· No siempre encontramos lo que buscamos. Un hombre encontró en su casa un recibo de la zapatería para unos zapatos que había llevado a reparar hace once años. Nunca los había recogido. ¿Será que todavía los tendría el zapatero? Probablemente no, pero valdría la pena irlos a buscar.
· Se fue a la tienda y entregó su recibo. Sin decir nada, el zapatero tomó el recibo y se metió al cuarto de atrás. Después de unos momentos, gritó: ¡Los encontré! Pero cuando se volvió a presentar en el mostrador, no traía los zapatos. Estarán listos para el jueves, dijo el zapatero. · Si alguna vez has llevado algo al zapatero, al tintorero o a algún reparador, quizás te haya pasado algo similar. ¡No siempre encontramos lo que buscamos! Te pregunto: ¿Qué buscas? ¿Qué buscas en la vida? ¿Qué buscas cada día cuando te levantas y pones los pies sobre el suelo? ¿Qué buscas? · Jesús hizo esta pregunta. Se la hizo a dos de los discípulos de Juan el Bautista. Leamos su historia en Juan 1:35-39. Al día siguiente Juan estaba de nuevo allí, con dos de sus discípulos. 36 Al ver a Jesús que pasaba por ahí, dijo: —¡Aquí tienen al Cordero de Dios! 37 Cuando los dos discípulos le oyeron decir esto, siguieron a Jesús. 38 Jesús se volvió y, al ver que lo seguían, les preguntó: —¿Qué buscan? —Rabí, ¿dónde te hospedas? (Rabí significa: Maestro). 39 —Vengan a ver —les contestó Jesús. · Las palabras de Jesús siempre están llenas de significado. A simple vista, podría parecer que él les pregunta a estos dos discípulos de Juan: ¿Qué quieren? ¿Qué se les ofrece? Pero Jesús no habla de manera superficial. Les pregunta: ¿Qué realmente buscan? ¿Qué persiguen en la vida? · Ellos no saben responder a esa pregunta, pero creen que Jesús les puede ayudar a encontrar la respuesta – y se van con él. El hecho de que te encuentres aquí en esta mañana me hace pensar que tú también estás buscando la respuesta en Jesús. Es un buen comienzo. · Si seguimos recorriendo el libro de Juan, nos encontramos con algunos otros buscadores. El primer grupo que vamos a considerar son unos judíos que llegaron criticando a Jesús. Él había sanado a un hombre en el día de reposo, y esto a ellos no les pareció nada bien. Ellos no pueden creer que él pudiera tener la autoridad para hacer semejante cosa. · En la conversación que sigue, Jesús les pregunta: ¿Cómo va a ser posible que ustedes crean, si unos a otros se rinden gloria, pero no buscan la gloria que viene del Dios único? Juan 5:44 (NVI) · ¿Qué buscaba esta gente? Buscaba la gloria de los demás. En otras palabras, buscaban que otros los honraran. Buscaban la aprobación de los demás, en lugar de buscar la aprobación de Dios. Por lo tanto, no podían poner su confianza plenamente en Jesús. No llegaron a disfrutar de las bendiciones de creer en él, porque buscaban la gloria de los demás. · En un pueblo había dos iglesias evangélicas. A una de ellas asistía gente más humilde, mientras los de más dinero asistían a la otra iglesia. En este mismo pueblo vivía una viuda muy pobre. Ella tenía tres hijas. Un día, algunas hermanas de la iglesia pobre decidieron visitar a la viuda para invitarla a la iglesia. Cuando llegaron a su casa, ella las recibió. · Cuando la invitaron a la iglesia, sin embargo, ella dijo: Me gustaría ir, pero no tengo ropa de domingo para mis hijas. Las señoras decidieron comprarles vestidos a las niñas para que pudieran asistir a la iglesia. Cuando los entregaron a la viuda, ella prometió llevarlas el domingo a la iglesia. · Llegó el domingo, pero la viuda y sus hijas no llegaron al culto de la iglesia pobre. Por la tarde, las hermanas decidieron visitarla. La extrañamos hoy en el culto, le dijeron. La viuda les respondió: Cuando vestí a mis hijas con su ropa nueva, se veían tan bonitas que decidí llevarlas a la otra iglesia. · Lo bueno es que asistieron a la iglesia, pero claramente esta señora estaba más enfocada en lo que pensaba la gente que en conocer mejor a Dios. Cuando buscamos la aprobación de la gente, nos paramos en tierra movediza. Quizás hoy la gente piense bien de ti, pero mañana su opinión puede cambiar. Somos muy volubles. Por lo tanto, si vives buscando quedar bien con los demás, vivirás en una montaña rusa emocional que terminará en la frustración. · Podemos observar esto en la gente que te presenta su iglesia como la mejor. Comparan iglesias, diciendo: Aquí te dejan hacer esto, y allá no. Se preocupan por lo que dice la gente, en lugar de preguntarse qué es lo que a Dios le agrada. Otros buscan pertenecer a la iglesia correcta simplemente para poder sentirse superiores a los demás, en lugar de buscar sinceramente a Dios. · Por supuesto, mucha gente se aleja por completo de la iglesia cuando no está de moda. Buscan la gloria de otros, en lugar de buscar la aprobación de Dios. Si vives preocupado por lo que piensan tus amigos o tus familiares, nunca encontrarás la verdadera felicidad. Esa búsqueda termina en la frustración. · Ahora vamos a considerar a otro grupo de buscadores. Jesús acababa de alimentar milagrosamente a cinco mil personas. Al día siguiente se fue a otro lugar. La multitud que había comido el pan y los pescados que él multiplicó fueron a buscarlo. Cuando lo encontraron, Jesús les dijo algo penetrante: —Ciertamente les aseguro que ustedes me buscan no porque han visto señales, sino porque comieron pan hasta llenarse. 27 Trabajen, pero no por la comida que es perecedera, sino por la que permanece para vida eterna, la cual les dará el Hijo del hombre. Sobre este ha puesto Dios el Padre su sello de aprobación. Juan 6:26-27 (NVI) · Al parecer, ellos buscaban a Jesús. Sin embargo, lo que realmente estaban buscando era la satisfacción de su cuerpo. Habían comido hasta saciarse, y ahora buscaban a la persona que les dio esa satisfacción. Lo que realmente los motivaba eran los deseos de su carne. · Por supuesto, todos tenemos que comer. Pero Jesús declaró: No sólo de pan vivirá el hombre. Muchas personas viven buscando satisfacer sus cuerpos. Creen que, si tienen comida rica, ropa cómoda y elegante, un hogar acogedor, una vida íntima plena y bastante diversión, serán felices. · Si lo que buscas en la vida es simplemente satisfacer todo lo que tu cuerpo te pide, al final te quedarás corto. Si te esfuerzas sólo por conseguir lo que te divierte o te agrada, terminarás aburrido e insatisfecho. Nosotros no sólo somos cuerpos; somos seres espirituales. La vida es más que el cuerpo. · Por lo tanto, dice Jesús, trabajen para conseguir lo que es eterno. Jesús no nos está diciendo que tenemos que ganarnos la salvación, porque es por fe. Nos dice que debemos esforzarnos por encontrar lo que trae verdadera satisfacción. Esta satisfacción sólo se encuentra en él, porque el Padre lo ha señalado. · En Juan 20:15 encontramos a otra persona que buscaba algo. Frente a la tumba de Jesús se encontraba María Magdalena. Se había percatado de que la tumba estaba vacía, pero no sabía por qué. Entre lágrimas, vio una figura borrosa. Era Jesús, pero ella no se dio cuenta. Jesús le dijo: —¿Por qué lloras, mujer? ¿A quién buscas? Juan 20:15 (NVI) · ¿Sabes a quién buscaba? ¡A Jesús! ¡Y lo encontró! El Señor Jesús, el que había vencido la muerte, el que había resucitado y ya no estaba en la tumba, estaba delante de ella. ¿Sabes cómo reaccionó? ¡Se llenó de gozo! Había encontrado lo que realmente buscaba. · Cuando tú de veras te encuentras con Jesús, hallarás lo que realmente buscas. Lo que la aprobación de la gente y los deseos del cuerpo nunca te pueden dar, él lo da. Él llena esa necesidad que está al centro de cada corazón. Cuando conoces a Jesús, encuentras paz, encuentras perdón, encuentras esperanza, encuentras amor y encuentras aceptación. · A su pueblo perdido, Dios le dijo en Jeremías 29:13: Me buscarán y me encontrarán cuando me busquen de todo corazón. (NVI) · Años atrás, un hombre de muy alta clase en India conoció a Cristo por la predicación de un misionero y fue bautizado. Como resultado de su conversión, perdió sus posesiones, su casa, sus campos, su posición social y hasta a su familia. Así funcionaba el sistema de casta en India. · Alguien le preguntó cómo era capaz de cargar con tanto sufrimiento. Él respondió: Muchos me hacen esa pregunta, pero nadie me pregunta cómo cargo con el gozo. Tengo un gozo en mí que ningún extraño puede afectar. El Señor Jesús me buscó y me halló a mí, una pobre oveja perdida en la selva, y me llevó a su redil y jamás me dejará. · Este hombre encontró lo que realmente buscaba. ¿Lo has encontrado tú? ¿Conoces a Jesús como Señor, Salvador, Amigo y Rey? Lo puedes encontrar, pero primero tendrás que dejar de buscar la felicidad en otros lugares. Busca hoy a Cristo, y encontrarás todo lo que realmente buscabas.
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