PASTOR TONY HANCOCK
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Más claro que el agua

6/30/2019

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  • ¿Alguna vez te has confundido?  Tengo que confesar que a mí me ha pasado muchas veces.  Es más fácil para mí ver una demostración que escuchar una explicación, así que muchas veces me confundo cuando alguien me trata de explicar cómo hacer algo.  Sólo muéstrame, le digo.  Cuando lo veo, todo me queda claro.
  • Jesús también nos dio una demostración.  Al principio, el por qué no quedó muy claro.  Pero al final, todo quedó más claro que el agua.  Me refiero a la ocasión, antes de comenzar su ministerio público, en que Jesús se bautizó.
  • La semana pasada hablamos de la predicación de Juan el bautista.  Juan llamaba a la gente al arrepentimiento.  Si querían entrar al reino de Dios, les dijo, tendrían que arrepentirse de corazón.  Como señal de arrepentimiento, el los bautizaba en el río Jordán.  La purificación externa del cuerpo representaba la purificación interna de su corazón.
  • Un día, Jesús hizo el viaje desde la provincia de Galilea, donde él se había criado, al lugar donde Juan estaba bautizando.  Se presentó a Juan para que lo bautizara, pero Juan no quiso.  Yo necesito que tú me bautices a mí, le dijo.  ¿Ahora tú vienes a mí?  Pero Jesús le contestó: Tenemos que cumplir con todo lo que es justo.  Entonces Juan aceptó bautizarlo.
  • Cuando Jesús salió del agua, el cielo se abrió.  Jesús vio al Espíritu de Dios bajar como una paloma y posarse sobre él.  Escuchó una voz del cielo que decía: Éste es mi hijo amado.  Estoy muy complacido con él.
  • Vamos a leer esta historia en Mateo 3:13-17.
Un día Jesús fue de Galilea al Jordán para que Juan lo bautizara. 14 Pero Juan trató de disuadirlo.
—Yo soy el que necesita ser bautizado por ti, ¿y tú vienes a mí? —objetó.
15 —Hagámoslo como te digo, pues nos conviene cumplir con lo que es justo —le contestó Jesús.
Entonces Juan consintió.
16 Tan pronto como Jesús fue bautizado, subió del agua. En ese momento se abrió el cielo, y él vio al Espíritu de Dios bajar como una paloma y posarse sobre él. 17 Y una voz del cielo decía: «Este es mi Hijo amado; estoy muy complacido con él».  (NVI)
  • No es muy difícil entender lo que sucedió.  El evento mismo no es tan misterioso.  Lo que significa, sin embargo, puede ser opaco.  Jesús se bautizó en el agua, pero la razón quizás no sea tan clara como el agua.  Vamos a ver si podemos aclarar el asunto, con la ayuda de Dios, y comprender lo que Dios nos está llamando a hacer.
  • La primera cosa que vemos aquí es el ejemplo de Jesús.  Es un ejemplo de obediencia.  ¿Por qué se bautizó Jesús?  Toda la gente que se acercaba a Juan para bautizarse lo hacía en arrepentimiento por sus pecados.  Cuando Juan vio a Jesús, sin embargo, él reconoció a alguien que no tenía de qué arrepentirse.
  • Jesús y Juan eran primos.  No sabemos cuánto habían convivido, pero Juan seguramente había oído de su madre Elizabet la historia de lo que sucedió cuando María la visitó durante su embarazo.  Él sabía que Jesús era alguien muy especial, alguien superior a él.  Jesús no tenía pecados que confesar.
  • Poco antes de esto, los líderes religiosos del día se habían acercado a Juan para que los bautizara, y él no lo había querido hacer.  No quiso bautizarlos, porque ellos no estaban realmente arrepentidos.  Eran indignos de su bautismo.  Ahora no quiere bautizar a Jesús, pero es porque su bautismo es indigno de Jesús.
  • Sin embargo, Jesús lo convence diciendo: Nos conviene cumplir con lo que es justo.  ¿Qué es lo justo?  ¿Cómo se define la justicia?  Muchos de nosotros lo definimos de acuerdo con nuestro propio criterio.  Eso no es justo, decimos, cuando vemos algo que no nos agrada.  A mí eso no me cuadra.
  • Pero la verdadera medida de la justicia, la regla de oro para encontrar lo que realmente es justo, no se encuentra en tu corazón ni en el mío.  La verdadera medida de lo que es justo se encuentra en el corazón de Dios.  Él es el árbitro que decide lo que es justo y lo que es injusto.  Cuando Jesús dice que quiere cumplir con lo que es justo, está diciendo que quiere cumplir con lo que su Padre quiere.
  • Para él y para Juan, eso es suficiente.  Si su Padre quiere que él se bautice, lo hace.  ¿Seguirás el ejemplo de Jesús?  ¿Harás lo justo, simplemente porque es lo que quiere tu Padre?  Tengo que confesar que, en mi propia vida, muchas veces quiero entender el por qué antes de obedecer.
  • Sé que Dios me dice que haga una cosa y que no haga otra, pero no me conformo con simplemente obedecer.  Quiero entender por qué Dios me manda hacer esto, y no hacer lo otro.  Jesús me llama a obedecer, simplemente porque amo a mi Padre celestial y quiero hacer su voluntad.
  • A veces decimos: Es una mentira piadosa.  No lastima a nadie.  Pero Dios nos llama a decir la verdad, con tacto y con sabiduría, en lugar de escondernos tras una mentirita.  Hoy en día escuchamos a muchos decir: Si yo me quiero acostar con alguien, eso no tiene que ver con nadie más que con nosotros dos.  No lastimamos a nadie con lo que hacemos.
  • Pero Dios nos llama a honrar el matrimonio.  Nos llama a someter nuestra expresión sexual a su voluntad.  Aunque no entendamos el por qué, aunque no vaya de acuerdo con lo que la sociedad nos dice, ¿estaremos dispuestos a hacer lo que Dios manda, simplemente porque él nos lo dice?
  • Jesús nos da el ejemplo de cumplir con lo justo, y nos llama a hacer lo mismo.  Jesús también nos da otro ejemplo en su bautismo.  Es su ejemplo de solidaridad con nosotros.  El bautismo de Jesús es la señal de su identificación con la raza humana.  Aunque no tuvo pecado, se unió a nosotros en nuestra condición de pecadores para poder rescatarnos también.
  • Como lo dice Hebreos 2:14-15:
Por tanto, ya que ellos son de carne y hueso, él también compartió esa naturaleza humana para anular, mediante la muerte, al que tiene el dominio de la muerte —es decir, al diablo—, y librar a todos los que por temor a la muerte estaban sometidos a esclavitud durante toda la vida.  (NVI)
  • Esto es algo realmente maravilloso.  No nos podemos imaginar la gloria que Jesús compartía con su Padre.  No nos imaginamos su vida en el cielo, lejos de cualquier sufrimiento o preocupación.  Sin embargo, él se sometió a su Padre.  Por amor a nosotros, dejó el cielo y se vistió de carne.  Entró al mundo, con toda su maldad y con todos sus sufrimientos, para rescatarnos.
  • Cuando él se unió a las multitudes que hacían cola para que Juan los bautizara en el río Jordán, estaba diciendo: Yo he venido a ser uno de ustedes.  Juan reconoció su perfección, pero Jesús no se separó de nosotros.  Él bajó a la misma agua del río que todos los demás para que su amor por nosotros se hiciera más claro que el agua.
  • Podríamos decir que Dios no es como Doña Florinda.  Él no le dice a su Hijo: No te juntes con esa chusma.  Ni Jesús es como Kiko.  El no se quedó a la orilla del río mirando a todos los pecadores que bajaban al agua para luego decirles: ¡Chusma!  ¡Chusma!  No se alejó, dándoles la espalda.
  • Más bien, Jesús se unió a nosotros en nuestro problema, en nuestra situación de pecado – pero sin caer en el pecado, para que nos pudiera rescatar del pecado.  Se hizo solidario con nosotros para poder llevar nuestro pecado a la cruz.  Se unió a nosotros en las aguas del bautismo.
  • Ahora, cuando nosotros nos bautizamos, nos unimos a Cristo.  Así como él se unió a nosotros en las aguas del bautismo, nosotros nos unimos a él por fe.  Esto es lo que significa el bautismo para un creyente.  Algunas personas piensan que el bautismo es un ritual casi mágico.  Después del bautismo de una miembro de la iglesia, algunos amigos católicos preguntaron qué hacemos con el agua.
  • Para ellos, esa agua era especial.  No se debía drenar normalmente.  Por supuesto, debemos tratar todo lo que hacemos en la iglesia con dignidad y respeto, pero el agua del bautismo no tiene nada de especial.  No te va a hacer nada por su propia cuenta. 
  • Para otras personas, el bautismo es simplemente un intento por vivir una vida mejor.  Piensan que el bautismo es como un esfuerzo de autosuperación.  A veces incluso quieren bautizarse más de una vez.  Pero si una persona ya se ha bautizado de la manera bíblica, no hay razón para repetir el bautismo.  Es un compromiso con Cristo, algo así como una boda.  Nos casamos una sola vez.
  • Si tú crees en lo que Jesús hizo por ti, no esperes para bautizarte.  Toma ese paso que demuestra tu unión a él.  Él estuvo dispuesto a dejar el cielo y venir a esta tierra para unirse a nosotros y vencer a nuestro peor enemigo.  ¿Qué razón tienes para no unirte a él?  ¿Es más importante para ti lo que dice la gente?  ¿Crees que él no te podrá ayudar a vivir como él quiere?
  • Si ya has seguido el ejemplo de Jesús y te has bautizado, ¿estás viviendo como una persona bautizada?  Vivir como un bautizado significa caminar junto con Cristo.  Ya te uniste a él por fe.  Ahora te toca vivir en él, hablar con él, aprender de él.  Así como un esposo ve en el dedo su anillo de bodas y recuerda su compromiso con su esposa, así el bautismo nos sirve como recordatorio de nuestro compromiso con Cristo.
  • Recuerda el día en que bautizaste.  Recuerda ese compromiso que hiciste con Cristo, y decídete a vivir cada día con él.  Haz que tu amor por el Señor sea más claro que el agua en el que te bautizaste.
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