El Espíritu de poder• ¿Qué es la iglesia? Algunos creen que la iglesia es un lugar donde los músicos y el pastor montan un espectáculo. Es un espectáculo espiritual, con ciertas referencias a la Biblia y algún esfuerzo por sentir la presencia de Dios. Miden la iglesia por el show; se supone que, como en cualquier show, hay que pagar un precio de entrada, pero hasta allí llega la responsabilidad del espectador.
• Es fácil distinguir a esta gente, porque tan pronto ya no les guste el espectáculo, se van en busca de otro teatro – digo, otra iglesia. Son los primeros en irse si el pastor se va. Suelen hablar de “la iglesia del pastor fulano”, en lugar de “nuestra iglesia” o “la iglesia del Señor”. • Sin embargo, la iglesia no es un teatro. ¿Qué es, entonces? La Biblia dice que es un cuerpo. Cada cuerpo tiene una cabeza que controla sus movimientos. La cabeza de la iglesia es Jesucristo. Cada cuerpo también tiene muchos miembros, y así es la iglesia también. Hay ciertas cosas que son esenciales si un cuerpo va a funcionar bien. También hay ciertas cosas que tienen que suceder si la iglesia va a funcionar bien. Abramos la Biblia en Romanos 12:3-8 para ver algunas de ellas. • Por la gracia que se me ha dado, digo a todos ustedes: Nadie tenga un concepto de sí más alto que el que debe tener, sino más bien piense de sí mismo con moderación, según la medida de fe que Dios le haya dado. 4 Pues, así como cada uno de nosotros tiene un solo cuerpo con muchos miembros, y no todos estos miembros desempeñan la misma función, 5 también nosotros, siendo muchos, formamos un solo cuerpo en Cristo, y cada miembro está unido a todos los demás. 6 Tenemos dones diferentes, según la gracia que se nos ha dado. Si el don de alguien es el de profecía, que lo use en proporción con su fe; 7 si es el de prestar un servicio, que lo preste; si es el de enseñar, que enseñe; 8 si es el de animar a otros, que los anime; si es el de socorrer a los necesitados, que dé con generosidad; si es el de dirigir, que dirija con esmero; si es el de mostrar compasión, que lo haga con alegría. • Según la leyenda, el conquistador Francisco Pizarro fue descuartizado atando sus extremidades a cuatro caballos. Obviamente, no sobrevivió este incidente. Para que un cuerpo pueda funcionar, tiene que mantenerse unido. • Es cierto de un cuerpo humano, y es igualmente cierto en la iglesia de Cristo. Al llegar a tener fe en Jesucristo, Dios nos ha hecho parte de su cuerpo. Tenemos que esforzarnos por mantener esa unión, porque de otro modo, no podremos lograr nuestro propósito. • Para mantener esa unión, cada miembro tiene que medirse correctamente. Esta es la primera gran idea que encontramos en este pasaje. Observemos el verso 3. Pablo habla por la gracia que le ha sido dada. Se refiere a la gracia de ser apóstol. Pablo no decidió ser apóstol; él no escogió entre varias opciones diferentes de carrera pensando: ¿Qué seré? ¿Seré chef? No, no me gusta cocinar. ¿Seré jardinero? No, les tengo alergia a las plantas. ¡Ya sé! Voy a ser un apóstol. Me gusta predicar. • ¡Eso no es lo que sucedió! Más bien, Dios lo llamó cuando predicar a Cristo era la última cosa que se la habría ocurrido hacer. Se encontraba persiguiendo a los seguidores del Señor cuando Jesús le llamó. Fue totalmente por la gracia de Dios, no por iniciativa de Pablo. • Pablo no es el único. Así como él recibió la gracia de ser apóstol, cada uno de nosotros que es creyente ha recibido gracia también. Lo dice el verso 6: Tenemos dones diferentes, según la gracia que se nos ha dado. El mismo Dios que, por su gracia, llamó a Pablo a ser apóstol y le dio la autoridad para escribirnos esta instrucciones también te ha dado a ti y me ha dado a mí un lugar, un puesto, un papel para jugar en su iglesia. • Ahora bien, si nuestro lugar en el cuerpo de Cristo es por gracia, significa que tenemos que medirnos correctamente. Y esto es precisamente lo que vemos en el verso 3. La medida que tenemos que usar para medirnos es la medida de la fe. En otros palabras, tenemos que medirnos conforme a la verdad que hemos llegado a creer en Jesucristo. • Hace años me picó una avispa en el dedo. Todo el dedo se me hinchó, y luego toda la mano. Se volvió sensible. No lo podía usar. Esto es lo que sucede cuando no nos medimos correctamente. Algunos se hinchan y se creen más. Otros se vuelven sensibles y se creen menos. En ambos casos, caen en problemas porque usan la medida equivocada. Se comparan con los demás. • La medida correcta es la medida de la fe. Lo que realmente importa es lo que Jesucristo dice de ti. Por fe sabes que eres hijo de Dios, que Jesucristo te llama hermano y que formas parte de un sacerdocio real con un lugar muy importante en el plan de Dios para el universo. No te subestimes ni te creas mejor que otros. Más bien, mídete de acuerdo con lo que Dios dice de ti. • La segunda clave para que la iglesia funcione bien, la segunda gran idea de este pasaje, se encuentra en los siguientes versículos. Es muy sencillo: cada miembro tiene que realizar su función. Eso significa que cada uno de nosotros tiene una función. El cuerpo humano no tiene miembros sobrantes, y la iglesia de Cristo tampoco los tiene. Si Cristo te ha salvado, es para hacer algo. • No todos vamos a hacer lo mismo. Hemos recibido diferentes dones. ¿Quién nos da esos dones? El Espíritu Santo lo hace. La capacidad de servir en el cuerpo de Cristo viene del Espíritu Santo. Pablo aquí no lo menciona, porque a veces así funciona el Espíritu Santo. No lo vemos ni lo sentimos, pero él sigue trabajando. • Hay una gran diversidad de dones. Estos versos describen algunos de ellos. Por ejemplo, profetizar es dar un mensaje que uno ha recibido directamente de Dios. Es fácil que la persona que tenga el don de profecía se enorgullezca y trate de usar su don para su propio beneficio. Es por esto que Pablo dice que lo use de acuerdo con, o en proporción con, su fe. • Otro tendrá el don de servicio. Este es el don de ver las necesidades físicas de otros, y ayudarles. Otro tendrá el don de enseñanza, la capacidad para comunicar claramente la verdad bíblica. Otro tendrá el don de la exhortación, que es animar a los creyentes a vivir la verdad del evangelio. • El punto clave es que cada uno tiene que ponerse al servicio del cuerpo en la capacidad que el Señor le ha dado para ayudar, enseñar, dar, animar y todas las demás cosas que tienen que suceder en una iglesia. Si esto no sucede, el cuerpo no podrá hacer todo lo que debe. • ¿Cómo puedo saber cuál es mi don? Ten cuidado de no decir, No sé cuál es mi don, y por eso no puedo servir en la iglesia. Más bien, abre los ojos para ver las necesidades que hay. Cuando veas una necesidad que sólo puedes llenar con la ayuda de Dios, es probable que llenarlo sea tu don. • Si lo puedes hacer en tus propias fuerzas, será fácil hacerlo en la carne y no depender del Espíritu. En cambio, si es algo que sientes el deseo de hacer, pero sólo lo podrás lograr dependiendo de Dios, es posible que sea tu don. Busca también el consejo de cristianos maduros. Ellos te ayudarán. • Quiero invitarte hoy a tomar una decisión. ¿Qué clase de iglesia seremos? ¿Seremos una iglesia tipo teatro? ¡La verdad es que yo no puedo montar muy buen espectáculo! ¿O seremos el cuerpo de Cristo? Dios nos está llamando a unirnos y a trabajar juntos para levantar la iglesia que él quiere ver aquí. ¿Cuál será tu decisión?
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