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Lugares inesperados

7/14/2019

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  • Todavía recuerdo mis pensamientos cuando me subí al carro con todas mis pertenencias y entré a la carretera para manejar a otro estado.  Fueron dos años buenos, pensé, pero ya no voy a regresar a ese lugar.  Para mí, ese capítulo de mi vida se había cerrado, y ya no había marcha atrás.
  • Sin embargo, después de tres años, me encontré regresando al lugar de donde me había ido sin planes de regresar.  Dios muchas veces nos lleva a lugares inesperados, ¿no es verdad?  Ese lugar del que me fui sin pensar regresar es este lugar.  Los dos años que pasé fueron mis dos primeros años de ministerio.  Cuando me fui después de plantar esta iglesia, jamás pensé regresar.  Ahora me río de esos pensamientos ingenuos.  He aprendido la verdad del refrán: Si quieres hacer reír a Dios, cuéntale tus planes.
  • En realidad, me alegro de haber podido llegar a muchos lugares que, para mí, eran inesperados.  Seguramente tú también puedes pensar en algunos lugares a los que jamás habías pensado ir, pero Dios te ha llevado allí.  Cuando nuestro Señor Jesús comenzó su ministerio, él también lo hizo en lugares inesperados.  Por supuesto, no eran inesperados para él.  Pero sí lo eran para la gran mayoría de la gente.
  • Después de ser bautizado, Jesús se fue al desierto donde el diablo lo tentó durante cuarenta días.  Enfrentó la misma clase de tentaciones que nosotros, pero no cedió.  Después de algún tiempo, le llegó la noticia a Jesús de que Juan el Bautista había sido encarcelado.  Juan había sido su precursor, el que le preparaba el camino.  Ahora que Juan estaba encarcelado, Jesús comenzó su ministerio público.
  • Regresó al pueblo de Nazaret, donde se había criado.  De allí se fue a la ciudad de Capernaúm, un pueblo pesquero a orillas del mar de Galilea.  Quedaba dentro del antiguo territorio de las tribus de Zabulón y Neftalí.
  • Capernaúm era un lugar inesperado para que Jesús comenzara su ministerio, por dos razones.  En primer lugar, estaba muy lejos de Jerusalén, que era el centro de la vida política y religiosa del pueblo.  Cuando llegara el Mesías, el Salvador anunciado, la gente esperaba que saliera de Belén y se presentara en el templo de Jerusalén.  Pero Jesús comenzó a predicar al otro extremo del país.
  • La segunda razón por la que Capernaúm era un lugar inesperado para el ministerio de Jesús se trataba de la gente que vivía allí.  Había muchos gentiles.  Era un lugar de comercio, de movimiento comercial y de muchos extranjeros.  Los judíos devotos lo veían como un lugar espiritualmente oscuro.  Sería algo así como Las Vegas o Tijuana – lugares con mucho comercio y muchas oportunidades económicas, pero también mucha perdición.
  • ¿Por qué escogió Jesús este lugar preciso para comenzar su ministerio?  Por una buena razón – porque ya estaba profetizado.  Más de setecientos años antes, el profeta Isaías había recibido la Palabra del Señor diciendo que, cuando el Mesías viniera, su luz brillaría en esos lugares oscuros.  Nombró la región de las tribus de Zabulón y de Neftalí.
  • Allí precisamente fue que Jesús comenzó a predicar el mensaje que nos ha llegado a nosotros: Arrepiéntanse, porque el reino de los cielos está cerca.  Leamos ahora esta breve historia para luego pensar en lo que tiene que ver con nosotros.
Cuando Jesús oyó que habían encarcelado a Juan, regresó a Galilea. 13 Partió de Nazaret y se fue a vivir a Capernaúm, que está junto al lago en la región de Zabulón y de Neftalí, 14 para cumplir lo dicho por el profeta Isaías:
15 «Tierra de Zabulón y tierra de Neftalí, camino del mar, al otro lado del Jordán, Galilea de los gentiles; 16 el pueblo que habitaba en la oscuridad ha visto una gran luz; sobre los que vivían en densas tinieblas la luz ha resplandecido».  17 Desde entonces comenzó Jesús a predicar: «Arrepiéntanse, porque el reino de los cielos está cerca».  (Mateo 4:12-17 NVI)
  • La primera cosa que observamos en este pasaje es que la luz de Cristo llega a lugares inesperados.  Cuando Jesús comenzó a predicar, no se paró en el centro de la religión judía.  Más tarde en su ministerio, predicó varias veces en el templo; pero comenzó su ministerio al otro extremo del país.
  • Dios sigue obrando en lugares recónditos e ignorados.  Él no obra solamente en las grandes ciudades, en la Ciudad de México o Nueva York o Miami; obra también en lugares olvidados como Capernaúm – y quizás como el lugar donde tú te encuentras.
  • A mediados del siglo XIX, el pueblo de los Estados Unidos experimentó un tiempo de gran prosperidad económica.  Nuevas tecnologías e industrias trajeron crecimiento económico, y la gente abandonó las iglesias.  Casi todas las denominaciones cristianas estaban en declive.  En realidad, se parece mucho a la actualidad.
  • En 1857 se desató un despertar espiritual a lo largo del país.  Este avivamiento comenzó unas semanas antes de un pánico bancario.  Carlos Finney, uno de los predicadores asociados con el movimiento espiritual, calculó que se convirtieron cincuenta mil personas por semana durante el invierno de 1857 a 1858.  Más de un millón de miembros nuevos se unieron a las iglesias como resultado del avivamiento – un crecimiento del 25% en un año.
  • ¿Sabes dónde empezó este despertar espiritual?  Seguramente comenzó en Washington, la capital del país, ¿verdad?  O quizás en Nueva York, la capital industrial y económica del país.  Hubo una serie de reuniones de oración que se realizaron en Nueva York y que impulsaron el avivamiento.  Pero allí no empezó.
  • Los orígenes del avivamiento se remontan a la ciudad de Charleston, Carolina del Sur, en agosto de 1857.  Comenzó en una iglesia de 60 miembros.  De esos miembros, 48 eran esclavos afroamericanos y 12 eran anglosajones.  Una noche, comenzaron a orar pidiendo avivamiento.  El Espíritu Santo llenó ese lugar, y aunque el pastor los despidió, nadie se quiso ir hasta la medianoche.
  • En las semanas siguientes, multitudes de 1.500 a 2.000 personas llenaron la pequeña iglesia, y muchos se convirtieron.  Lo que pasó en Charleston en esa congregación insignificante, al parecer, abrió una ventana que trajo avivamiento a toda la iglesia a lo largo de los Estados Unidos. 
  • Jesús lanzó la primera etapa de su ministerio público en Capernaúm, lejos de los centros de influencia política y religiosa de su tierra.  Sin embargo, dio comienzo a un movimiento que ha cambiado el mundo.  Una pequeña iglesia de 60 miembros en Charleston fue la escena de un derramamiento del poder del Espíritu Santo que se extendió a todo el país.
  • ¿Qué cosas podrá hacer Dios en nuestros lugares recónditos e ignorados?  No pienses que él no puede obrar aquí, o en tu vida, o en tu iglesia – simplemente porque no te encuentras en un lugar de influencia.  Para impactar al mundo, no siempre es necesario cambiar de ubicación – es necesario cambiar de corazón.
  • Si Dios te está llamando a otro lugar de influencia, responde a su llamado.  Pero creo que la necesidad más urgente que tenemos es la necesidad de buscar un despertar espiritual.  Unámonos en pedirle a Dios que nos reviva.  Estemos dispuestos a que nos incomode.  Clamemos pidiendo la salvación de los perdidos y el despertar de los dormidos.  La presencia de Jesús en Capernaúm significa que Dios lo puede hacer aquí también.
  • La segunda cosa que observamos en este pasaje es que la luz de Cristo llega de acuerdo con el plan eterno de Dios.  No fue por casualidad que Jesús comenzara a predicar en ese lugar preciso.  Isaías lo había profetizado siglos antes.  Dios lo había preparado desde antes de la creación del mundo.
  • De igual manera, Dios ha tenido un plan para ti y para su iglesia desde la eternidad.  Nada de lo que sucede es por casualidad.  No es por accidente que te encuentras en este país.  Dios te trajo aquí para que escucharas el evangelio y te acercaras a él.  La vida no es un juego de azar.  Antes de crear el mundo, Dios ya te conocía.  Él sabía todo lo que te sucedería.  Conocía todas las decisiones que ibas a tomar, y te incluyó en su plan.
  • Si nos volvemos a Dios pidiendo avivamiento y restauración, es porque confiamos en su autoridad, su providencia y su preparación.  Es porque sabemos que él tiene algo especial preparado para nosotros.  Es porque queremos ver la realización de su plan perfecto y eterno.
  • Cuando nos unimos al plan de Dios, simplemente alzamos la vela para que nos impulse un viento que ha soplado desde la eternidad.  No lo hacemos nosotros solos.  No nos toca a nosotros establecer el reino de Dios por nuestra propia cuenta.  Más bien, nos unimos a lo que Dios ya está haciendo.
  • Sería fácil leer la historia del comienzo del ministerio público de Jesús y verlo sólo como algo histórico, algo que sucedió hace mucho tiempo.  La realidad es que él nos muestra cómo Dios obra y cómo sigue obrando en la actualidad.  Por lo tanto, hermanos, unámonos a esa proclamación.
  • Oremos, pidiendo un despertar espiritual.  Llamemos a otros a arrepentirse y entrar al reino de Dios.  En cualquier lugar que estemos, por más inesperado que sea, Dios está – y él está obrando.
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