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Por qué no soy católico: el sacerdocio

1/30/2022

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  • Antonio Pezzotta, un exsacerdote católico que se convirtió en evangélico, cuenta sobre su experiencia de llegar a ser cura. Cuando ingresó al seminario, un rector muy querido le presentó la vocación sacerdotal como el más sublime que existe en la tierra.
  • Este rector dijo: No hay persona más grande ni noble en la tierra que el sacerdote católico. Sólo el sacerdote puede ofrecer el sacrificio de la misa, convirtiendo el pan en la carne de Cristo y el vino en su sangre. María, la madre de Dios, no lo puede hacer. Los ángeles no lo pueden hacer. Ninguna persona en la tierra, aunque sea rey o emperador, puede recibir el perdón de sus pecados al menos que se arrodille delante de un sacerdote, le confiese sus pecados y lleve a cabo la penitencia que el sacerdote le impone.
  • Queda claro que el ministerio sacerdotal es muy importante dentro de la Iglesia Católica Romana. Seguramente hay muchos sacerdotes sinceros y devotos que llevan a cabo su función con gran esmero. Muchos de ellos son buenas personas. No estamos aquí para hablar mal de los sacerdotes, sino para hacernos la pregunta: ¿qué dice la Biblia acerca del sacerdocio?
  • Tanto evangélicos como católicos estamos de acuerdo en esto: nos hace falta alguien que nos represente ante Dios. Alguien tiene que ofrecer sacrificios para el perdón de nuestros pecados. Alguien tiene que enseñarnos el camino de Dios. La iglesia católica tiene más de 400.000 sacerdotes alrededor del mundo que funcionan como intermediarios. ¿Será necesario ir a través de un sacerdote para llegar a Dios? Volvamos a la Biblia para ver lo que ella nos dice.
  • En la Biblia tenemos dos grandes sistemas bajo los cuales Dios se ha relacionado con la humanidad. El primer sistema se ve en el Antiguo Testamento. Este sistema se enfocaba en el pueblo judío, quienes debían servir como el punto de encuentro entre Dios y el resto de la humanidad. El segundo sistema, que es un cumplimiento del primero, lo inauguró Jesús y se ve en el Nuevo Testamento.
  • En el Antiguo Testamento, bajo el sistema de leyes que Dios impuso por medio de Moisés, había un sistema de sacerdotes. Todos los sacerdotes eran de la misma tribu. Eran descendientes de uno de los hijos de Jacob que se llamaba Leví. Por eso, se conocen como levitas. Los sacerdotes tenían que ser levitas, pero no todos los levitas eran sacerdotes. Los levitas que no servían como sacerdotes tenían otras funciones en el templo.
  • ¿Qué hacían estos sacerdotes judíos? La Biblia nos dice cinco cosas acerca de ellos. En primer lugar, tenían que estar consagrados. Éxodo 29:1 dice esto: Para consagrarlos como sacerdotes a mi servicio, harás lo siguiente. Luego describe los sacrificios de sangre y el proceso de purificación que tenían que pasar los sacerdotes para poder servir al Señor.
  • En otras palabras, ser sacerdote no era una opción entre muchas para una carrera. En el Antiguo Testamento, los sacerdotes eran escogidos. Dios decidió quiénes serían sus sacerdotes. Tenían que ser de la tribu de Leví, y tenían que pasar por un ritual de consagración.
  • En segundo lugar, los sacerdotes ofrecían sacrificios. Por ejemplo, Levítico 5:12 dice esto: Llevará este sacrificio al sacerdote, quien tomará un puñado de la ofrenda memorial y lo quemará en el altar junto con los sacrificios presentados por fuego al Señor. Es un sacrificio expiatorio. Sólo los sacerdotes podían ofrecer los sacrificios.
  • En otras palabras, cualquier persona no podía decidir que quería hacer un sacrificio y quemarlo en su casa. Tenía que llevarlo al sacerdote para que el sacerdote lo sacrificara al Señor. De otro modo, no era aceptable a Dios. Sólo los sacerdotes podían ofrecer sacrificios para que los pecados fueran perdonados, junto con los sacrificios de gratitud y de otras cosas.
  • En tercer lugar, los sacerdotes diagnosticaban a los que se sufrían de ciertas enfermedades y lo reconocían cuando se curaban. Levítico 13:2 describe el proceso: Cuando a una persona le salga en la piel alguna inflamación, erupción o mancha blancuzca que pueda convertirse en infección, se la llevará al sacerdote Aarón, o a alguno de sus descendientes los sacerdotes.
  • Lo interesante es que, bajo la ley de Moisés, los sacerdotes no tenían ningún poder para curar a estos enfermos. Sólo podían decir si estaban enfermos o no. Recuerda ese punto, porque es importante.
  • En cuarto lugar, los sacerdotes pronunciaban la bendición de Dios sobre el pueblo y juzgaban ciertos casos. Deuteronomio 21:5 dice esto: Los sacerdotes levitas pasarán al frente para cumplir su tarea, porque el Señor tu Dios los eligió para pronunciar bendiciones en su nombre, y para ministrar y decidir en todos los casos de disputas y asaltos.
  • En quinto lugar, los sacerdotes cargaban el arca de la presencia de Dios. Nadie podía tocar el arca, ni siquiera los sacerdotes; ellos tenían que usar palos para sostenerlo. Pero nadie más podía cargar el arca que representaba la presencia de Dios, sino sólo los sacerdotes. Josué 3:3 nos relata esto: Cuando vean el arca del pacto del Señor su Dios, y a los sacerdotes levitas que la llevan, abandonen sus puestos y pónganse en marcha detrás de ella.
  • Los sacerdotes judíos, entonces, eran consagrados, ofrecían sacrificios, diagnosticaban a los enfermos, pronunciaban bendición y juicio, y cargaban el arca de la presencia de Dios. Estos sacerdotes eran descendientes de Aarón, el hermano de Moisés. Sin embargo, hay otro sacerdocio muy misterioso que también menciona el Antiguo Testamento.
  • Cuando Abraham, el padre de la fe, regresaba de una batalla, se encontró con un sacerdote llamado Melquisedec. Era sacerdote de Salén, la ciudad de la paz. Abraham le dio el diezmo de todo lo que había ganado en la batalla. Melquisedec sólo aparece una vez en el Antiguo Testamento, en la historia de Abraham. Pero Dios prometió que el Salvador, el Cristo, sería sacerdote de la orden de Melquisedec y no de Aarón. El Salmo 110:4 dice: El Señor ha jurado y no cambiará de parecer: «Tú eres sacerdote para siempre, según el orden de Melquisedec».
  • Cuando llegamos al Nuevo Testamento, se establece un nuevo sistema por medio de Jesús. Es un nuevo pacto, por lo cual hay un cambio también de sacerdocio. En el Nuevo Testamento se mencionan solamente a dos clases de sacerdotes. En primer lugar está Jesús, nuestro Sumo Sacerdote. En segundo lugar estamos todos los creyentes, que servimos a Dios como sacerdotes.
  • En ningún lugar del Nuevo Testamento se da el nombre de sacerdotes a los apóstoles ni a los líderes de la iglesia. Sólo se habla del sacerdocio de Jesús, nuestro Sumo Sacerdote, y el sacerdocio de todo creyente. El Nuevo Testamento no describe ninguna otra clase de sacerdocio que ocupe un lugar entre los creyentes y su Dios. Sólo Jesús ocupa ese lugar.
  • Observa que él cumple a la perfección las cinco cualidades de los sacerdotes del Antiguo Testamento. El fue consagrado desde nacer, como lo dice Hebreos 10:5: Por eso, al entrar en el mundo, Cristo dijo: A ti no te complacen sacrificios ni ofrendas; en su lugar, me preparaste un cuerpo. No se tuvo que hacer ningún sacrificio para su consagración, porque jamás pecó.
  • Los sacerdotes del Antiguo Testamento ofrecían sacrificios para los pecados, pero Jesús se ofreció a sí mismo por los pecados de todos los que creen en él. Hebreos 7:27 dice esto: A diferencia de los otros sumos sacerdotes, él no tiene que ofrecer sacrificios día tras día, primero por sus propios pecados y luego por los del pueblo; porque él ofreció el sacrificio una sola vez y para siempre cuando se ofreció a sí mismo.
  • Los sacerdotes judíos sólo podían diagnosticar a los enfermos, pero Jesús sanó a los enfermos. Mateo 14:14 dice así: Cuando Jesús desembarcó y vio a tanta gente, tuvo compasión de ellos y sanó a los que estaban enfermos. No lo hizo por obligación, sino por compasión y por amor.
  • Jesús trae bendición al mundo, y juzgará al mundo. Lucas 24:51 dice así: Sucedió que, mientras los bendecía, se alejó de ellos y fue llevado al cielo. Y Hechos 17:31 declara esto acerca de Jesús: Él ha fijado un día en que juzgará al mundo con justicia, por medio del hombre que ha designado. De ello ha dado pruebas a todos al levantarlo de entre los muertos. Jesús es el hombre que Dios ha designado para juzgar a vivos y muertos.
  • Finalmente, mientras que los sacerdotes judíos cargaban el arca de la presencia de Dios, Jesús mismo es la presencia de Dios. Juan 1:14 dice de él, Y el Verbo se hizo hombre y habitó entre nosotros. Y hemos contemplado su gloria, la gloria que corresponde al Hijo unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad.
  • Jesús es el sacerdote perfecto para nosotros. Cumple a la perfección todas las cualidades de un sacerdote. Bajo su autoridad, todos tenemos libre acceso a la presencia de Dios. Primera de Pedro 2:9 dice, Pero ustedes son linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo que pertenece a Dios, para que proclamen las obras maravillosas de aquel que los llamó de las tinieblas a su luz admirable.
  • Es interesante que la iglesia católica suele aplicar este pasaje a los sacerdotes, cuando el contexto indica claramente que se refiere a todos los creyentes. Todos tenemos el derecho de hablar directamente con Dios y la responsabilidad de representarlo delante del mundo. Todos somos sacerdotes.
  • ¿Qué, entonces, del liderazgo de la iglesia? La Biblia llama ancianos, supervisores y pastores a los líderes de la iglesia. Nunca los llama sacerdotes. Primera Pedro 5:1-3 nos habla: A los ancianos que están entre ustedes, yo, que soy anciano como ellos, testigo de los sufrimientos de Cristo y partícipe con ellos de la gloria que se ha de revelar, les ruego esto: cuiden como pastores el rebaño de Dios que está a su cargo, no por obligación ni por ambición de dinero, sino con afán de servir, como Dios quiere. No sean tiranos con los que están a su cuidado, sino sean ejemplos para el rebaño.
  • La iglesia necesita líderes, pero no son sacerdotes. Son pastores, hombres ejemplares que enseñan la Palabra y cuidan de las ovejas. El sacerdote de la iglesia es Jesús, y bajo él, todos somos sacerdotes. Si tú eres creyente, tienes al mejor Sacerdote de todos, y eres sacerdote. ¿Confías en Cristo y su sacrificio por ti? ¿Representas bien a tu Padre celestial? 
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