PASTOR TONY HANCOCK
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Cómo saber si eres salvo

2/10/2019

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  • ¿Cómo puedo estar seguro de tener la vida eterna?  Algunas personas te dirán que no puedes estar seguro.  No puedes saber si tienes vida eterna hasta después de morir, te dirán.  Sin embargo, uno de los libros de la Biblia se escribió precisamente para que tú pudieras saber con seguridad si tienes vida eterna o no.
  • Al final de su primera carta, el apóstol Juan declara lo siguiente: Les escribo estas cosas a ustedes que creen en el nombre del Hijo de Dios, para que sepan que tienen vida eterna.  (NVI)  Juan nos escribe a los que creemos en Jesús para mostrarnos cómo tener la seguridad de la vida eterna.
  • La semana pasada vimos que la vida verdadera se manifestó.  La vida que existe en este mundo siempre se acaba.  Los árboles más antiguos del mundo tienen miles de años de edad, pero tarde o temprano se mueren.  El tiburón de Groenlandia puede vivir entre trescientos y quinientos años, pero su vida tiene final.  Los seres humanos pueden llegar a tener hasta ciento quince años, pero nadie vive para siempre.  Toda la vida que existe en nuestro planeta tiene su final.
  • Pero en Jesús se ha manifestado la vida eterna.  Esa vida que Cristo tiene en sí mismo, esa vida eterna que está en él vino a este mundo en la forma de un hombre.  Juan y los demás apóstoles lo vieron, lo oyeron, convivieron con él y hasta lo tocaron.  Cuando recibimos su testimonio con fe, podemos llegar a conocer esa vida también.
  • Si he recibido esa vida, habrá ciertas manifestaciones en mi vida.  Si la fe que tengo en Jesús es genuina, producirá ciertos efectos.  La fe genuina tiene ciertas cualidades, así como la moneda genuina tiene ciertas cualidades.  En muchas tiendas he visto que las cajeras marcan los billetes con un plumón amarillo.  ¿Lo has visto tú?
  • Recientemente supe por qué lo hacen.  Ese plumón contiene una tintura de yodo.  Si el billete es de papel, el yodo reacciona con las fibras del billete y se vuelve negro.  En cambio, si es de tela – como cualquier billete genuino – sólo deja un rastro amarillo.  Así como esa prueba demuestra si el billete es genuino o no, hay ciertas pruebas que muestran si nuestra fe es genuina o no.
  • Aplicando estas pruebas a nuestra propia vida, podemos saber si tenemos vida eterna.  Podemos tener seguridad.  Las pruebas que el apóstol Juan nos presenta en su primera carta son tres.  Vamos a pasar las próximas tres semanas en la examinación de estas tres pruebas.  La que veremos hoy es la primera prueba – la de la obediencia.
  • Leamos 1 Juan 1:5-2:6 para aprender más sobre esta prueba.
Este es el mensaje que hemos oído de él y que les anunciamos: Dios es luz y en él no hay ninguna oscuridad. 6 Si afirmamos que tenemos comunión con él, pero vivimos en la oscuridad, mentimos y no ponemos en práctica la verdad. 7 Pero, si vivimos en la luz, así como él está en la luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de su Hijo Jesucristo nos limpia de todo pecado.
8 Si afirmamos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos y no tenemos la verdad. 9 Si confesamos nuestros pecados, Dios, que es fiel y justo, nos los perdonará y nos limpiará de toda maldad. 10 Si afirmamos que no hemos pecado, lo hacemos pasar por mentiroso y su palabra no habita en nosotros.
2 Mis queridos hijos, les escribo estas cosas para que no pequen. Pero, si alguno peca, tenemos ante el Padre a un intercesor, a Jesucristo, el Justo. 2 Él es el sacrificio por el perdón de nuestros pecados, y no solo por los nuestros, sino por los de todo el mundo.
3 ¿Cómo sabemos si hemos llegado a conocer a Dios? Si obedecemos sus mandamientos. 4 El que afirma: «Lo conozco», pero no obedece sus mandamientos, es un mentiroso y no tiene la verdad. 5 En cambio, el amor de Dios se manifiesta plenamente en la vida del que obedece su palabra. De este modo sabemos que estamos unidos a él: 6 el que afirma que permanece en él debe vivir como él vivió.  (NVI)
  • Este pasaje nos presenta dos razones básicas para ver que la obediencia es una prueba real de nuestra fe.  La primera se basa en una realidad sencilla acerca de Dios.  Él es luz.  No solamente es la luz para nuestra vida; en su ser mismo, Dios es luz.  No hay ninguna oscuridad en él.  No hay ni una sombra de maldad, de engaño, de injusticia o de pecado en Dios.  Él es luz.  Si decimos que conocemos a Dios, entonces, pero estamos caminando en la oscuridad, mentimos.  Es así de fácil.
  • Puede ser que tú hayas visto la mano poderosa de Dios en tu vida en algún momento del pasado.  Quizás él te libró de algún desastre, te sanó de una enfermedad o te bendijo de una manera especial.  Puede ser que tú hayas visto a Dios obrar en tu vida, pero si no estás viviendo en obediencia a él, no lo conoces.
  • Puede ser que conozcas mucho de la Biblia, que puedas recitar el Credo sin titubear y contestar cualquier pregunta doctrinal, pero si estás caminando en la oscuridad, no conoces a Dios.  Quizás conozcas de Dios, pero no conoces a Dios.  En el día del juicio, esa clase de conocimiento no te servirá de nada.
  • Puede ser que hayas tenido experiencias bonitas de adoración, que hayas sentido el toque del Espíritu Santo, y que hayas tenido visiones o sueños; si no estás viviendo en obediencia a Dios, no lo conoces.  Él te ha mostrado un destello de su gloria, pero no has respondido de la manera apropiada.  No lo conoces.
  • Imagina, por un momento, que te acaban de presentar a alguien por primera vez.  Cuando te lo presentan, te das cuenta de que es chimuelo.  Su dentadura está en muy mala condición.  Al conversar con esta persona, sin embargo, llegas a saber que su hijo es dentista.  Él es chimuelo, y su hijo es dentista.  ¿Qué conclusiones vas a sacar?
  • Una de dos: ¡o su hijo es muy mal dentista, o no se lleva muy bien con su hijo!  Ahora bien, si tú dices que conoces al Dios que es luz, pero estás caminando en la oscuridad del pecado, la realidad es que realmente no conoces a Dios.  No estás viviendo en comunión con él.  Si conoces al Dios que es luz, caminarás en la luz.
  • En cambio, si vivimos en la luz, suceden cosas maravillosas.  ¿Qué significa vivir en la luz?  Significa vivir en transparencia y en honestidad delante de Dios, dejando cada pecado que su Espíritu nos hace ver para estar cada vez más cerca de él.  Cuando hacemos esto, nos dice Juan, no sólo tenemos comunión con Dios; también tenemos comunión con nuestros hermanos.
  • Conforme más aprendas a caminar en transparencia delante de Dios y más te alejes del pecado, más confianza tendrás con tus hermanos también.  El pecado siempre nos separa y nos deja aislados, pero la luz de Dios nos une y nos lleva a tener seguridad los unos con los otros.  En eso encontramos una gran satisfacción.
  • La realidad es que, en ese caminar, podemos todavía caer en pecado.  Caminar en la luz no es una vida de perfección total, porque la naturaleza pecaminosa todavía está en nosotros.  Todavía somos tentados, y podemos caer.  Pero si caminamos en la luz, confesaremos el pecado tan pronto nos demos cuenta de haberlo cometido.  En lugar de tratar de justificarnos o de ocultar el pecado, lo confesaremos y nos arrepentiremos de él.
  • Dios es fiel a su promesa de perdonarnos si pecamos.  En cambio, si tratamos de ocultar el pecado y decir que somos personas buenas, lo hacemos pasar por mentiroso.  Caminar en la luz significa ser honestos ante Dios y honestos con nosotros mismos.  Esto nos llevará a una vida de mayora obediencia.
  • La segunda razón por la que la obediencia es la prueba de nuestra fe se encuentra en el verso 3 del capítulo 2.  ¿Cómo sabemos si hemos llegado a conocer a Dios?  Si obedecemos sus mandamientos.  La fe verdadera siempre nos llevará a la obediencia.  Algún tiempo atrás conocí a un pastor que me relató, con tristeza, que un hermano de su congregación estaba viviendo en adulterio.  Cuando fue confrontado con su pecado, él respondió: Yo tengo fe en Jesús, y él me ha perdonado.  Yo sé que soy salvo.
  • La clase de fe que menciona ese hombre no es la fe bíblica.  La fe bíblica, la fe que salva, la fe verdadera y genuina te llevará a la obediencia y al arrepentimiento.  La fe no consiste sólo en sentimientos, en ideas o en palabras, sino en un compromiso que te lleva a una transformación.
  • ¿Quieres saber si tu fe es verdadera?  ¿Quieres saber si realmente tienes vida eterna?  Aplica esta prueba a tu vida: ¿Estoy caminando en la luz?  ¿Tengo un deseo real de obedecer a Dios?  ¿Soy sincero con él cuando caigo?  En otras palabras, ¿se expresa mi fe en obediencia?  No es que nunca seas tentado; es cuestión de estar caminando en una mayor obediencia siempre, porque tu fe te hace querer obedecer a Dios y agradarle.
  • Quizás en esta mañana te hayas examinado, y te des cuenta de que te falta mucho.  ¡Tengo buenas noticias!  Juan dice: Mis queridos hermanos, les escribo estas cosas para que no pequen.  Pero si alguno peca, tenemos ante el Padre a un intercesor, a Jesucristo, el Justo.
  • Si tú le has fallado a Dios, puedes tener un abogado que intercede por ti.  Jesús mismo está dispuesto a pelear tu caso – no para tratar de mostrar tu inocencia, sino porque él ya pagó tu condena.  La única esperanza para ti y para mí es Jesucristo.
  • Él es el sacrificio por el perdón de nuestros pecados, y no sólo por los nuestros sino por los de todo el mundo.  El sacrificio que Cristo hizo en la cruz, el sacrificio de su propio cuerpo es suficiente para comprar el perdón de cada persona en el mundo.  Pero se tiene que aceptar.  Es suficiente, pero no es automático.  Ese sacrificio que quita tu pecado y que te libra de la ira de Dios sólo tendrá efecto en tu vida si lo aceptas.
  • Por eso, Dios te invita hoy a recibir su perdón.  Te invita a poner toda tu confianza en Jesucristo, a reconocerlo como el Señor y Salvador de tu vida.  Si tú no sabes si tienes vida eterna, ven a Cristo hoy con fe para recibirla.  Él quiere salvarte.  Entrégate hoy a él.
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