PASTOR TONY HANCOCK
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Una iglesia que sirve según el modelo de Jesús

7/31/2022

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  • Se cuenta la historia de un hombre que andaba pidiendo trabajo en un barrio de ricos. Llegó a la puerta de una casa y tocó el timbre. Cuando le explicó al dueño lo que buscaba, el señor le dijo: Mira. Aquí hay un balde de pintura y una brocha. Atrás hay un porche. Quiero que me lo pintes.
  • Después una media hora, volvió a sonar el timbre. El dueño de la casa abrió la puerta, y allí estaba el trabajador. ¿Tan rápido terminaste? – le preguntó. El trabajador le contestó: Sí, ya terminé. Pero no es un porche, es un Mercedes. ¡Sólo me puedo imaginar la cara que puso el dueño de ese carro al saber que ahora traía pintura de casa, y mal puesta!
  • Se hizo un desastre, porque el trabajador no comprendió lo que quería el dueño ni se preocupó por averiguar bien lo que tenía que hacer. Sólo se lanzó a hacer las cosas como mejor le parecía. ¡Espero que nunca te toque tener un trabajador así! Nosotros, como iglesia, hemos sido llamados a servir a Dios. El llamado a la salvación es un llamado al servicio. Tenemos que hacernos esta pregunta: ¿Sirvo a Dios como él quiere, o como yo quiero?
  • En Efesios 2:8-9, vemos claramente que somos salvos por la gracia de Dios y por medio de la fe, no por obras que hacemos. Pero inmediatamente después, la Biblia dice que somos creados en Cristo Jesús para buenas obras (Efesios 2:10).
  • Si queremos recibir la salvación sin servir a Dios, terminaremos en la frustración. Sentiremos que algo nos falta. Sólo podremos experimentar el gozo de Dios cuando vivimos al servicio de Dios. Dios nos revela la forma en que debemos servirle en Filipenses 2:5. Dice así: La actitud de ustedes debe ser como la de Cristo Jesús.
  • El modelo de servicio para cada hijo o hija de Dios es el Hijo unigénito de Dios. Jesús es Hijo por naturaleza y desde la eternidad, a tal grado que comparte la misma esencia del Padre. Si queremos saber cómo servir a Dios, él es nuestro ejemplo.
  • Pero también necesitamos otros ejemplos. Hoy vamos a ver dos ejemplos de hombres que sirvieron a Cristo y su iglesia para aprender de sus ejemplos cómo nosotros podemos servir mejor: Timoteo y Epafrodito.
  • Leamos primero lo que nos dice Pablo acerca de Timoteo en Filipenses 2:19-24. Espero en el Señor Jesús enviarles pronto a Timoteo, para que también yo cobre ánimo al recibir noticias de ustedes. 20 Nadie como él se preocupa de veras por el bienestar de ustedes, 21 pues todos los demás buscan sus propios intereses y no los de Jesucristo. 22 Pero ustedes conocen bien la entereza de carácter de Timoteo, que ha servido conmigo en la obra del evangelio, como un hijo junto a su padre. 23 Así que espero enviárselo tan pronto como se aclaren mis asuntos. 24 Y confío en el Señor que yo mismo iré pronto.
  • ¿Quién fue Timoteo? Fue un joven que Pablo conoció durante su segundo viaje misionero. Su padre era griego, y al parecer, no era creyente. Su madre, en cambio, era judía. Ella había llegado a creer en Jesús, y había criado a Timoteo en la fe. Desde su niñez, Timoteo había conocido las Escrituras.
  • Los hermanos de la iglesia hablaban bien de él, así que Pablo lo llevó para ser parte de su equipo. En ocasiones, él acompañó a Pablo en sus viajes misioneros. A veces, Pablo lo enviaba con otros colaboradores para atender a las iglesias que había sembrado. Se convirtió en un ayudante de confianza de Pablo. La relación entre los dos duró hasta que Pablo murió.
  • ¿Alguna vez has tenido un trabajo donde te hicieron una evaluación? Algún supervisor se sentó contigo para explicarte lo que estabas haciendo bien, y dónde podrías mejorar. Ahora imagina que Jesús se sentara contigo para evaluar el servicio que le estás dando como seguidor suyo. ¿Por cuáles cosas te felicitaría? ¿Cuáles áreas de crecimiento identificaría?
  • Pablo nos da aquí una evaluación del servicio de Timoteo. Menciona tres cosas específicas. Primero, Timoteo tenía un interés sincero por el bienestar de la iglesia. Aunque muchos habían defraudado a Pablo con su egoísmo, no así Timoteo. Tengamos cuidado con servir a Dios sólo por recibir algo a cambio. También cuidémonos de los líderes en la iglesia que sólo sirven por interés.
  • La segunda cosa notable en la evaluación de Timoteo es que valoraba los asuntos de Jesús y de los demás. Cuando Jesús fue niño, sus padres lo dejaron en el templo sin darse cuenta. Cuando por fin lo hallaron, él les dijo: ¿No sabían que en los asuntos de mi Padre tengo que estar? Timoteo tenía un espíritu parecido. Daba prioridad a los asuntos de su Señor Jesús.
  • En tercer lugar, Timoteo tenía un carácter comprobado en el ministerio. Su ejemplo era notable. Todos se habían dado cuenta. Había sido probado. Más tarde, él llegó a ocupar lugares muy importantes en la iglesia. Pablo lo dejó a cargo de las iglesias en Éfeso durante algún tiempo, por ejemplo. Habría estado a cargo del bienestar de miles de personas.
  • Pero antes de ocupar este puesto, tuvo que pasar años como ayudante. Aquí hay dos lecciones muy importantes para nosotros. En primer lugar, no esperemos servir de maneras vistosas y honrosas si no estamos dispuestos primero a servir detrás del escenario. Si sólo queremos servir a Dios en maneras que nos parecen dignas de nuestra propia importancia, debemos examinar nuestro corazón y nuestras motivaciones.
  • La segunda lección que aprendemos tiene que ver con el llamado de los que sirven a Dios de forma oficial, como pastores, misioneros y ministros de otras clases. Cuando alguien recibe el llamado al servicio, debe demostrar ese llamado sirviendo al Señor dentro de la iglesia para que la iglesia reconozca su llamado y lo afirme. La persona que se lanza al ministerio sin el apoyo de la iglesia hace algo peligroso.
  • El ejemplo de Timoteo es un ejemplo de dedicación. Si queremos servir a Dios como él quiere y como se merece, tenemos que servir con dedicación. No es necesario ser pastor, misionero o evangelista para hacer esto. Es cuestión de prioridades. Puedes servir a Dios como padre, como madre, como trabajador, aun en tus momentos de diversión.
  • Lo importante es decirle al Señor que quieres servirle como él quiere. Pídele que te muestre como él te puede usar en cualquier lugar. El primer paso hacia la dedicación es la disposición. Es simplemente estar dispuesto a preguntarle a Dios cómo él quiere usarme.
  • El segundo ejemplo que veremos hoy es el de Epafrodito. A diferencia de Timoteo, sabemos muy poco de él. Casi todo lo que sabemos viene de los versículos que leeremos en seguida, Filipenses 2:25-30.
  • Ahora bien, creo que es necesario enviarles de vuelta a Epafrodito, mi hermano, colaborador y compañero de lucha, a quien ustedes han enviado para atenderme en mis necesidades. 26 Él los extraña mucho a todos y está afligido porque ustedes se enteraron de que estaba enfermo. 27 En efecto, estuvo enfermo y al borde de la muerte; pero Dios se compadeció de él, y no solo de él, sino también de mí, para no añadir tristeza a mi tristeza. 28 Así que lo envío urgentemente para que, al verlo de nuevo, ustedes se alegren y yo esté menos preocupado. 29 Recíbanlo en el Señor con toda alegría y honren a los que son como él, 30 porque estuvo a punto de morir por la obra de Cristo, arriesgando la vida para suplir el servicio que ustedes no podían prestarme.
  • Epafrodito fue el mensajero que había llevado la ofrenda de los filipenses a Pablo, y que ahora llevaba la carta que les estaba enviando – la carta que estamos leyendo ahora. La iglesia lo había enviado con la ofrenda y con la idea de que se quedara un tiempo sirviendo a Pablo en su encarcelamiento. Sin embargo, en el camino sucedió algo inesperado.
  • Epafrodito se enfermó. Se puso tan enfermo que casi murió. Sin embargo, Dios lo sanó. Pablo decidió enviarlo de regreso a Filipos con la carta, para que los miembros de su iglesia lo pudieran ver. Ellos se habían enterado de su enfermedad, y estaban preocupados por su bienestar.
  • Alguien podría pensar que Epafrodito había fracasado en su misión. Debido a su enfermedad, no se había podido quedar para atender a Pablo. Pero el apóstol no lo vio así. Al contrario, dijo que Epafrodito merecía elogio y honra por su servicio. El ejemplo de Epafrodito nos muestra el sacrificio del siervo.
  • En este mundo dañado por el pecado, el sufrimiento es inevitable. El hecho de vivir para Cristo no nos quita el sufrimiento. Algunos te dirán que, si tienes suficiente fe, jamás tendrás que sufrir. Pero este ejemplo nos muestra algo diferente. Epafrodito se enfermó, no por su falta de fe, sino porque vivimos en un mundo de pecado donde existe la enfermedad.
  • Nunca debemos buscar el sufrimiento. Dios no nos llama a darnos latigazos o buscar el sufrimiento a propósito. Sin embargo, cuando nos toca sufrir, también podremos ver el poder de Dios. Epafrodito sufrió la enfermedad en su viaje para atender a Pablo, pero luego fue sanado por Dios. Cada sufrimiento es una ocasión para ver el poder de Dios, sea que nos sane o que nos fortalezca para sobrellevar el sufrimiento.
  • Hoy hemos visto dos grandes ejemplos: Timoteo y Epafrodito. Pablo los menciona casi de paso en su carta, pero en ambos casos vemos el gran afecto que el apóstol les tenía. Describe a Timoteo como su hijo. Aunque el padre de Timoteo quizás no tuvo mucho que ver con él, Dios le dio otro padre en la fe.
  • De la misma manera, mostró un afecto profundo hacia Epafrodito, su hermano, colaborador y compañero de lucha. Con esto quiero cerrar. Cuando servimos a Dios con dedicación y sacrificio, descubrimos amistades más profundas que cualquier relación mundana. El afecto sincero que existe entre los que sirven al Señor es una bendición de Dios. Es un reflejo de su gran amor. Es una de las cosas que nos trae gran satisfacción en nuestro servicio al Señor.
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