PASTOR TONY HANCOCK
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¿Cuál es tu precio?

3/10/2019

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  • Una mujer se encontraba sentada al lado de un hombre de negocios en un vuelo de avión.  Empezaron a conversar, y de pronto, el hombre le dijo: Me he dado cuenta de que usted es una mujer muy bella.  Quisiera ofrecerle un millón de dólares para acostarse conmigo.
  • Al principio, la mujer rechazó la oferta.  El hombre no la presionó; simplemente le dijo que lo pensara mientras seguían hablando de otros temas.  Por fin, la mujer le dijo: Está bien, yo me acostaré con usted por un millón de dólares.  El hombre sonrió.
  • Al desembarcar del avión, el hombre dio la vuelta para hablar con la mujer y le dijo: Quisiera decirle que me gustaría acostarme con usted por sólo cincuenta dólares.  La mujer se mostró muy ofendida, y le respondió: ¿Qué me cree, una prostituta?  Él le respondió: Sí, eso ya lo hemos establecido.  Ahora sólo estamos negociando el precio.
  • Esta historia contada por Ravi Zacharias demuestra la realidad de que todos tenemos un precio.  Adán y Eva tuvieron un precio; Satanás astutamente halló ese precio, y todavía estamos pagando las consecuencias.  Tú y yo también tenemos un precio, y puedes tener la seguridad de que el enemigo nos lo ofrecerá.
  • Sólo hubo un hombre que no tuvo precio; todo se le fue ofrecido, pero no cedió ante la tentación.  Si queremos aprender a tener victoria sobre los planes del enemigo y vivir una vida de victoria, tenemos que aprender de Jesucristo.  Sólo él puede compartir con nosotros su victoria sobre la tentación.
 
Lectura: Lucas 4:1-11
Jesús, lleno del Espíritu Santo, volvió del Jordán y fue llevado por el Espíritu al desierto. 2 Allí estuvo cuarenta días y fue tentado por el diablo. No comió nada durante esos días, pasados los cuales tuvo hambre.
3 —Si eres el Hijo de Dios —le propuso el diablo—, dile a esta piedra que se convierta en pan.
4 Jesús le respondió:
—Escrito está: “No solo de pan vive el hombre”.
5 Entonces el diablo lo llevó a un lugar alto y le mostró en un instante todos los reinos del mundo.
6 —Sobre estos reinos y todo su esplendor —le dijo—, te daré la autoridad, porque a mí me ha sido entregada, y puedo dársela a quien yo quiera. 7 Así que, si me adoras, todo será tuyo.
Jesús le contestó:
8 —Escrito está: “Adora al Señor tu Dios y sírvele solamente a él”.
9 El diablo lo llevó luego a Jerusalén e hizo que se pusiera de pie en la parte más alta del templo, y le dijo:
—Si eres el Hijo de Dios, ¡tírate de aquí! 10 Pues escrito está:
»“Ordenará que sus ángeles te cuiden.
    Te sostendrán en sus manos
11 para que no tropieces con piedra alguna”».
12 —También está escrito: “No pongas a prueba al Señor tu Dios” —le replicó Jesús.
13 Así que el diablo, habiendo agotado todo recurso de tentación, lo dejó hasta otra oportunidad.
 
  • Jesús acaba de bautizarse, y ahora entra al desierto – un lugar deshabitado, seco, lleno de animales salvajes.  ¿Qué mal paso habrá dado para llegar al desierto?  ¿Por qué habría estado en ese lugar abandonado?  Ah, sí – la Biblia nos dice que el Espíritu lo llevó allí.  Dios a veces nos lleva a lugares inhóspitos para enseñarnos algo.
  • En el desierto, Cristo se encontró vacío de comida y lleno del Espíritu.  La mayoría de nosotros vivimos la vida al revés.  Si queremos aprender a vivir en victoria, tenemos que empezar a cambiar el orden de las cosas.  Veamos cómo Jesús enfrentó las tentaciones.
  • Para empezar, el diablo viene a Jesús y le dice: Si eres el Hijo de Dios, dile a esta piedra que se convierta en pan.  Satanás estaba tentando a Jesús por medio de los deseos de su carne.  Después de estar sin comer por cuarenta días, era natural que Jesús tuviera mucha hambre.  De hecho, habría estado cerca de la muerte debido a la falta de alimentación.
  • Satanás le tienta a satisfacer esa necesidad legítima de una forma ilegítima.  Le invita a usar su poder como Hijo de Dios para su propia satisfacción.  Jesús dijo en otra ocasión: El Hijo del hombre no vino para que le sirvan, sino para servir.  Satanás le tienta a usar su poder divino para servirse a sí mismo.
  • Habría sido muy fácil para nuestro Señor justificarse en hacerlo.  A fin de cuentas, si él se muriera de hambre en el desierto, ¿cómo podría salvar al mundo?  Si él se muriera de hambre en el desierto, ¿cómo podría morir en la cruz?
  • Habría sido muy fácil para Jesús justificarse, pero no lo hizo.  Él respondió citando la Palabra de Dios, específicamente el libro de Deuteronomio.  No sólo de pan vive el hombre, dijo Jesús.  La cita termina: sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.  En otras palabras, hay algo más importante que lo físico, que es conocer y obedecer la Palabra de Dios.
  • El diablo también te tienta por medio de los deseos y las necesidades de tu carne.  Te ofrece un sinfín de justificaciones para que caigas.  En el ámbito sexual, él te dice: Es que en tu caso es diferente.  Ustedes tienen un amor especial.  Te susurra: Es un deseo natural.  ¡Todo el mundo lo está haciendo!
  • La realidad es que no todo el mundo lo está haciendo.  Aunque es un deseo natural, tiene sólo una expresión diseñada por su Creador – dentro del matrimonio.  ¿Cuál es la respuesta a estas tentaciones?  Es darnos cuenta de que hay algo más importante que satisfacer nuestros deseos.  Si nos dejamos llevar por lo que queremos, nos volveremos insensibles a lo que más importa en la vida.  Hay una dimensión de la vida que no podemos experimentar hasta aprender a valorar la Palabra de Dios, recibirla dentro de nuestro ser y vivir por ella. 
 
I.  Cuando el diablo te tienta a servir los deseos de tu carne, Cristo te llama a recordar que la vida verdadera es espiritual.
 
  • Al ver que esta primera tentación no había funcionado con Jesús, el diablo probó otra táctica.  En una visión le mostró todos los reinos del mundo, con toda su gloria y esplendor.  Vio las grandes capitales de su era, con sus edificios impresionantes; vio los ejércitos que cubrían los campos de batalla como la arena cubre la playa; vio los mercados, con su gran diversidad de lujosos y exóticos productos.
  • Sobre estos reinos y todo su esplendor te dará la autoridad, le dijo Satanás.  Sólo había una condición: Si me adoras, todo será tuyo.  ¿Cómo pudo hacerle a Jesús esta oferta?  La Biblia identifica a Satanás como el dios de este mundo.  Sabemos que él es un ángel caído, y posiblemente antes de su caída recibió alguna autoridad sobre la tierra que él conservó después de rebelarse contra Dios.
  • Jesús no afirma ni niega la autoridad que Satanás reclamaba.  Simplemente le muestra la falla fatal en su argumento, citando nuevamente la Escritura: Adora al Señor tu Dios, y sírvele solamente a él.  Esto es lo que Satanás no había querido hacer, la razón por la que él fue expulsado del cielo; quiso hacerse igual a Dios.
  • Jesús mismo era igual al Padre, pero no insistió en su posición.  Se humilló y se hizo hombre, e insistió en sólo dar adoración a su Padre.  El diablo quiso ser más de lo que era; Jesús se hizo menos para salvarnos a nosotros.  Esto da peso a sus palabras: Adora al Señor tu Dios.
  • La tentación que el diablo le presentó a Jesús era una tentación a la exaltación personal mediante las posesiones y el poder.  Para Jesús, era también una tentación a tomar el camino fácil.  Él había venido para ganar el mundo, pero sólo sería por medio de su sacrificio, pagando el precio del pecado.  Satanás le dice que lo puede tener todo sin sufrimiento.
  • Tú y yo también somos tentados a tomar el camino fácil para conseguir lo que deseamos.  Dios nos ofrece una vida de bendición y de prosperidad, pero él nos exige que recibamos estas cosas de la manera correcta – por medio del trabajo, del sacrificio y del servicio.  El diablo nos tienta a tenerlos de la forma fácil.
  • Esta tentación toma muchas formas.  Puede ser la tentación de hacer algo ilegal para obtener dinero fácil.  Puede ser la tentación de ser un tirano en tu familia para sentirte más hombre.  Puede ser la tentación de hacerle una mala pasada a un compañero de trabajo para quedar bien con el jefe.
  • Frente a todas estas tentaciones, Jesús nos llama a adorar sólo a Dios.  Esto significa que su aprobación es lo más importante para nosotros.  Significa que nos sentimos más orgullosos de pertenecerle a él que de cualquier otra cosa.  Significa que, cuando te preguntas: ¿quién soy?, no piensas en tus cosas, en tu carrera o en tu familia, sino que primero piensas: soy hijo de Dios y seguidor de Cristo.  Entonces,
 
II.  Cuando el diablo te tienta con posesiones y poder, Cristo te llama a adorar a Dios solamente
 
  • El diablo ya tiene dos estráics a su cuenta.  Ahora prepara su mejor lanzamiento.  Viendo que Jesús había respondido usando la Escritura en su defensa, el diablo decide usar la misma Escritura en su ofensiva.  En conjunto con la invitación que le hace a Jesús, el diablo recita un versículo de la Biblia para apoyar su argumento.
  • Si el mismo diablo toma las palabras de la Biblia sobre sus labios cuando le conviene, no todo el que cita la Biblia está diciendo la verdad.  Llegarán personas a tu puerta y aparecerán en tu televisor para decirte cosas que parecen muy bonitas, y que apoyan con versos bíblicos.  Si tú no te sabes defender, será muy fácil que te engañen.  Tienes que conocer la Biblia y saber distinguir entra verdad y mentira.
  • ¿Cuál fue la diferencia entre la forma en que Jesús usó la Escritura y la forma en que la usó el diablo?  Jesús citó la Biblia interpretándola de acuerdo con su significado, dentro de su contexto original; el diablo sacó los versos de su contexto y les dio un significado diferente.  Con esto tentó a Jesús a poner a prueba a Dios para mostrar quién era él.
  • Satanás lo llevó a la parte más alta del templo y le invitó a tirarse de allí.  De seguro vendrían los ángeles para rescatarlo, argumentó el enemigo, y entonces todos verían claramente quién era Jesús.  ¡No tendría que pasar tres años de arduo ministerio!  De un golpe, establecería claramente sus credenciales mesiánicas.
  • Sólo había un problema.  Si lo hacía, Jesús pondría a prueba a Dios.  Esto representaría un cambio radical en la relación que él, en su humanidad, tenía con su Padre.  Nosotros debemos vivir en humildad y dependencia de Dios.  La actitud que le exige a Dios una prueba de su poder y su amor está completamente opuesta a la humildad que Dios busca en nosotros.
  • Si quieres tener victoria sobre la tentación a poner a Dios a prueba, tienes que adoptar una actitud de humildad y de confianza.  Si constantemente pones a Dios en tela de juicio, no podrás experimentar su poder y su presencia en tu vida.  Al contrario: lo ofenderás.  Así que,
 
III.  Cuando el diablo te tienta con el orgullo, Cristo te llama a humillarte ante Dios
 
  • Se cuenta la historia de un niño que había recibido instrucciones muy claras de su padre que no debía de nadar en el río.  Sin embargo, esa noche llegó a la casa cargando su traje de baño mojado.  ¿Dónde has estado? – le preguntó su papá.  Estaba nadando en el río, - respondió el joven.  ¿No te dije que no lo hicieras? – le dijo su padre.  Sí, - respondió el muchacho, pero llevaba mi traje de baño, y no pude resistir la tentación.  Su papá le preguntó: ¿Por qué llevabas tu traje de baño?  Su hijo le contestó: Me lo tuve que llevar, para poder nadar si me daba la tentación.
  • Así vivimos muchos de nosotros: preparados para ceder ante la tentación más que a resistirla.  Cristo, en cambio, superó la tentación.  De hecho, si él hubiera cedido, no nos hubiera podido salvar.  Pero él resistió perfectamente cada tentación, y dio su vida perfecta en sacrificio por nosotros.  Ahora él nos llama a seguirle en una vida de victoria.  ¿Estás preparado para hacerlo?  ¿Quieres vivir una vida de victoria sobre la tentación?
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