11 Así mismo, las esposas de los diáconos (o, las diaconisas) deben ser honorables, no calumniadoras, sino moderadas y dignas de toda confianza. 12 El diácono debe ser esposo de una sola mujer y gobernar bien a sus hijos y su propia casa. 13 Los que ejercen bien el diaconado se ganan un lugar de honor y adquieren mayor confianza para hablar de su fe en Cristo Jesús. (NVI)
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