· Recientemente tuvimos una experiencia que felizmente no es muy común para nosotros. Me refiero a la experiencia de una evacuación. Frente a la enorme tormenta que nos amenazaba, muchas familias decidieron buscar refugio en otros lugares. Los que viven por la costa cayeron bajo una orden de evacuación obligatoria.
· Para los que estaban cerca de la playa, la evacuación comenzó varios días antes de la llegada pronosticada de la tormenta. ¿Por qué tuvieron que retirarse con tanta anticipación? La respuesta se hace obvia cuando uno consulta un mapa de la zona. Varias de las islas más pobladas sólo tienen uno o dos puentes de salida. Es necesario comenzar con tiempo para que todos puedan salir. · Me puse a pensar en alguna de esas islas, con sólo un puente de salida, y me di cuenta de que hay muchas calles en la isla. Si uno no supiera por dónde salir, sería posible dar vuelta tras vuelta por las diferentes calles de la isla y volver siempre al lugar donde había empezado. Sólo un camino lleva a la seguridad, aunque hay muchísimos caminos en la isla. · Así también es en la vida. Parece que hay muchos caminos y muchas opciones que podemos escoger, pero la realidad es que sólo hay un camino que nos llevará a la vida y la seguridad. Sólo hay dos caminos en la vida – uno que lleva a la vida, y todos los demás, que llevan a la destrucción. · Jesús nos habla de esto en Mateo 7:13-14. Leamos sus palabras. Entren por la puerta estrecha. Porque es ancha la puerta y espacioso el camino que conduce a la destrucción, y muchos entran por ella. 14 Pero estrecha es la puerta y angosto el camino que conduce a la vida, y son pocos los que la encuentran. (NVI) · Se ha dicho que lo que cuenta no es el destino, sino el viaje. Pero Jesús nos enseña que ambos son importantes. El rumbo que tomamos en nuestra vida determinará nuestro destino. Podemos escoger la puerta ancha, que lleva al camino ancho; o podemos elegir la puerta angosta, que lleva al camino angosto. · En los programas de juego o de concurso que se ven por televisión, a veces los concursantes tienen que escoger entre varias puertas. Detrás de una puerta puede haber un maravilloso premio, mientras otra puerta oculta algo sin valor – o nada. A los concursantes les encantaría saber de antemano lo que hay detrás de cada puerta, pero Jesús ya nos dice que hay detrás de las dos puertas grandes que enfrentamos en la vida. Detrás de una puerta hay vida, pero detrás de la otra hay destrucción. · Las dos puertas y los dos caminos se distinguen por sus cualidades y por sus usuarios. En otras palabras, los caminos son diferentes, y la gente que los transita también es diferente. El primer camino es ancho, espacio, tolerante, acomodador – por ese camino puedes llevarte lo que tú quieras. Todo el mundo va por ese camino. Es el camino natural y cómodo. Es el camino popular. · Hoy en día, parece ser que todo el mundo quiere escoger su propio camino. Bajo el estribillo de ser tu propia persona y marcar tu propio destino, muchos te dirán que sigas tu corazón y que no eres de nadie. Detrás de este individualismo se encuentra el mismo impulso que Satanás usó para atraer a Eva: serás cómo Dios. Seguir tus sueños y marcar tu propio destino te convierte en el dios de tu propio universo. · El problema está en que sólo hay un Dios verdadero. Tarde o temprano, te vas a topar con esa triste realidad, y los resultados no serán tan agradables. Cuando las unidades de GPS o navegación satelital eran nuevas, un hombre alemán decidió darse el lujo de comprar un BMW, totalmente equipado, con unidad de GPS. · Una noche manejaba su auto lujoso por la carretera cuando se dio una desagradable sorpresa. Donde el GPS le decía que había un puente, no había ninguno. Su carro quedó sumergido en un río, y el hombre quedó sumergido en vergüenza. Dependió de su sistema de navegación interna, pero ese sistema no correspondía a la realidad. · Jesús nos está diciendo algo muy importante aquí. Nos está diciendo que, si nosotros vamos por el camino ancho, el camino popular, el camino que todo el mundo sigue y que nos parece correcto, iremos por un camino que no corresponde a la realidad. En otras palabras, viviremos en un mundo de fantasía. · Algunos viven en la fantasía de que, si Dios es amor, no es necesario arrepentirse de su estilo de vida equivocado. Las leyes que trae la Biblia son anticuadas, para ellos, y lo que importa es su propio corazón. Otros viven en una fantasía aun más increíble, creyendo que Dios no existe y que este mundo simplemente surgió de la nada. Si esa es la realidad, lo que nosotros hacemos realmente no importa. Ese cuento termina como comienza – en la nada. · Podríamos seguir nombrado fantasías que la gente persigue, pero estaríamos aquí todo el día. Lo importante es entender que, si seguimos el camino de todo el mundo, terminaremos en la destrucción. Si nos dejamos convencer por ese viejo refrán: todo el mundo lo hace, podremos encontrarnos con una desagradable sorpresa al fin del mundo. · La buena noticia que Jesús nos da es que sí hay un camino que lleva a la vida. No estamos condenados a la destrucción si entramos por la puerta angosta. Pero poca gente encuentra este camino, dice Jesús. ¿Por qué será? ¿No querrá Dios que se salven? ¿Será un camino de acceso limitado? Lejos de eso. Primera de Timoteo 2:4 nos dice que él quiere que todos sean salvos y lleguen a conocer la verdad. (NVI) Su invitación está abierta para todos. La puerta no tiene ningún candado. Todos pueden entrar por ella, si quieren. · Pero Jesús nos dice que esta puerta es angosta. No podremos pasar por esa puerta llevando todas nuestras maletas. Tendremos que estar dispuestos a dejar atrás nuestra voluntad, nuestro egoísmo, nuestro deseo de mandar. Nada de eso cabe por la puerta angosta. · El camino que está detrás de esa puerta es un camino que a veces es incómodo. Requiere sacrificio y dedicación. La palabra que usa Jesús que aquí se traduce angosto se relaciona con la persecución. No es el camino de la popularidad; es un camino que a veces nos requerirá enfrentar el desprecio de los demás. A algunos hasta les ha costado la vida. · No es Dios el que limita el acceso al camino de salvación; es la gente que no quiere entrar por ese camino. Dios desea que todos sean salvos, pero su santidad requiere que nos salvemos bajos sus condiciones, no las nuestras. Si Dios dejara que todo el mundo entrara al cielo sin arrepentirse, sin ser santificados por la fe en Jesús, ya no sería el cielo. Su santa presencia nos destruiría. · El hecho de que pocos vayan por ese camino, entonces, no sucede porque Dios excluye a los demás. Es porque pocos se deciden a ir por ese camino. Requiere un cambio. Requiere arrepentimiento. Puede ser un camino desagradable. · A unos alpinistas les preguntaron por qué se exponían al frío, por qué luchaban para trepar las montañas, gastando dinero en el equipo y exponiéndose a la posibilidad de caer. ¿Sabes por qué lo hacían? ¡Por el destino! El hecho de llegar a la cima, de lograr esa hazaña y ver desde arriba hacía que todo el sacrificio valiera la pena. · ¿Por qué ir nosotros por el camino angosto? ¡Por el destino! Vamos a llegar por ella la vida. Ahora bien, ¿cuál es ese camino? En Juan 14:6, Jesús mismo dijo: Yo soy el camino. El camino angosto es el camino de fe en una persona, que es Jesús. Es el camino del arrepentimiento y de la fe en él. · Ese camino angosto no es simplemente un camino de gran esfuerzo, porque Jesús ya hizo lo más difícil. Él ya murió en la cruz para comprar el perdón de todos nuestros pecados. Él ya resucitó y ascendió al cielo, de donde vendrá un día para llevarnos a estar con él. · Pero ese camino te obliga a dejar algunas cosas que te gustan, y por eso es difícil. No dudes de poder hacerlo, porque Jesús te ayudará. Pero debes tomar la decisión de entrar y caminar por ese camino de sacrificio y de arrepentimiento constante. Muchos saben de Jesús, pero pocos lo eligen – pocos entran por él, en un compromiso, en fe, con entrega. La puerta está abierta, pero debes entrar. · Si no vas por ese camino, ¿por qué no entras hoy? Haz un compromiso con Cristo. Pon tu confianza en él. Reconoce delante de él tu pecado, y recibe su perdón. Deja que Jesús sea el Señor y Rey de tu vida. · A ti que ya vas por ese camino, déjame recordarte algo. ¿Por qué vamos por este camino? Es por el destino. Hay muchas alegrías y bendiciones que podemos disfrutar por el camino. Dios es muy bueno con nosotros. Al final, sin embargo, la razón por la que enfrentamos la dificultad y la persecución por causa de Cristo no es para ganar algo ahora, sino porque el nos prometa vida eterna. No perdamos de vista el destino. · Te dejo con esta pregunta: ¿por cuál camino vas?
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