De temor a honor• ¿Alguna vez sentiste temor de algo que resultó ser insignificante? Una noche, algunos años atrás, escuché algunos sonidos afuera de la casa. ¡Alguien estaba caminando en el jardín! Agarré el teléfono y marqué al 911. Cuando me contestó la operadora, le expliqué que alguien se estaba tratando de meter a la casa.
• En eso, me asomé a la ventana para observar más. Efectivamente, había alguien en el jardín de la casa. Era el vecino, y venía para pedirme que lo llevara a la tienda. No había ningún peligro. Le pedí disculpas a la operadora y colgué el teléfono. El susto había sido por nada. • Hay muchas cosas que tememos en la vida. Tememos al futuro. Tememos a la enfermedad. Tememos a la soledad. Tememos a la necesidad. Pero Dios nos llama a pasar de temor a honor. Al comenzar un año nuevo, quiero invitarte a tomar la decisión de dejar el temor para caminar en confianza. Este llamado lo encontramos en 1 Pedro 3:14b-15a. • «No teman lo que ellos temen ni se dejen asustar». Más bien, honren en su corazón a Cristo como Señor. (NVI) Este verso nos presenta dos opciones. Podemos vivir temiendo lo que todo el mundo teme, o podemos honrar a Cristo como nuestro Señor. Lo que distingue al creyente en Jesús de la persona del mundo es que el mundo teme y pelea por que lo quiere, pero el creyente confía. • ¿Qué significa honrar en nuestro corazón a Cristo como Señor? Cuando hablamos del corazón, muchas personas piensan en los sentimientos. En el día de San Valentín se cuelgan corazones rojos por todos lados y se habla mucho de sentimientos de amor. A veces pensamos que tener a Cristo en el corazón significa tener sentimientos bonitos hacia él de vez en cuando. • Por ejemplo, vemos la figura de Jesús acostado en el pesebre en la Navidad y sentimos ternura. Pensamos que esos sentimientos bonitos indican que tenemos a Cristo en nuestro corazón. O vemos a Jesús colgado en la cruz y sentimos lástima. Pensamos que esos sentimientos significan que tenemos a Cristo en nuestro corazón. • En la Biblia, sin embargo, el corazón es más que los sentimientos. Incluye los sentimientos, pero también la mente y la voluntad. Por ejemplo, cuando Jesús explicó lo que Dios espera de nosotros, él nos dijo: “Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente”. (Mateo 22:37) El llamado es de amar a Dios con todo, con los pensamientos y con las acciones, no sólo con los sentimientos. • Por lo tanto, si quieres ser un verdadero cristiano, si quiere escapar de los temores de este mundo y honrar a Jesús en tu corazón, no basta con tener sentimientos bonitos hacia él. Es necesario estar decidido. Es necesario entregarse. Es necesario darle a él autoridad sobre cada aspecto de tu vida. • Los temores del mundo se reflejan en sus amores. El temor y el amor se conectan. Tememos perder lo que amamos, porque pensamos que lo que amamos nos traerá satisfacción. Cuando terminamos amando lo equivocado, vivimos en constante temor. El apóstol Juan nos muestra cómo vivir en el amor del Padre y sin temor al mundo. • No amen al mundo ni nada de lo que hay en él. Si alguien ama al mundo, el amor del Padre no está en él. Porque nada de lo que hay en el mundo —los malos deseos de la carne, la codicia de los ojos y la arrogancia de la vida—, proviene del Padre, sino del mundo. (NVI) • Estos versículos nos muestran tres aspectos de nuestra vida que debemos someter a la autoridad de Cristo. En otras palabras, nos muestran tres maneras en las que debemos honrar a Cristo con nuestro corazón. La honra a Cristo se demuestra en las decisiones de la vida diaria, no simplemente en los sentimientos que tenemos de vez en cuando. • Si quieres ser un verdadero cristiano y escapar de los temores de este mundo, en primer lugar, honra a Jesús con tu cuerpo. La primera cosa que encontramos en el mundo son los malos deseos de la carne. Aquí no se refiere al deseo de comer mucha carne, de ser carnívoro. Se refiere a los deseos sexuales descontrolados. Son formas equivocadas de buscar amor. • Dios nos creó como seres sexuales. El sexo no es malo en sí. Es un regalo de Dios. Sin embargo, el pecado en nosotros toma esos deseos y los tuerce. La sensualidad, el morbo, la infidelidad y el sexo antes del matrimonio son un amor de imitación. Dios creó el sexo para servir como una expresión de amor dentro del matrimonio. La carne toma el sexo y lo usa egoístamente. • Al principio, el pecado sexual trae buenas sensaciones. Pero a largo plazo, produce temor. Cuando nuestro valor depende de la atracción, tememos perder nuestro atractivo físico. La mujer que se robó el marido de otra vive temiendo que se aparezca otra más joven para hacerle la misma jugada. El hombre que se siente hombre porque conquista a muchas mujeres vive con el temor secreto de no ser suficiente. La pornografía promete placer sin costo y sin límites, pero deja un vacío. • Cristo te ofrece un amor real que nunca se acaba. Honrar a Cristo en tu corazón significa someter los deseos de tu cuerpo a Cristo y decirle que buscarás la satisfacción sólo cómo él quiere que lo hagas. En lugar de usar tu cuerpo para buscar amor, entenderás que eres amado, eres amada, y honrarás a Cristo como Señor de tu cuerpo. • En segundo lugar, si quieres ser un verdadero cristiano y escapar de los temores de este mundo, honra a Jesús con tus bienes. La segunda cosa que encontramos en el mundo es la codicia de los ojos. Es el deseo de poseer. Las posesiones traen alegría, y no son malas. Dios nos bendice con muchas cosas para disfrutar. No es malo disfrutar de lo que tienes ni gastar en ti mismo. • Pero cuando nos dejamos dominar por la codicia, damos lugar al temor. Las posesiones nunca llegan a ser suficiente. Vivimos con el temor de perder lo que hemos acumulado. Alguien nos lo podría robar. Se podría quemar. Podríamos sufrir una baja en la economía. El amor a las posesiones te ofrece una satisfacción pasajera, pero se convierte en un temor que te puede dominar. • En cambio, cuando reconoces que todo viene de Jesús y que él te cuidará, quedas libre para ser generoso. No sientes la necesidad de gastar para sentirte mejor. Llevas tus problemas a Dios en lugar de confiar en la terapia de compras. Por eso, reconoce que todo lo que tienes le pertenece a Cristo. Pídele a él que te guíe para usarlo para su gloria. Así te librarás de temor y vivirás honrando a Cristo. • En tercer lugar, si quieres ser un verdadero cristiano y escapar de los temores de este mundo, honra a Jesús con tu identidad. El mundo vive en la arrogancia de la vida. Cada uno se define según el número de seguidores que tiene en los medios sociales, la posición que ocupa en la comunidad o el reconocimiento profesional que recibe. • Como resultado, desprecian a los que consideran inferiores y son barberos con los que consideran superiores. Esto produce un temor constante. En cualquier momento, un podría encontrarse inmiscuido en un escándalo, perder seguidores o simplemente pasar de moda. • En cambio, Jesús nos llama a encontrar nuestra identidad en él, en su amor, en su propósito y plan para nosotros. Cuando encuentras tu identidad en Jesús, no hay temor. Su amor te da seguridad. Cuando dejas de compararte con los demás, quedas libre para ser humilde sin creerte menos que nadie. Simplemente no tienes necesidad de compararte, porque sabes quién eres en Cristo. • ¿Cómo quieres vivir? ¿Quieres vivir en temor? El mundo te ofrece muchas cosas, pero te dejará atemorizado. ¿Por qué no te decides a vivir honrando a Cristo en tu corazón? En él encontrarás amor de verdad, provisión generosa y una posición que nadie te puede quitar. En este año nuevo, pasemos del temor al honor.
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