PASTOR TONY HANCOCK
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La vida del discípulo: Una vida de provisión

7/4/2021

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  • Se cuenta la historia de una mujer anciana que le tenía mucho amor a Dios y poco dinero. Cada mañana, salía de su casa y gritaba al cielo: ¡Gloria a Dios! A su vecino, que era ateo, esto le molestaba mucho. Cada día, él le respondía gritando: ¡No hay Dios! Y así seguían.
  • Un día, la comida se le acabó a esta ancianita. Salió como de costumbre y gritó: ¡Gloria a Dios! Oh Dios, no tengo comida. Por favor, te pido que proveas lo que necesito. Al vecino ateo se le ocurrió una idea magnífica. Se fue a la tienda y compró dos bolsas de comida. A escondidas, se las dejó a la mujer en la entrada de la casa.
  • Cuando salió la señora, ¡allí estaba la comida! Empezó a decir: ¡Gloria a Dios! ¡El Señor me proveyó la comida! En eso, su vecino ateo le gritó: ¡No hay Dios! ¡Yo le compré esa comida! Sin titubear, la señora gritó: ¡Gloria a Dios! ¡Me proveyó la comida, y el diablo pagó la cuenta!
  • Durante estas semanas estamos hablando acerca de la vida del discípulo. Hace dos semanas vimos que la verdadera autosuperación significa dejar de vivir para nosotros mismos y convertirnos en discípulos de Jesús. La semana pasada vimos que la vida del discípulo es una vida en la Palabra. Seguir a Jesús es cuestión de conocer y seguir sus enseñanzas.
  • Hoy vamos a hablar sobre la provisión del discípulo. Jesús provee para sus discípulos. Cuando dejas de vivir para ti mismo y comienzas a seguir a Jesús, puedes estar seguro de que él proveerá todo lo que necesitas. Como él mismo dijo, Busquen primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas les serán añadidas. (Mateo 6:33 NVI) Con Todas estas cosas se refiere al alimento, a la ropa y todo lo necesario para vivir.
  • En dos ocasiones que la Biblia nos relata, Jesús proveyó milagrosamente el alimento para grandes grupos de personas. La primera vez, fue un grupo de cinco mil hombres, más mujeres y niños. Este grupo fue mayormente judío. En esa ocasión, sobraron doce canastas llenas de comida.
  • Ahora vamos a ver la segunda ocasión. Jesús había estado enseñando a un grupo de personas mayormente gentiles. En otras palabras, eran personas que no pertenecían al pueblo de Israel. Veamos lo que sucede con ellos. La historia se encuentra en Mateo 15:32-39.
  • Jesús llamó a sus discípulos y les dijo: Siento compasión de esta gente porque ya llevan tres días conmigo y no tienen nada que comer. No quiero despedirlos sin comer, no sea que se desmayen por el camino.
  • 33 Los discípulos objetaron: ¿Dónde podríamos conseguir en este lugar despoblado suficiente pan para dar de comer a toda esta multitud?
  • 34 —¿Cuántos panes tienen? —les preguntó Jesús.
  • —Siete, y unos pocos pescaditos.
  • 35 Luego mandó que la gente se sentara en el suelo. 36 Tomando los siete panes y los pescados, dio gracias, los partió y se los fue dando a los discípulos. Estos, a su vez, los distribuyeron a la gente. 37 Todos comieron hasta quedar satisfechos. Después los discípulos recogieron siete cestas llenas de pedazos que sobraron. 38 Los que comieron eran cuatro mil hombres, sin contar a las mujeres y a los niños. 39 Después de despedir a la gente, subió Jesús a la barca y se fue a la región de Magadán.
  • La multitud había pasado tres días con Jesús. La comida se había acabado. ¿Cuántas personas eran esta vez? Eran cuatro mil hombres, a diferencia de la primera vez, cuando fueron cinco mil. Jesús llama a sus discípulos y les dice lo que él siente. Siente compasión de ellos.
  • Quiero que te fijes en esa reacción de Jesús. ¿Cómo te sentirías tú, si miles de personas te siguieran y les estuvieras enseñando durante varios días? Sé lo que sentiría yo: cansancio. Sentiría que ya me merecía unas vacaciones. Estaría pensando en cómo escaparme un rato para descansar. Pero Jesús no pensó en sus propias necesidades, sino en las necesidades de la gente. Se compadeció de ellos.
  • Cuando andas con Jesús, puedes estar seguro de que él sentirá compasión de ti. No importa quién eres. Jesús hizo el mismo milagro de provisión para esta multitud gentil que había hecho antes para una multitud judía. Él no hace acepción de personas. No le importa el color de tu piel, quiénes fueron tus antepasados o de dónde eres. Él tiene la misma compasión para todos los que lo buscan.
  • Pero Jesús quiere que sus discípulos también tengan la misma reacción que tuvo él. Jesús podría bien haber hecho el milagro solo, pero llamó a sus discípulos y les expresó lo que él sentía. Les expresó su compasión por la gente para que ellos también sintieran lo mismo.
  • La vez anterior, cuando alimentó a los cinco mil, uno de los discípulos había sugerido que simplemente despidieran a la multitud para que todos fueran a buscar comida en los mercados. En esta ocasión nadie sugiere eso, porque no es factible. La gente está muy hambrienta y cansada.
  • Esta vez, los discípulos se hacen responsables del bienestar de la gente. La vez anterior, Jesús les había tenido que decir: Ustedes denles de comer. Ahora no les tiene que decir nada; ellos ya se sienten responsables. Lo que no saben es cómo hacerlo. Sabían que Jesús tenía el poder, pero no tenían la confianza de pedir ellos mismos el milagro. Habían avanzado al punto de sentir compasión por la gente y sentir responsabilidad, pero no habían llegado al punto de confiar en el poder de Dios.
  • Jesús quiere que nosotros, como sus discípulos, aprendamos esta lección. Él quiere que lleguemos a sentir su compasión por la gente. Cuando hablamos de la provisión de Jesús, es muy fácil pensar primeramente en nuestras propias necesidades. Pensamos en la renta que tenemos que pagar, en las cuentas que nos esperan y en las cosas que nos gustaría comprar. Nos olvidamos de los demás.
  • Cuando Jesús provee milagrosamente para sus discípulos, es para que ellos sirvan como canal de provisión para los demás. ¿Te das cuenta cómo Jesús realizó el milagro? Después de dar gracias a Dios por los alimentos, como lo hace un padre de familia antes de cenar, comenzó a repartir los pedazos de pan y pescado. Se los entregó a los discípulos, quienes a su vez los repartían a la gente.
  • La compasión de Jesús se convierte en la provisión de Jesús, pero él distribuye su provisión a través de sus discípulos. Imagina lo que habría sucedido si los discípulos que recibieron los primeros pedazos de pan y pescado de inmediato se hubieran sentado a comer. Mientras todos los demás se quedan con hambre, ellos reciben la provisión de Jesús y la toman sólo para ellos.
  • Es lo que hacemos nosotros cuando no servimos como canales de bendición, sino estanques de bendición. ¿Quiere Dios proveer por tus necesidades? Por supuesto que sí. Puedes confiar en él. Puedes contar con él. Pero Dios quiere hacer algo mucho más grande. Él quiere usarte a ti para que su provisión llegue más lejos. Él quiere usarte para dar provisión a muchos más.
  • La provisión de Jesús no sólo es para nuestras necesidades físicas. Él proveyó todo lo que necesitamos por medio de su muerte en la cruz. Su sacrificio es suficiente para que recibamos el perdón, la sanidad, la restauración, la aceptación y el amor de Dios de manera plena. Su provisión es amplia y perfecta.
  • Lo que tenemos que decidir es esto. ¿Buscaremos la provisión de Dios sólo para nosotros mismos? ¿Seremos discípulos egoístas y avaros? ¿O aprenderemos a servir como canal de bendición para que la provisión de Jesús llegue a muchos más?
  • Quiero dejarte con tres sugerencias prácticas. Comienza con la oración. Cuando oras por tus propias necesidades, ora también por las necesidades de otros. Ora de manera específica y concreta.
  • En segundo lugar, sueña por otros. En lugar de soñar con sólo tener una casa para tu familia y dinero para tu jubilación, pídele a Dios que te dé un sueño de provisión para otros. Los grandes proyectos que se han hecho para la gloria de Dios han comenzado con un sueño que él ha dado a una persona. Pídele que te dé un sueño a ti.
  • En tercer lugar, busca la manera de ser generoso. El diezmo es el comienzo de la generosidad del discípulo. Hay otras maneras de dar también. Nuestra denominación tiene un programa que se llama Send Relief. Este programa ayuda a las personas en crisis. Entre muchos otros proyectos, ahora mismo este programa está ayudando a los refugiados en la frontera. En los últimos doce meses, han entregado 200,000 comidas a los refugiados.
  • Si eres discípulo de Jesús, él te ha escogido para ser su ayudante en repartir su provisión. Puedes saber que él proveerá lo que tú necesitas. Ofrécete a él para servir como canal de su provisión para otros también. 
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