminaremos de conocer todo lo que Dios nos quiere enseñar en su Palabra.  Pero cuando alguien llega con una enseñanza extraña y novedosa, debemos tener cuidado.
·        La verdad que nos han dejado los que anduvieron con Jesús, los apóstoles, es suficiente.  ¿Dónde tenemos esa verdad?  En un lugar muy accesible – en la Palabra de Dios.  Conforme más profundizamos en la Palabra de Dios, más se cumplirá en nosotros el verso 24: Permanezca en ustedes lo que han oído desde el principio, y así ustedes permanecerán también en el Hijo y en el Padre.
·        Juntamente con la verdad revelada de la Biblia, tenemos un Ayudante.  Es el Espíritu Santo.  Juan se refiere a su unción en los versos 26 y 27.  Solemos pensar en la unción del Espíritu Santo como un sentimiento o un ambiente, pero el verso 27 nos enseña que su unción nos enseña.  El Espíritu Santo ayuda a cada creyente a entender lo que Dios nos enseña en su Palabra.
·        Esto no significa que debemos simplemente leer la Biblia y dejar de asistir a la iglesia.  A fin de cuentas, Juan mismo nos está enseñando por medio de esta carta.  Lo que significa es que cada uno de nosotros tiene un criterio personal, enseñado por el Espíritu Santo.  Si nos aferramos a la Biblia y nos abrimos a la voz interna del Espíritu, podremos reconocer las mentiras cuando se presentan.
·        Hemos hablado en estas últimas semanas sobre la prueba de nuestra fe.  Como seres humanos, pensamos, sentimos y actuamos.  Las tres pruebas que Juan nos ha dado también se tratan de lo que pensamos, sentimos y hacemos.  Si queremos saber que nuestra fe es verdadera y que tenemos la vida eterna, debemos creer la verdad, vivir en amor y obedecer a nuestro Padre celestial.
¿Qué tan real es tu fe?  ¿Estás seguro de tener la vida eterna?  Si no lo estás, abre tu corazón al Señor Jesús.  Ven a la cruz donde él murió por ti, y pon toda tu confianza en él.  El cambio siempre empieza desde adentro hacia fuera.  En Jesús está todo lo que tú necesitas.
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