· ¿Qué estarías dispuesto a hacer por $10.000? Hace algunos años, una estación de radio en la ciudad de Chicago lanzó un concurso para ver cuál de sus oyentes se inventaría la hazaña más extrema para ganar esa cantidad de dinero. El ganador se propuso comer un árbol completo.
· No estamos hablando de un árbol muy grande; se trataba de un arbolito de unos cuatro metros de altura. En el espacio de tres días, el intrépido radioescucha se comió las hojas, el tronco y las raíces de este árbol, acompañándolo todo con una deliciosa salsa francesa. Al final de su extraño banquete, se quejó de un leve dolor de estómago. Parece que el árbol fue de buena madera, pero su digestión no. · El dinero nos puede llevar a hacer toda clase de cosas extrañas, ¿no es cierto? Los conflictos sobre el dinero dividen a las familias, el deseo por el dinero nos puede llevar a cometer delitos y muchas amistades han terminado por cuestiones de dinero prestado. Sin embargo, el dinero también puede ser una fuente de bendición, si sabemos controlarlo – en lugar de dejar que nos controle. · Es interesante observar que Jesús habló más acerca del dinero que casi cualquier otro tema. ¿Era Jesús uno de esos predicadores que hablaba del dinero para quitárselo a sus oyentes? Lejos de eso; él vivió de una manera muy simple. Más bien, Jesús habló mucho sobre el dinero porque nuestro uso del dinero es un termómetro del estado de nuestro corazón. · Así como una fiebre indica una enfermedad en el cuerpo, el mal uso del dinero refleja una enfermedad del corazón. En estas últimas semanas hemos escuchado las advertencias del Señor Jesús acerca de la religiosidad. Él nos enseña a levantar nuestras oraciones, a dar nuestras ofrendas y a hacer nuestros ayunos para Dios, no para que la gente nos vea. · Muchas personas que evitan el error de la religiosidad caen en el error opuesto, el materialismo. Por lo tanto, Jesús ahora nos advierte del peligro que representa el amor al dinero. El dinero siempre implica una decisión. Por ejemplo, si gastas dinero para comprar un par de zapatos, no puedes ahorrar ese mismo dinero para alguna necesidad futura. · En eso se parecen el dinero y el tiempo. Cuando los usas para una cosa, no puedes usarlos para otra. Por eso, Jesús nos llama a tomar una decisión sobre nuestro uso del dinero mostrándonos nuestras opciones. En el pasaje de hoy, él nos muestra tres opciones que tenemos respecto al dinero. Leamos sus palabras en Mateo 6:19-24. »No acumulen para sí tesoros en la tierra, donde la polilla y el óxido destruyen, y donde los ladrones se meten a robar. 20 Más bien, acumulen para sí tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el óxido carcomen, ni los ladrones se meten a robar. 21 Porque donde esté tu tesoro, allí estará también tu corazón. 22 »El ojo es la lámpara del cuerpo. Por tanto, si tu visión es clara, todo tu ser disfrutará de la luz. 23 Pero, si tu visión está nublada, todo tu ser estará en oscuridad. Si la luz que hay en ti es oscuridad, ¡qué densa será esa oscuridad! 24 »Nadie puede servir a dos señores, pues menospreciará a uno y amará al otro, o querrá mucho a uno y despreciará al otro. No se puede servir a la vez a Dios y a las riquezas. (NVI) · La primera opción que tenemos acerca del dinero es dónde lo atesoramos. Jesús nos enseña que hay dos clases de tesoro. Uno es fugaz, y el otro es eterno. Si nuestro tesoro está guardado aquí en la tierra, corre toda clase de peligro. Los rateros se pueden meter a robarlo, el moho y el óxido lo pueden destruir, y al final de nuestra vida, no nos lo podremos llevar. · Se cuenta la historia de una mujer joven que se había casado con un hombre rico, mucho mayor que ella. Su esposo de repente se enfermó, y los doctores no le daban muchos días de vida. Le dijo a su esposa joven: Mi amor, quiero que me prometas algo. ¡Lo que tú quieras, mi vida! – le contestó su esposa. · Quiero que me prometas que me vas a enterrar con la mitad de mi dinero. Cuando llegó el día del funeral, todos estaban reunidos alrededor del ataúd cuando la viuda se agachó para colocar un sobre entre las manos de su difunto esposo. Una de sus amigas se le acercó después de la ceremonia y le preguntó: ¿De veras pusiste la mitad de su fortuna en el ataúd? · La mujer le contestó: ¡Claro que sí! Le escribí un cheque. Si lo puede cambiar, se lo puede gastar. ¡Dudo mucho que ese viejito logre cambiar el cheque! Los bienes de este mundo no se pueden trasladar al otro. Pero Jesús nos dice que tenemos una manera de hacer tesoros en el cielo. · Allá, todo es seguro. Nadie se puede meter a robar. No hay moho ni óxido que destruyan. Cuando nosotros invertimos nuestro tiempo, nuestro esfuerzo y nuestro dinero en las cosas del reino de Dios, hacemos un tesoro que tendremos siempre. Usa bien el dinero que Dios te da; disfruta sus bendiciones. Esto no es malo. Pero déjame preguntarte: ¿qué te da más gozo? ¿Lo que tienes aquí en esta vida, o lo que estás haciendo para el reino de Dios? · Hay un gozo muy especial que viene de usar lo que tienes para bendecir a otros, para servir al Señor y para extender el evangelio. Es un gozo que nadie puede quitarte, porque es un depósito en el banco del cielo. No te pierdas ese gozo. Invierte en lo que realmente importa: el tesoro celestial. · La segunda opción que tenemos acerca del dinero es cómo lo vemos. Jesús nos dice que hay dos maneras de ver el dinero. Una de ellas trae luz, y la otra nos lleva a la oscuridad. Nos dice que el ojo es la lámpara del cuerpo. Es una comparación; por decirlo así, la luz entra por nuestros ojos y nos alumbra la mente. Los ojos son nuestra ventana al mundo. · Por lo tanto, nuestra manera de ver las cosas es sumamente importante. Lo que vemos en el mundo determinará nuestra manera de portarnos en el mundo. Lo que tenemos que entender es que no somos pasivos en lo que vemos. Nos gustaría pensar que vemos el mundo como es, y simplemente reaccionamos a lo que vemos. · Pero la realidad es que nosotros decidimos lo que vamos a ver. Se parece a la vieja comparación entre el optimista y el pesimista. Cuando ven un vaso con agua, el optimista lo ve medio lleno y el pesimista lo ve medio vacío. Ven lo mismo, pero lo ven de diferentes maneras y reaccionan de diferentes maneras. · De igual modo, tenemos que ver el dinero de la manera correcta. Cuando nuestra lealtad está dividida y somos tacaños, cuando creemos que el dinero nos traerá la felicidad y no queremos darle a Dios el control de todo lo que tenemos, nuestra visión se nubla. Caminamos en la oscuridad. · En cambio, cuando nuestra visión es clara, vemos lo que es realmente importante. ¡Todo nuestro ser se llena de luz! Tienes que decidir cómo vas a ver el dinero. ¿Lo verás como una bendición de Dios, una encomienda que debes usar bien? ¿Lo verás como una generosa provisión de Dios? ¿O lo verás como una fuente de felicidad que tiene que estar bajo tu control? Todo depende de cómo lo ves. · La tercera opción que Jesús nos muestra respecto al dinero es qué poder le damos. Si permitimos que el dinero se convierta en nuestro amo, descubriremos que es un amo muy cruel. Jesús declara que nadie puede servir a dos amos. Puedes tener dos jefes, pero no dos amos. Podrías tener un trabajo de día y otro de noche, y complacer perfectamente bien a los dos jefes. · Pero no puedes tener dos amos. Tarde o temprano quedarás mal con el uno o con el otro. Alguien ha observado que el dinero es un siervo maravilloso, pero un amo terrible. ¿Cómo se convierte el dinero en nuestro amo? Se convierte en nuestro amo cuando le damos poder sobre nuestras decisiones. · Cuando hacemos cosas que normalmente no haríamos con tal de tener más dinero, dejamos que el dinero se convierta en nuestro amo. Cuando sacrificamos las cosas de Dios por el dinero, permitimos que se convierta en nuestro amo. Cuando perjudicamos el bienestar de nuestros hijos o su futuro por tener más dinero, permitimos que se convierta en nuestro amo. · Se cuenta la historia de un camello que, en una noche muy fría, quería meter solamente la nariz a la carpa de su dueño para calentarla un poco. ¿Cómo decirle que no? El dueño le permitió al camello meter la nariz a su carpa. Luego, el camello quería meter la cabeza. ¿Cómo dejar que sólo metiera la nariz sin la cabeza? El dueño le permitió meter la cabeza. · De allí siguió el cuello, y luego los hombros, la joroba, las patas – hasta que, por fin, el camello se había metido por completo a la carpa y ya no cabían los dueños. Así el dinero se convierte en nuestro amo. Comienza con una pequeña decisión – por ejemplo, de dejar de ir a la iglesia un domingo sólo por ganar más dinero. A fin de cuentas, ¡la próxima semana voy! · Luego sigue con dar menos del diezmo, porque los hijos realmente quieren tener ese nuevo televisor de pantalla enorme y Dios ya tiene suficiente dinero. Así, poco a poco, vamos permitiendo que el dinero se convierta en nuestro amo. Pensamos que estamos bien con Dios, pero en realidad le estamos sirviendo a medias. · Jesús nos enseña que no podemos servir a dos amos. Si servimos a Dios a medias, realmente estamos viviendo en idolatría. Si vivimos para el dinero de lunes y sábado, y pensamos quedar bien con Dios el domingo, nos estamos engañando. En cambio, si convertimos al dinero en nuestro siervo y lo ocupamos para traer bendición a otros y servir a Dios, descubriremos una vida mucho más plena. · Graham Scroggie dijo una vez que hay dos maneras en que el cristiano puede ver el dinero. Una de ellas es preguntarse: ¿Cuánto de mi dinero usaré para Dios? La otra manera es preguntarse: ¿Cuánto del dinero de Dios usaré para mí mismo? Creo que todos sabemos cuál es la pregunta correcta. Ahora llega el momento de la decisión. · ¿Qué decisión tomarás acerca del dinero? ¿Dónde lo atesorarás? ¿Cómo lo verás? ¿A quién servirás? Ama a Dios, y usa el dinero que él te da para servir a otros. Dale a Dios el control de tu cartera.
0 Comentarios
Tu comentario se publicará después de su aprobación.
Deja una respuesta. |
Archivos
Septiembre 2024
|