• Hace algunos días, trataba de realizar un envío de dinero. Hay un par de servicios en Internet que he utilizado antes, y estaba seguro de que pronto podría hacer el envío. Sin embargo, lo que esperaba no se hizo realidad. El primer servicio falló porque no tenía toda la información necesaria. El segundo me dijo que el envío se completaría en quince minutos. ¡Listo!
• Sin embargo, cuando volví a revisar el envío al siguiente día, esos quince minutos se habían convertido en una semana. ¡Una semana! Por fin, cancelé el envío en línea y fui a la tienda para hacerlo en persona. Allí sí lo pude hacer sin mayores complicaciones. • Analicemos, por un momento, la situación. Yo tenía el dinero para enviar. La persona que lo iba a recibir tenía la necesidad. Lo único que faltaba era una manera de hacer llegar el dinero que yo tenía a la persona que tenía la necesidad del dinero. El problema estaba en hacer la transferencia. • Comparemos esta situación con la de nosotros frente a Dios. Él tiene lo que necesitamos. Su gracia es nuestra mayor necesidad. ¿Qué es su gracia? Es su favor. Incluye su perdón, su ayuda, su salvación – todo lo que podemos recibir de Dios. Si recibimos la gracia de Dios, él ya no nos verá como culpables y dignos de castigo, sino que nos recibirá y nos bendecirá. • Dios es un Dios de gracia. Nosotros estamos en necesidad de su gracia. ¿Cómo, entonces, nos llega la gracia de Dios? ¿Cómo se hace la transferencia? Durante estas semanas estamos considerando algunas diferencias entre evangélicos y católicos bajo el título, Por qué no soy católico. La manera en que nos llega la gracia de Dios es un punto importante de diferencia. • Estamos de acuerdo en algunas cosas muy importantes. En primer lugar, tanto católicos como evangélicos reconocemos nuestra necesidad de la gracia de Dios. Como lo dice Romanos 5:15, Pero la transgresión de Adán no puede compararse con la gracia de Dios. Pues, si por la transgresión de un solo hombre murieron todos, ¡cuánto más el don que vino por la gracia de un solo hombre, Jesucristo, abundó para todos! • De igual modo, estamos de acuerdo en que la gracia de Dios nos llega por medio de Jesucristo. Es gracias al ministerio de Jesús que tenemos acceso a la gracia de Dios, que nos rescata y nos restaura. No hay otro medio de restauración para la humanidad. Sólo Cristo salva. • A pesar de estos puntos de acuerdo, la teología de la Iglesia Católica Romana y lo que nosotros creemos en base a la Biblia se separan en la cuestión de los medios que Dios usa para que su gracia llegue a nuestras vidas. La Iglesia Católica enseña que los sacramentos son los medios que Dios usa para impartir su gracia a las personas. En cambio, los evangélicos creemos que su gracia llega mediante la fe sin la mediación de ritos. • En esta mañana, quiero hacer dos cosas. En primer lugar, quiero que entendamos la diferencia entre la perspectiva católica de los sacramentos y lo que entendemos de la Biblia acerca de la fe. En segundo lugar, quiero que consideremos muy brevemente cada uno de los sacramentos desde una perspectiva bíblica. Creo que esto nos puede ayudar a profundizar en nuestra fe. • Según la enseñanza católica, los sacramentos son siete: el bautismo, la confirmación, la eucaristía o la misa, la penitencia, el matrimonio, los votos sacerdotales y la extremaunción. La Iglesia Católica enseña que los sacramentos son señales eficaces de la gracia, y que conllevan intrínsecamente lo que simbolizan. En otras palabras, son canales directos de la gracia de Dios. • Si un católico va a misa y recibe la eucaristía, su iglesia le enseña que esa acción en sí misma le ha traído la gracia de Dios. Si una pareja lleva a su bebé a bautizarse, su iglesia le enseña que ese ritual le ha traído la gracia de Dios. Muchos dirían que la fe es necesaria para que el sacramento sea eficaz, pero el enfoque está en el ritual y no en la fe. • En cambio, nosotros creemos que la fe es lo principal. Como dice Efesios 2:8, Porque por gracia ustedes han sido salvados mediante la fe. La gracia de Dios nos llega por medio de la fe. Pero entonces, ¿cómo nos llega la fe? Romanos 10:17 nos da la respuesta: Así que la fe viene como resultado de oír el mensaje, y el mensaje que se oye es la palabra de Cristo. • Observa el orden que nos dan estos versículos. Para tener fe, tenemos que oír la Palabra de Dios. Tenemos que oír el mensaje de salvación acerca de Jesucristo. Luego de oír, creemos el mensaje. Creemos en Jesús. Esa fe, el hecho de creer el mensaje, nos da entrada a la gracia de Dios. El orden es primero oír, segundo confiar y tercero recibir la gracia de Dios. El plan de salvación es sencillo. • Las enseñanzas de la Iglesia Católica complican el proceso de la salvación. Pero ¿qué base bíblica tendrán? Consideremos brevemente cada uno de los siete sacramentos. En primer lugar está el bautismo, el sacramento inicial. El bautismo católico normalmente se hace a los bebés. Se considera que este sacramento limpia su pecado original y refleja la fe de sus padres. • En la Biblia, no hay ningún caso claro de un bebé que es bautizado. Todas las personas que se bautizan lo hacen porque han tomado la decisión personal de confiar en Jesucristo. De hecho, esto refleja el orden que aparece en Mateo 28:19, donde Jesús dice: Por tanto, vayan y hagan discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo… • El bautismo es para los que se hacen discípulos de Jesús. Es una ordenanza que él dejó, un acto de obediencia que refleja la fe que salva a la persona. El bautismo no puede salvar. Es un testimonio de que uno ha recibido la salvación por la fe en Jesús. Puede servir para inspirar la fe en otros, porque pueden ver el bautismo y llegar a creer también en Jesús. Demuestra la fe, que es lo que salva. • El segundo sacramento es la eucaristía, que se celebra en la misa. La Iglesia Católica enseña que el pan y el vino se convierten físicamente en el cuerpo y la sangre de Cristo, aunque retienen su sabor y olor a pan y vino. Se basan en las palabras de Jesús cuando dijo, Este pan es mi cuerpo. • Pero Jesús solía hablar usando comparaciones. En otra ocasión, él mismo dijo: Yo soy la puerta de las ovejas. (Juan 10:7) Nadie supone que, en ese momento, Jesús se convirtió en madera. ¡Estaba haciendo una comparación! Del mismo modo, cuando dijo Este pan es mi cuerpo, nos daba a entender que el pan representa su cuerpo. • Si el pan y el vino no se convierten literalmente en el cuerpo de Cristo, ¿cuál es el propósito de tomarlos? Él mismo nos lo dijo en Lucas 22:29. También tomó pan y, después de dar gracias, lo partió, se lo dio a ellos y dijo: —Este pan es mi cuerpo, entregado por ustedes; hagan esto en memoria de mí. La celebración de la cena del Señor es un recordatorio. • Podríamos incluso decir que es una ayuda para la fe. Es una señal que nos lleva nuevamente a Jesús, pero no tiene ningún poder en sí mismo. Su valor está en recordarnos lo que Jesús hizo por nosotros de una manera que usa todos nuestros sentidos. Ahora bien, el bautismo y la cena del Señor son las dos ordenanzas de Jesús que entendemos bíblicamente. Los celebramos, pero no como rituales que tienen poder en sí mismos. ¿Qué, entonces, de los otros cinco sacramentos? • El tercer sacramento es el matrimonio. La Iglesia Católica enseña que el único matrimonio válido es el matrimonio católico. Ningún otro matrimonio sirve. Pero el matrimonio es una norma universal. Dios la creó en el principio, en el jardín del Edén. • Jesús dio dignidad al matrimonio cuando hizo su primer milagro en una boda, y el matrimonio es un cuadro de la relación entre Dios y su pueblo. Pero el matrimonio es para todos. Nadie se salva por casarse en una iglesia católica, y nadie se pierde por haberse casado en otro lugar. • La extremaunción, que se aplica a los que están a punto de morir, se basa en Santiago 5:14-16. Este pasaje dice así: ¿Está enfermo alguno de ustedes? Haga llamar a los ancianos de la iglesia para que oren por él y lo unjan con aceite en el nombre del Señor. 15 La oración de fe sanará al enfermo y el Señor lo levantará. Y, si ha pecado, su pecado se le perdonará. 16 Por eso, confiésense unos a otros sus pecados, y oren unos por otros, para que sean sanados. La oración del justo es poderosa y eficaz. • La Iglesia Católica enseña que la extremaunción prepara al alma para entrar a la eternidad, pero estos versículos describen lo opuesto. No hablan de morir, sino de vivir. Estos versículos describen el ministerio de sanidad, no la preparación para la muerte. • El sexto sacramento es la penitencia. Pero Jesús no nos llamó a hacer penitencia, sino a arrepentirnos. Son dos cosas diferentes. La penitencia es cumplir con algo mandado por un sacerdote. En cambio, el arrepentimiento es un cambio de corazón. Es más, la Biblia no nos habla de confesar los pecados a un sacerdote. • Más bien, nos habla de confesar nuestros pecados a Dios y los unos a los otros. Por ejemplo, el Salmo 32:5 dice: Pero te confesé mi pecado, y no te oculté mi maldad. Me dije: «Voy a confesar mis transgresiones al Señor», y tú perdonaste mi maldad y mi pecado. Santiago 5:16, que leímos hace unos minutos, nos habla de confesar nuestros pecados los unos a los otros. Si hemos ofendido a alguien, debemos confesárselo. Si estamos luchando con un pecado habitual, debemos confesarlo a un creyente maduro o a un líder en la iglesia. • Finalmente, la confirmación simplemente no tiene base bíblica. Vemos, entonces, que la teología sacramental de la Iglesia Católica opaca la simple verdad bíblica de la salvación por medio de la fe en Jesucristo. Interpone rituales en el lugar de la fe en la Palabra que Dios nos ha dejado. • Si entendemos que los sacramentos no nos traerán la gracia de Dios, ¿con qué nos quedamos? Nos quedamos con una relación viva y personal con Jesús. Esto es lo que significa tener fe en él. Tener fe es creer que hay Alguien que te ama tanto que dejó el cielo y vino a morir en tu lugar. Él resucitó, para que sepas que tú también resucitarás. • Él ahora camina contigo, y te llama a ser obediente a sus palabras. Un día, va a volver para llevarte a estar para siempre con él. Esa fe y esa confianza son las que traen la gracia de Dios a nuestras vidas. Por eso, la pregunta más importante es ésta: ¿estás caminando con Cristo por fe?
0 Comentarios
Tu comentario se publicará después de su aprobación.
Deja una respuesta. |
Archivos
Septiembre 2024
|