PASTOR TONY HANCOCK
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El camino a la restauración es el camino de gozo

2/19/2023

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  • ¿Qué es lo que te mueve? ¿Qué te levanta en la mañana con ganas de enfrentar un nuevo día? Algunos dirían que su familia los inspira a seguir adelante. Otros quizás confesarían que el olor a café es lo que los saca de la cama. Tanto la familia como el café son grandes bendiciones.
  • Pero más allá de estas cosas, ¿cuál es el motor de tu vida? ¿Qué te da fuerzas para continuar y para superar los problemas? Hoy vamos a descubrir una clave para el poder que necesitamos si queremos levantar lo que Dios nos está llamando a edificar en nuestras vidas, familias e iglesia.
  • Durante estas últimas semanas, hemos considerado la vida de Nehemías para aprender cómo podemos colaborar con Dios en su proyecto de restauración. Nuestras vidas necesitan reconstrucción a causa del pecado. Nuestras familias, nuestra iglesia y nuestra comunidad también sufren a causa del pecado. Necesitan restauración. Jesús vino al mundo para buscar y salvar lo que se había perdido. Su Espíritu está en nosotros para capacitarnos y ayudarnos.
  • Bajo la dirección del Espíritu Santo, ¿cómo debemos buscar la restauración? La primera cosa que hizo Nehemías fue orar, y es lo primero que tenemos que hacer nosotros también. La oración tiene que ser constante. Podemos hacer muchas cosas después de orar, pero no podemos hacer nada antes de orar. Luego, Nehemías organizó el trabajo. Dios también nos llama a nosotros a planear y organizar los proyectos que él nos llama a realizar. La buena planificación produce bendición.
  • La semana pasada, vimos cómo Nehemías enfrentó la oposición con oración y sabiduría. No nos debe sorprender cuando enfrentamos problemas en el camino a la restauración. Más bien, oremos, busquemos la sabiduría de Dios, y prosigamos a la meta.
  • Esta mañana vamos a hablar sobre lo que nos mueve. ¿Qué nos lleva a continuar, además del café?  ¿Dónde encontramos las fuerzas para orar, para caminar en la sabiduría de Dios y perseverar? Encontramos la respuesta en un momento inesperado en la vida de Nehemías.
  • Después de enfrentar muchos obstáculos, problemas sociales y hasta un intento de asesinato, Nehemías y el pueblo finalmente habían terminado de reconstruir el muro. La protección física del pueblo se había logrado, pero faltaba reconstruir su protección espiritual.
  • Junto con Esdras el escriba, Nehemías reunió al pueblo. Esdras comenzó a leer el libro de la ley de Moisés, y algunos de los levitas le ayudaron a explicárselo al pueblo. Mientras la gente escuchaba las palabras de la ley que leía Esdras, sucedió algo extraño. Comenzaron a llorar cuando se dieron cuenta de que habían desobedecido a Dios. Estaban muy tristes.
  • Veamos ahora lo que hicieron Esdras y Nehemías, según nos lo cuenta Nehemías 8:9-11.
  • Al oír las palabras de la ley, la gente comenzó a llorar. Por eso el gobernador Nehemías, el sacerdote y maestro Esdras y los levitas que enseñaban al pueblo les dijeron: «No lloren ni se pongan tristes, porque este día ha sido consagrado al Señor su Dios».
  • 10 Luego Nehemías añadió: «Ya pueden irse. Coman bien, tomen bebidas dulces y compartan su comida con quienes no tengan nada, porque este día ha sido consagrado a nuestro Señor. No estén tristes, pues el gozo del Señor es nuestra fortaleza».
  • 11 También los levitas tranquilizaban a todo el pueblo. Les decían: «¡Tranquilos! ¡No estén tristes, que este es un día santo!»
  • Hay una frase muy importante que se encuentra en el verso 10. Esta frase nos dice dónde podemos encontrar las fuerzas para seguir adelante en nuestro servicio a Dios. Esto es lo que dice: El gozo del Señor es nuestra fortaleza. Sólo tendremos las fuerzas para hacer lo que Dios quiere si nos mueve su gozo.
  • Dios existe en gozo perfecto, y él comparte su gozo con nosotros. Como creyentes, tenemos acceso al gozo de Dios. De hecho, su gozo es parte del fruto del Espíritu. Es una de las cosas que el Espíritu Santo produce en nosotros cuando le damos el control de nuestras vidas. También hay ciertas cosas que podemos hacer para que el gozo de Dios fluya en nosotros.
  • En primer lugar, el gozo de Dios viene de compartir lo que tenemos en lugar de lamentar lo que no tenemos. Nehemías les dijo que disfrutaran de las bendiciones que Dios les había dado y que los compartieran con otros. El gozo no sólo viene de tener mucho; viene de compartir con otros.
  • Considera la situación del pueblo de Dios durante sus cuarenta años en el desierto. Cada vez que necesitaban algo, Dios se lo daba. Les dio agua de una roca. Les dio el maná, el pan del cielo. Les dio carne de una manada de codornices. ¿Cómo respondieron a esta maravillosa provisión de Dios? ¡No hicieron más que quejarse! Y por eso, no avanzaron.
  • Que extrañaban las sandías de Egipto, que estaban cansados del maná, que no les gustaba cómo los guiaba Moisés – puras quejas. Cuando lo único que haces es quejarte, pierdes el gozo. Por supuesto, podemos contarle a Dios lo que necesitamos. La Biblia nos dice que depositemos en él toda ansiedad, porque él se preocupa por nosotros.
  • Pero cuando nos quejamos de lo que no tenemos en lugar de compartir lo que tenemos, desinflamos nuestro gozo como si fuera un globo. He visto personas en casas muy humildes que comparten lo poco que tienen, y lo hacen con una gran sonrisa. También he visto personas con mucho dinero que siempre traen mala cara. El gozo viene de compartir.
  • En segundo lugar, el gozo de Dios viene de nuestra esperanza para el futuro y no de nuestra culpa por el pasado. Cuando Esdras y los levitas leyeron la ley de Dios, la gente se entristeció porque no habían guardado las leyes de Dios. Sería fácil para Esdras decirles: ¿Ya ven lo que les pasa por desobedientes? ¡Espero que hayan aprendido la lección!
  • Pero Nehemías más bien los llamó a confiar en lo que Dios haría por ellos. Dios perdona, restaura y redime. En medio de la tristeza, la gracia de Dios es como el sol que sale de entre las nubes. Aunque le habían fallado a Dios, él no se dio por vencido. Seguía teniendo un plan y un propósito para ellos.
  • Si te das cuenta de que le has fallado a Dios, debes entender que hay un arrepentimiento bueno y un arrepentimiento malo. En 2 Corintios 7:10 el apóstol Pablo escribió lo siguiente: La tristeza que proviene de Dios produce el arrepentimiento que lleva a la salvación, de la cual no hay que arrepentirse, mientras que la tristeza del mundo produce la muerte.
  • Fíjate bien en lo que dice. Cuando la tristeza por el pecado nos lleva a buscar de Dios y recibir su perdón, esa tristeza se convierte en la alegría del perdón sin remordimientos. Esa tristeza nos lleva a un verdadero arrepentimiento que trae sanidad. En cambio, si sólo tenemos la tristeza del mundo, nos quedaremos atrapados en un ciclo vicioso de tratar de remediar nuestros errores.
  • El verdadero gozo viene cuando reconoces tus pecados sinceramente delante de Dios, haces todo lo que está en tu poder para remediar el daño que has causado, y confías plenamente en que Jesús pagó por tus pecados. Aunque pases por un momento de tristeza, luego vendrá el gozo del perdón.
  • Cuando Jesús murió en la cruz, él pagó la pena de nuestro pecado. Pedro escribió esto: Él mismo, en su cuerpo, llevó al madero nuestros pecados, para que muramos al pecado y vivamos para la justicia. Por sus heridas ustedes han sido sanados. Pedro sabía bien lo que decía. Él mismo negó a su Señor.
  • Pero había experimentado la restauración. Jesús lo perdonó. Entendió que el sacrificio de Cristo en la cruz había logrado lo que ninguna cantidad de sacrificios de animales jamás podría. Por sus heridas – por las heridas que sufrió Jesús en la cruz – nuestras almas quedan curadas. ¡Qué gozo!
  • La tercera realidad acerca del gozo de Dios es que su gozo viene de la soberanía de Dios, no de nuestras circunstancias. Cuando hablamos de la soberanía de Dios, queremos decir que él está en control de todo. Sin embargo, en ese momento de tristeza por parte del pueblo, podía parecer que Dios había perdido el control.
  • Nehemías le dijo al pueblo: Este día es sagrado para el Señor. Habían separado ese día para Dios. Las cosas podrían parecer difíciles, pero Dios tenía mucho más preparado para ellos. Jesús mismo entraría un día por la puerta del muro que ellos acababan de reconstruir. Enseñaría en el pequeño templo donde ellos adoraban a Dios. Dios apenas comenzaba a trabajar.
  • Cuando reconocemos que Dios es soberano y que él no deja de trabajar, podemos alinear cada aspecto de nuestra vida con él. Esto es lo que trae su gozo a cada aspecto de nuestra vida, no sólo en los momentos cuando nos reunimos con otros creyentes para alabarle.
  • Piensa en la rueda de una carreta. ¿Cómo se mantienen en su lugar los rayos de la rueda? Mientras estén bien conectados con el eje, la rueda mantiene de forma de círculo y puede rodar sin problemas. En cambio, si se quita el centro, todo se descompone. La rueda ya no da vueltas.
  • Cuando Jesús está al centro de tu vida, todo lo demás se acomoda. No quiero decir que vivirás sin problemas. Al contrario; de seguro los tendrás. Pero no te detendrán. Tendrás el gozo de Dios para fortalecerte y capacitarte para superar las trabas. La clave es centrar toda tu vida en Cristo.
  • Los rayos de la rueda son como las diferentes partes de tu vida. Un rayo podría ser tu familia. Pon a Cristo al centro de tu hogar, con oración, siguiendo su plan para el matrimonio, criando a tus hijos según su Palabra. Otro rayo podría ser tu trabajo. Pídele a Dios cada día que te ayude a hacerlo bien, para su gloria, con honradez e integridad.
  • Otro rayo podría ser tu economía. Entrégale al Señor tu dinero, honrándolo con lo primero de tus ingresos. En todo, pon a Jesucristo al centro. Encontrarás que tu vida comienza a tomar forma. Hasta tus pasatiempos pueden servir para glorificar a Dios. Si te encantan los deportes, aprovecha las oportunidades para hablarles a otros de Cristo y demostrar un espíritu deportivo que nace de tu fe en el Señor. Descubrirás que la alegría de la diversión se multiplica con el gozo de Dios, cuando lo haces para su gloria.
  • Dios nos llama a ser impulsados por su gozo. Su gozo viene de compartir lo que tenemos en lugar de lamentar lo que no tenemos. Viene de la esperanza que él nos da para el futuro que borra nuestra culpa del pasado. Su gozo viene de su soberanía sobre las circunstancias, que se refleja en nosotros cuando le entregamos cada aspecto de nuestra vida a él.
  • ¿Estás viviendo en gozo? ¿Te fortalece hoy el gozo de Dios? Quizás te haga falta recibir su perdón. O quizás haya alguna parte de tu vida que le tengas que entregar al Señor. Si quieres, puedes pasar adelante y entregarte a Dios en oración. No lo dejes para mañana. Comienza hoy a vivir en el gozo del Señor.
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