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Amor de mentira

8/23/2020

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  • ¿Te gustan los champiñones? A mí me gustan mucho. Unos champiñones fritos en mantequilla o encurtidos con la ensalada me saben muy bien. Hay hongos blancos que crecen solos afuera de mi casa, pero nunca los consumo. Siempre compro los champiñones de la tienda. ¿Por qué? Porque es muy difícil distinguir entre los hongos venenosos y los champiñones comestibles.
  • A la simple vista, se ven iguales. Sin embargo, uno mata y el otro nutre. Podríamos decir que los hongos venenosos son champiñones de mentira. Parecen ser buenos, pero no lo son. Lo mismo se podría decir del amor. La semana pasada, vimos que Dios nos llama a vivir una vida de amor, porque somos hijos amados de Dios. Nuestro ejemplo es el amor de Jesucristo.
  • Sin embargo, hay un amor de mentira. Hay un amor falso que engaña a muchos. Parece ser amor de verdad. Parece llenar la necesidad que todos tenemos de dar y recibir amor, pero en realidad, lleva a la muerte. Leamos lo que Dios nos dice acerca de este falso amor en Efesios 5:3-7.
  • Entre ustedes ni siquiera debe mencionarse la inmoralidad sexual, ni ninguna clase de impureza o de avaricia, porque eso no es propio del pueblo santo de Dios. 4 Tampoco debe haber palabras indecentes, conversaciones necias ni chistes groseros, todo lo cual está fuera de lugar; haya más bien acción de gracias. 5 Porque pueden estar seguros de que nadie que sea avaro (es decir, idólatra), inmoral o impuro tendrá herencia en el reino de Cristo y de Dios. 6 Que nadie los engañe con argumentaciones vanas, porque por esto viene el castigo de Dios sobre los que viven en la desobediencia. 7 Así que no se hagan cómplices de ellos. (NVI)
  • Pasajes como éste no son fáciles de predicar. Por una parte, vivimos en un mundo que le ha dado la espalda a la enseñanza bíblica acerca de la sexualidad. Se promueve la aceptación de cualquier práctica sexual, con tal de que los participantes estén de acuerdo. Frente a esto, la perspectiva bíblica parece anticuada y restrictiva. En realidad, sin embargo, la inmoralidad sexual es algo muy viejo. La enseñanza bíblica es lo nuevo y avanzado.
  • Por otra parte, hay tantas personas que han fallado en esta área que es muy incómodo hablar de estas cosas. Nos encanta oír sermones acerca de pecados que nosotros mismos no cometemos, porque nos sentimos justificados y superiores. En cambio, todos hemos fallado en el área sexual – aunque sea sólo con el pensamiento. Por lo tanto, nos incomoda.
  • Pero no podemos arrancar estos pasajes de la Palabra de Dios. Tampoco podemos acomodar la verdad a nuestra conveniencia. En realidad, cuando enfrentamos la verdad, aunque sea incómoda, descubrimos al final una vida mucho mejor, más libre y de mayor bendición.
  • Por lo tanto, entendamos lo que Dios nos dice: Alejémonos de toda mención de la inmoralidad sexual, porque trae la condenación de Dios sobre quienes la practican. Dios quiere que vivamos en amor de verdad, no de mentira.
  • ¿Cómo los podemos distinguir? La diferencia entre el amor de verdad y el amor de mentira es éste. El amor de verdad es un amor de sacrificio y de compromiso. En cambio, el amor de mentira es un amor egoísta y libertino. El amor de verdad es como el amor de Dios, que es un amor de sacrificio. Jesús sacrificó su vida por nosotros.
  • Es también un amor de compromiso. En el Antiguo Testamento, Dios se comprometió con el pueblo de Israel. Siguen siendo su pueblo, porque como dice Romanos 11:29, las dádivas de Dios son irrevocables. Dios no ama primero a un pueblo y luego a otro. No se cansa de unos para luego buscar a otros. Es fiel y comprometido.
  • El amor de mentira, en cambio, sólo busca su propia satisfacción. Usa a otras personas para sentirse bien, pero rehúye el compromiso y el sacrificio. No acepta límites. Ese amor de mentira es una marca de los que se van a perder. El adulterio, la fornicación y las perversiones sexuales son evidencias contundentes de que una persona se encuentra fuera del reino de Dios.
  • Es muy importante aclarar algo aquí. Dios no nos está hablando de los que han sido inmorales o impuros, pero se han arrepentido y ahora siguen a Cristo. De hecho, en 1 Corintios 6, el apóstol Pablo dice que ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los sodomitas, ni los pervertidos sexuales… heredarán el reino de Dios. (1 Corintios 6:9-10 NVI)
  • Pero luego dice, Y eso eran algunos de ustedes. Pero ya han sido lavados, ya han sido santificados, ya han sido justificados en el nombre del Señor Jesucristo y por el Espíritu de nuestro Dios. (1 Corintios 6:11 NVI) En otras palabras, puede ser que tú antes hayas cometido fornicación o adulterio o hayas tenido algún encuentro pervertido. Si te arrepentiste de corazón y te entregaste a Cristo, todo eso fue lavado por su sangre. Eso no tiene nada que ver con tu condición actual. Ahora eres hijo de Dios y heredero de su reino.
  • Pero si tú ahora estás viviendo en alguna de esas cosas, Dios te llama a arrepentirte. Sé que son palabras duras. Pero no lo digo yo; lo dice Dios. Que nadie los engañe con argumentaciones vanas, porque por esto viene el castigo de Dios sobre los que viven en la desobediencia. Se presentan muchos argumentos para defender la inmoralidad sexual. Todo el mundo lo hace. Es que tengo mis necesidades. Es que nos vamos a casar después. No dejes que nadie te engañe con esos argumentos. La verdad es que toda inmoralidad sexual trae malas consecuencias.
  • El sexo es como la electricidad. Dios lo creó como algo bueno. Cuando se maneja correctamente, trae gran bendición. El sexo, como la electricidad, se maneja correctamente cuando se emplea con los límites debidos. Cuando se sale de esos límites, en cambio, trae destrucción y muerte.
  • La avaricia o codicia que menciona el verso 5 es la avaricia sexual. Consiste en ver a los demás como instrumentos para satisfacer los deseos de uno mismo. En lugar de aceptar la vida y el valor como regalos del Creador, trata de encontrarlos en la creación. En otras palabras, la inmoralidad se convierte en idolatría porque busca el sentido de la vida en el placer sexual, algo que Dios creó, en lugar de buscarlo en el Dios que todo lo creó.
  • Es por esto que Dios nos llama a ni siquiera hablar de estas cosas. Por eso dice el verso 3 que estas cosas ni siquiera deben mencionarse entre nosotros. En otras palabras, no deben ser objeto de conversación. ¿Cómo se nos ocurre conversar o bromear acerca de las cosas que le ofenden a Dios? Es incoherente.
  • Además de esto, cuando hablamos o bromeamos acerca de estas cosas, se produce un interés morboso. Comenzamos riéndonos de las cosas, para luego aceptarlas. Las prácticas sexuales de las que antes hacían chistes los comediantes ahora se han vuelto aceptables ante la sociedad.
  • En un episodio de la comedia “Friends” o “amigos”, a dos de los personajes se les prende por accidente un canal de pornografía en el televisor. Estos dos hombres deciden dejar prendido el televisor, porque si lo apagan, perderán el canal de pornografía. Conforme avanza el episodio, sus expectativas se vuelven cada vez más extrañas.
  • Uno le dice al otro: Entre a una tienda, y la vendedora ni siquiera se desvistió. El otro le responde: Tenemos que apagar el porno. Es un programa de humor, pero lo que refleja es algo real. Cuando dejamos que la inmoralidad sexual forme nuestra manera de pensar mediante la pornografía, las fantasías o las prácticas sexuales, comenzamos a ver a los demás de una manera equivocada. En lugar de verlos como hermanos y hermanas, los vemos como objetos nada más.
  • Algunos creen que los cristianos son muy ñoños porque no juegan ni bromean acerca del sexo. Más bien, tomamos el sexo en serio como algo poderoso y precioso. En lugar de derrochar nuestros cuerpos, buscamos usarlos de la manera que glorifica a Dios, que trae bendición y que da lugar al verdadero amor – entre la pareja y fuera de la pareja.
  • ¿Cuál será el antídoto al daño que nos hace la inmoralidad sexual? Nos lo da el verso 4. Es la gratitud. La gratitud es el antídoto a la inmoralidad sexual. Cuando deseamos a una persona que no es nuestro cónyuge, mostramos una falta de conformidad con lo que Dios nos da. Cometemos el pecado de la codicia. Es una especie de avaricia sexual, que jamás será satisfecha.
  • En cambio, cuando le damos las gracias a Dios por lo que nos ha dado, nos damos cuenta de su generosidad y llegamos a conocer la verdadera satisfacción. El autor G. K. Chesterton en su libro Ortodoxia reflexionaba sobre sus sentimientos hacia su esposa. Decía que otros se preguntaban por qué no podían tener a muchas mujeres. Él, en cambio, se maravillaba de que Dios le permitiera tener a la que le había dado.
  • Jesús es el modelo para nosotros en esto. Un día se casará con su novia, la iglesia. Él está esperando hasta el día de su boda para llevarla a vivir con él. De Jesús aprendemos cómo llevar el matrimonio de la manera en que Dios lo desea.
  • Cuando el verdadero amor de Dios está al centro de nuestra vida, quedamos libres para amar de verdad a todos los demás. Quedamos libres para amar a nuestro cónyuge, si estamos casados, porque no buscamos de ella o de él más de lo que nos puede dar. Quedamos libres para amar a nuestros hermanos y hermanas, porque los valoramos como personas.
  • Imagina cómo sería el mundo si ninguna mujer tuviera que preocuparse por las intenciones de los hombres en su trabajo. Imagina cómo sería el mundo si ningún padre tuviera que preocuparse por las intenciones de los amigos de su hija. Imagina cómo sería el mundo si cada joven fuera íntegro y respetuoso.
  • En el reino de Dios, así es. Mientras el mundo se pierde en inmoralidad y desenfreno, Dios llama a su pueblo a mostrar que el verdadero amor se vive en pureza. Dios nos llama a dejar los chistes colorados, las frases de doble sentido y los chismes de mal gusto. Sólo así seremos libres para amar de verdad.  
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