PASTOR TONY HANCOCK
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¿Qué me ofrece la salvación?

12/26/2021

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  • Quiero que imagines conmigo, por un momento, que vas a comprar un carro. Llegas a la agencia y encuentras un modelo del tamaño que buscas. Se te acerca un agente de ventas, y le empiezas a hacer preguntas acerca del carro. ¿Cuántos caballos de fuerza tiene el motor? El vendedor no sabe, pero te dice que es un motor muy bonito.
  • Preguntas cuántos pasajeros caben adentro, y el vendedor no sabe, pero te dice que irán muy cómodos. Preguntas acerca del consumo de combustible, y el vendedor no sabe, pero te dice que debe ser muy bueno. Ahora bien, con esas respuestas del vendedor, ¿comprarías ese carro? ¡Yo no lo compraría! Sería hacer una compra a ciegas.
  • Podemos hacer la misma pregunta acerca de la salvación. Dios nos ofrece la salvación. No la tenemos que comprar, pero sí damos algo a cambio. Entregamos nuestra fe, nuestra confianza, nuestra vida entera a cambio de la salvación que Jesús nos ofrece. Si aceptamos la salvación por fe, ¿qué recibimos a cambio de entregarle a Cristo nuestra vida y seguirlo a él?
  • Vamos a ver lo que la Biblia nos dice al respecto. Somos personas de espíritu, cuerpo y alma. Son los tres aspectos de nuestra naturaleza humana. La salvación afecta cada uno de ellos. Por eso, vamos a hablar de cada una de estas cosas separadamente. Comenzamos con lo que significa la salvación para nuestro espíritu.
  • Cuando no somos salvos, nuestro espíritu está muerto. Es decir, está separado de Dios y es insensible a él. Efesios 2:1 dice así: En otro tiempo ustedes estaban muertos en sus transgresiones y pecados. Cuando dice que estábamos muertos, no se refiere a nuestro cuerpo. Nuestro cuerpo estaba vivo. Sin la salvación, nuestro espíritu esta´muerto a causa de nuestros pecados.
  • Pero cuando recibimos la salvación, nuestro espíritu entra en una relación redimida con Dios. Nuestro espíritu vive, porque el Espíritu Santo de Dios le da vida. Llega a nuestro espíritu muerto y sopla su aliento en nosotros. El pecado que nos separaba de Dios es quitado de por medio. Volvemos a tener la relación con Dios que él nos creó para disfrutar, pero que el pecado destruyó.
  • Romanos 5:1, en la Nueva Biblia Viviente, lo expresa así: Así que, ahora que Dios nos ha declarado justos por haber creído, disfrutamos de la paz con Dios gracias a lo que Jesucristo nuestro Señor hizo por nosotros. Ya no estamos en pleito con Dios, si hemos recibido su salvación. Estamos en paz con él, porque el sacrificio de Jesús en la cruz nos ha hecho justos ante los ojos de Dios.
  • Esa relación redimida con Dios nos trae su perdón. Efesios 1:7 dice esto acerca de Jesús: En él tenemos la redención mediante su sangre, el perdón de nuestros pecados, conforme a las riquezas de la gracia. Sin Jesús, todos somos culpables. Todos hemos pecado. Pero gracias a la sangre derramada de Jesús, tenemos el perdón de Dios. Ya no somos culpables. Ya no tenemos que sentirnos avergonzados delante de él si hemos recibido la salvación por la fe en Jesús.
  • Esa relación redimida con Dios implica también la adopción. Según Gálatas 4:5, Jesús vino a este mundo para que redimiera a los que estaban sujetos a la ley, a fin de que recibiéramos la adopción de hijos. (RVC) Jesús es Hijo de Dios por naturaleza. Comparte la esencia misma del Padre, su naturaleza divina. Nosotros no compartimos su naturaleza, porque somos creación de Dios. Sin embargo, él nos adopta como sus hijos.
  • Esto significa que podemos tener confianza ante Dios para conversar con él y acercarnos a él. Es un buen Padre que jamás está tan ocupado que no puede escucharnos. También podemos confiar en su provisión. Como dijo Jesús, su Padre celestial sabe que ustedes tienen necesidad de todas estas cosas. (Mateo 6:32 RVC) Él cuidará de nosotros, sobre todo cuando le pedimos lo que necesitamos.
  • La primera cosa que te ofrece la salvación, entonces, es la restauración de tu espíritu – la restauración de tu relación con Dios. De aquí fluye todo lo demás. La segunda cosa que recibes de la salvación es la sanidad de tu cuerpo. Este tema puede ser controversial, y trataré de explicar claramente lo que entiendo de la Biblia. Lo que es claro que la salvación incluye la restauración de nuestro cuerpo.
  • Primeramente, sabemos que nuestros cuerpos serán totalmente sanados en la resurrección. Romanos 8:11 dice así: Y si el Espíritu de aquel que levantó de los muertos a Jesús vive en ustedes, el que levantó de los muertos a Cristo Jesús también dará vida a sus cuerpos mortales por medio de su Espíritu que vive en ustedes. (RVC) El Espíritu Santo de Dios vive en nosotros, si hemos recibido la salvación. Eso garantiza que nuestros cuerpos resucitarán sanos y perfectos.
  • Nuestro nuevo cuerpo será glorioso. Filipenses 3:21 dice así: Él transformará nuestro cuerpo miserable para que sea como su cuerpo glorioso, mediante el poder con que somete a sí mismo todas las cosas. (NVI) Será un cuerpo que jamás se enfermará ni morirá. Será un cuerpo como el que tuvo Jesús después de resucitar de los muertos.
  • Además de esto, nosotros ahora recibimos sanidad parcial y esporádica como una garantía de esa sanidad futura perfecta. Cuando Jesús estaba en la tierra, él sanó a muchas personas. De hecho, cada persona que le pidió a Jesús con fe que lo sanara, fue sanado. Esto sucedió porque Jesús, el Rey, estaba físicamente presente, inaugurando su reino.
  • Él sigue sanando hoy en día, pero no todos reciben la sanación. Por ejemplo, el apóstol Pablo no fue sanado de su aguijón en la carne, aunque tres veces le pidió al Señor que lo sanara. Dios permitió que siguiera sufriendo ese malestar para que fuera humilde. Esto significa que habrá veces en que le pedimos sanidad a Dios, y no la recibimos. Otras veces, sí la recibiremos.
  • Siempre debemos pedirle con fe a Dios que nos sane si estamos enfermos, y muchas veces lo hará. Pero cuando vemos a una persona que no ha sido sanada, jamás debemos pensar que le ha sucedido porque no tuvo suficiente fe. Esto no lo sabemos. Durante este tiempo entre las dos venidas de Jesús, la sanidad no siempre sucede.
  • La salvación, entonces, trae una relación redimida con Dios a nuestro espíritu. También trae sanidad a nuestro cuerpo. Es una sanidad parcial ahora, y una sanidad perfecta en la resurrección. El tercer aspecto de la salvación es la restauración del alma. Primero, debemos decir lo que es el alma.
  • El alma es el intelecto, la voluntad, las emociones. Es nuestra vida interior. Es la mente, la parte que razona y siente. El cuerpo se relaciona con el mundo externo mediante los cinco sentidos. El espíritu se relaciona con Dios. El alma se relaciona con otros seres y consigo mismo.
  • La restauración del alma toma varias formas en la salvación. En primer lugar, experimentamos sanidad emocional. Cuando el rey David describe su relación con Dios en el Salmo 23, dice: Confortará mi alma. (Salmo 23:3 RV60) El Salmo 147:3 dice que Dios restaura a los de corazón quebrantado y cubre con vendas sus heridas. (NVI)
  • El simple hecho de saber que tenemos un Padre que nos cuida nos da esperanza. Su amor sana las heridas del rechazo. La comunión con otros creyentes también nos restaura. Pero tenemos que aclarar algunas cosas acerca de la sanidad emocional. Es un proceso. No sucede de la noche a la mañana. Tampoco será completo en esta vida.
  • Es más, Dios puede usar medios para lograrlo. Puede usar a los doctores y a los consejeros, por ejemplo, de la misma manera en que lo hace con enfermedades físicas. Si estás sufriendo de la depresión, la ansiedad o alguna otra necesidad emocional, busca la ayuda que esté a tu alcance al mismo tiempo que confías en Dios, pasas tiempo en oración y buscas su presencia.
  • La restauración de tu alma también viene al saber que Dios tiene un propósito para ti. Romanos 8:28 declara esto: Ahora bien, sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de los que lo aman, es decir, de los que él ha llamado de acuerdo a su propósito. (RVC) Dios te ha llamado y está trabajando en tu vida para un buen propósito.
  • Nada de lo que haces es en vano. No estás destinado al olvido. No eres un Don Nadie, si has recibido a Cristo como Señor y Salvador. Dios tiene un propósito para ti, y te hace parte de su hermoso plan para todo el universo. Por lo tanto, puedes trabajar con ganas. Puedes criar a tus hijos con esperanza. Puedes amar a tu esposa, sabiendo que es hija de un Rey. Todo lo que haces tiene propósito dentro del plan de Dios. Cuando conocemos nuestro propósito, nuestra alma cobra vida.
  • Ahora que sabes lo que incluye la salvación, ¿la quieres recibir? Si ya la has recibido por fe, ¿estás disfrutando de todos sus beneficios? La salvación no se puede comprar, porque Jesús ya pagó el precio con su muerte en la cruz. Pero sí se tiene que recibir, con un corazón arrepentido y entregado y con fe en Jesús. ¿Has recibido la salvación?
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