PASTOR TONY HANCOCK
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La Palabra que da vida

2/3/2019

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  • Vivimos en un mundo de anuncios instantáneos.  Cualquiera puede declarar lo que le dé la gana por las redes sociales y tener una audiencia de cientos o de miles.  Pero ¿qué tan seguros podemos estar de lo que se proclama con tanta insistencia?
  • Tomemos como ejemplo los consejos de salud que encontramos en las redes y en otros lugares en la Internet.  Hace poco, vi un artículo que describía todas las ventajas para la salud de consumir plátanos.  El plátano parecía ser la solución para todos los problemas de digestión, de presión y de muchas otras cosas.
  • Justo después, encontré un artículo que anunciaba, en mayúscula, DEJA DE CONSUMIR ESTA FRUTA AHORA MISMO.  ¿Adivina de que fruta se trataba?  ¡Claro, el plátano!  Frente a tantas contradicciones, ¿a quién le creemos?  Muchas veces, lo más fácil es no creerle a nadie.
  • Tristemente, lo mismo sucede cuando se trata de nuestra fe.  Podemos encontrar tanta información contradictoria en la Internet sobre la Biblia, sobre Dios y sobre Jesucristo.  Es fácil quedar tan confundido que uno simplemente tira la toalla y dice: Ya ni sé qué creer.
  • Aunque los medios de comunicación han empeorado el problema, la realidad es que esto no es nada nuevo.  Siempre ha habido confusión en el área espiritual.  Siempre hay personas que enseñan o predican cosas contradictorias, y por diferentes razones.  Pero Dios no quiere que vivamos en la confusión.  Él nos ha dejado testigos dignos que confianza para que nosotros podamos conocer la verdad que nos lleva a la vida.
  • Uno de ellos, el apóstol Juan, nos habla de esto en su primera carta.  Leamos sus palabras en 1 Juan 1:1-4.
Lo que ha sido desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros propios ojos, lo que hemos contemplado, lo que hemos tocado con las manos, esto les anunciamos respecto al Verbo que es vida. 2 Esta vida se manifestó. Nosotros la hemos visto y damos testimonio de ella, y les anunciamos a ustedes la vida eterna que estaba con el Padre y que se nos ha manifestado. 3 Les anunciamos lo que hemos visto y oído, para que también ustedes tengan comunión con nosotros. Y nuestra comunión es con el Padre y con su Hijo Jesucristo. 4 Les escribimos estas cosas para que nuestra alegría sea completa.  (NVI)
  • En el griego original de este pasaje, los primeros tres versículos son una sola oración.  Las traducciones bíblicas presentan las ideas de diferentes maneras.  Algunas usan guiones, otras paréntesis, y otras simplemente lo dividen en varias oraciones para más fácil comprensión.
  • Lo que debemos notar es que el verbo principal de todo el párrafo es el que se traduce “les anunciamos” o “les proclamamos”, y que se encuentra al principio del verso 3.  Todas las ideas que contiene este pasaje giran alrededor de la proclamación o el anuncio que nos hace Juan de lo que él mismo ha visto y oído.  Es tan importante para él que nos lo proclama para que nosotros también lo conozcamos.
  • Ahora bien, ¿qué es lo que Juan nos proclama?  Su proclamación consiste en cinco fases que representan la realización del plan de Dios en la proclamación del evangelio.  En primer lugar, lo que él proclama es, como lo dice el verso 1: Lo que ha sido desde el principio.  ¿Qué principio?  La Biblia comienza con estas palabras: En el principio Dios creó los cielos y la tierra. 
  • Juan inicia su evangelio con las mismas palabras: En el principio ya existía el Verbo, y el Verbo estaba con Dios, y el Verbo era Dios.  Desde el principio de todas las cosas, desde antes de la creación, ha existido Uno que es Dios y que vive en comunión con el Padre.  Es a él a quien Juan proclama.
  • Hace algunos meses se realizó una encuesta de un grupo de cristianos evangélicos en los Estados Unidos.  Entre otras cosas, se les pidió que contestaran cierto o falso: Cristo es la creación más grande de Dios.  Sorprendentemente, una gran parte de los encuestados respondió con cierto.  No sé si entendieron mal la pregunta, o si realmente hay tan poca comprensión de la Palabra de Dios.
  • La verdad es que Cristo no es ninguna creación de Dios.  Él es Dios.  Él ha sido desde el principio.  Antes de que la Vía Láctea comenzara a girar, Cristo ya existía.  Antes de que la luz se dividiera de la oscuridad, Cristo ya era.  No existe ningún momento de la historia que él no haya sido.  Es eterno.
  • Lo realmente maravilloso es que esta vida que está en Cristo se manifestó.  Esta es la segunda fase del plan de Dios.  Juan dice: lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros propios ojos, lo que hemos contemplado, lo que hemos tocado con las manos…  En el Antiguo Testamento, hubo ocasiones en las que se oyó la voz de Dios; Moisés incluso llegó a verlo por la espalda.
  • Pero Juan dice que él no sólo lo oyó, no sólo lo vio, sino que lo contempló y hasta lo llegó a tocar con las manos.  La Palabra de Vida se hizo hombre para que nosotros lo pudiéramos conocer.  Juan lo conoció como amigo.  Lo abrazó.  Caminó con él.  Por eso, él mismo puede testificar de que la vida se ha manifestado.
  • Hace algunas semanas, hablaba con un conocido sobre la comunicación y las relaciones.  Él hizo un comentario muy interesante.  Dijo: Cuando abrazo a mi hijo, siento su alma.  Juan había tenido esa clase de acercamiento a Jesús.  En la última cena, cuando Jesús anunció que uno de sus discípulos lo iba a traicionar, Juan se reclinó sobre Jesús con la confianza que brinda la amistad y le preguntó quién era.  Así de cerca había conocido Juan al hombre que era la Palabra de vida encarnada.
  • Por eso, dice él, les anunciamos a ustedes la vida eterna que estaba con el Padre y que se nos ha manifestado.  Esta es la tercera fase en el plan de Dios.  Esa Palabra que trae vida que es Cristo mismo, quien se manifestó en carne humana para nuestra salvación, ahora se anuncia.
  • En la proclamación se nos invita a compartir lo que los apóstoles conocieron.  Juan lo vio de primera mano; lo oyó y lo tocó.  Él ahora nos invita a conocerlo también.  Aquí hay algo muy importante.  La fe que Juan nos invita a compartir no se basa en leyendas o en fábulas.  No es simplemente un cuento bonito e inspirador, que nos ayuda a vivir mejor.
  • Tampoco se trata de algún concepto filosófico, una idea que nos hace ver el mundo de forma diferente.  Más bien, es una persona a quien podemos conocer.  La vida verdadera, la vida en toda su plenitud y que dura para siempre, sólo se encuentra en un hombre.  Juan lo conoció, y él quiere que tú y yo lo conozcamos también.  Por esto, lo anuncia.
  • Pero ¿podremos creer su proclamación?  Sí, la podemos creer.  Por muchas razones, pero voy a mencionar sólo una.  Juan sostuvo la verdad de lo que proclamaba hasta el final de su vida.  Nunca cambió su testimonio.  Un testigo que dice una cosa y luego otra inspira poca confianza.  Juan, en cambio, proclamó la misma cosa durante los setenta años que vivió después de la muerte de Jesús.
  • Hay muchas otras cosas que podríamos mencionar, pero esto sirve para mostrar que confiar en la proclamación de Juan es algo muy razonable.  No es un salto al vacío; creemos porque hay buenas razones para creer.  Pero entonces, si aceptamos la proclamación de Juan, ¿qué recibimos?  Esta es la cuarta fase en el plan de Dios.
  • El verso 3 nos dice que el propósito de la proclamación es tener comunión – comunión con la familia de creyentes, y comunión con Dios el Padre y su Hijo Jesucristo.  Esta comunión nace del ser mismo de Dios.  Dios no existe como un ser solitario.  El Padre y el Hijo siempre han existido en una perfecta comunión de amor.
  • Cuando Dios nos creó a nosotros, también nos hizo como seres sociales.  Nos creó con el deseo y la necesidad de relacionarnos con otros seres humanos.  Existe un anhelo en nosotros de tener comunión y conexión.  Lo que Dios nos ofrece por medio de Jesucristo es la comunión con él y con nuestros hermanos en su familia.
  • El mundo nos separa, nos aísla.  Los pleitos y los rencores nos alejan de otros.  El pecado nos separa de Dios.  Nos quedamos con el anhelo por la conexión, pero estamos desconectados.  En Cristo encontramos la verdadera comunión.  Por la fe en él somos reconciliados con nuestro Padre, y encontramos una familia eterna – la familia de Dios.
  • Como resultado, llegamos a la quinta fase en el plan de Dios – la alegría completa.  Sólo podemos encontrar esta alegría en la comunión que tenemos con Dios y con nuestros hermanos.  En este mundo, esa alegría es real – pero también es sólo parcial.  Cuando lleguemos al cielo, será completa.
  • En un mundo de mensajes contradictorios e inseguros, puedes confiar en este mensaje.  Nos ha llegado de la mano de quien lo vio, lo oyó y lo tocó.  Si recibes su testimonio, tú también puedes llegar a tener comunión con Dios y conocer la alegría completa.
  • Termino con dos preguntas.  ¿Conoces esa comunión con Dios?  Si tú no tienes esa confianza y esa relación con Dios por medio de Jesucristo, la puedes tener hoy.  Arrepiéntete del pecado, y reconoce a Jesús como el que dio su vida por ti y el que merece manejar tu vida.  Pon tu confianza hoy en él.
  • La segunda pregunta: ¿Compartes este mensaje con otros?  Para Juan, compartir este mensaje completaba su alegría.  Si tú compartes este mensaje con otros, descubrirás que hay una gran alegría en invitarles a entrar en comunión con Dios por medio de Jesucristo.  A diferencia de muchas de las cosas que encontramos en Internet, esto es algo que sí vale la pena compartir.
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